Un canto para tener un país más humano

La soprano Mayra Francisco (Soledad) durante la dramatización de la pieza "Por ti". Foto: Ramón Jiménez.
La soprano Mayra Francisco (Soledad) durante la dramatización de la pieza «Por ti». Foto: Ramón Jiménez.

Por Ramón Jiménez

Un mensaje de paz, de esperanza y unidad en apoyo de la reinvindicación de los millones de inmigrantes sin documentos que viven en Estados Unidos, pero en particular a los miles de niños que han cruzado la frontera sin sus padres, es el que trajo desde Nueva York el Coro Cántico Nuevo en su presentación este miércoles en Washington, D.C. bajo el tema Manos Indocumentadas.

“Los niños sin sus padres en la frontera han desnudado una vez más la situación de violencia del narcotráfico, del crimen organizado y de las pandillas o maras, tiene su génesis en la injusticia estructural y en algunas medidas y políticas de Estados Unidos”, señaló el reverendo Edgar Palacios, de la Iglesia Bautista Calvary, durante el mensaje de recibimiento de los visitantes.

Encabezados por los tenores Miguel Rivera y Rafael Natera el coro en una de las canciones de su largo repertorio. Foto: Ramón Jiménez.
Encabezados por los tenores Miguel Rivera y Rafael Natera el coro en una de las canciones de su largo repertorio. Foto: Ramón Jiménez.

Y ese fue precisamente el mensaje que el coro ecuménico —integrado por una treintena de cantores de diferentes países latinoamericanos— transmitió en cada una de sus canciones, donde resaltan el maltrato y los bajos salarios que reciben millones de inmigrantes indocumentados, particularmente en el campo de la industria agro-alimenticia y otras áreas.

Según explicó el reverendo Palacios los y las trabajadoras sin documentos migratorios, que generan riqueza con su trabajo y pagan impuestos, quieren salir de la penumbra social con la Reforma Migratoria, a fin de tener un estatus personal con dignidad.

“Por toda esta realidad, la Cantata Manos Indocumentadas es un clamor porque se escuche la voz de Dios, porque haya cambio de actitudes, porque se vea la indocumentación como un problema humano y no como una pieza de ajedrez en el juego político partidarista”, enfatizó Palacios.

“Dios es amor y quiere que nos amemos, para avanzar en una cultura de paz, para que tengamos un país más humano”, puntualizó.

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