Por Natalio Cosoy
Graciela Bahos cuenta que las FARC la obligaron a dejar su tierra cuando su hijo menor no quiso unirse a sus filas, eso después de que muriera otro de sus ocho hijos; «lo mataron los grupos armados», le dijo BBC Mundo.
Bahos, de 72 años, lidera hoy la Asociación de Desplazados del municipio de Anorí y no vive lejos de donde está la finca que debió abandonar.
Lea más sobre Anorí, donde vive Graciela Bahos
Otros desplazados colombianos debieron irse a muchos más kilómetros de sus lugares de origen.

Según cifras del gobierno, los más de 50 años de conflicto que ha vivido Colombia han dejado unos seis millones de desplazados internos. Y alrededor de un 40% de ellos son mujeres, apunta la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

A algunas de ellas fue a retratar la fotógrafa y modelo danesa Helena Christensen, invitada por esa organización al país sudamericano.
«Casi todas las mujeres que fotografié tenían una historia de violencia, abuso sexual, miedo y trauma para contar», dijo.
Pero de sus retratos se desprende sudeseo de desmontar la definición exclusiva de «desplazadas», para mostrar que son más que víctimas. Entre ellas, Maribeth Palacios, Angie, Felisa Amparo Gutiérrez y Soreli Martínez.
MARIBETH

Maribeth Palacios tiene 41 años, vive y trabaja en el barrio Altos de La Florida, en el municipio de Soacha, una suerte de extensión metropolitana de Bogotá hacia el sur. Es madre soltera, tiene cuatro hijos, todos de padres distintos.
«Me dan una razón para vivir», dice.
Maribeth cocina tamales y es profesora de danzas típicas.

«Mi espíritu se libera cuando bailo, estoy en otro mundo», dice Maribeth, quien fuedesplazada del Chocó, un departamento pobre en el norte del país, cuando tenía 7 años.
Hombres armados mataron a su madre y su hermana; ella se fue y jamás volvió.

ANGIE

Angie (no quiso dar su apellido) también vive en Altos de La Florida, a donde se desplazó cuando tenía 6 años, tras ver cómo apuñalaban a un amigo de su hermano.
Su familia, que estaba en Cundinamarca (departamento en el que está Bogotá), decidió huir de los paramilitares.
Tiene 29 años, es madre soltera de dos niños.


Cuenta que se volvió adicta a las drogas, vivió en las calles, fue violada. Luego se acercó a la religión y se volvió una creyente ferviente.
Cree que la música le salvó la vida, así que les enseña a los jóvenes rap y hip hop. Y le gustaría convertirse en maestra.
FELISA

En sus 33 años de vida, Felisa Amparo Gutiérrez fue desplazada cinco veces.
Felisa pertenece al pueblo indígena Makaguan, pero fue obligada a dejar su tierra, que recuerda fecunda, con abundantes frutas y buena pesca. Debió irse junto con otros por amenazas de la guerrilla.
«Ahora no tenemos nada«, dice.

Hace poco más de tres años el gobierno de Colombia estableció la Unidad de Restitución de Tierras (URT) para devolverle sus fincas y hogares a desplazados por la violencia.
De acuerdo con cifras de la URT, un 38% de los desplazamientos fueron causados por la guerrilla, un 35% por paramilitares, un 20% por actores que no han logrado identificar.
SORELI

Soreli Martínez tiene 15 años, también pertenece al pueblo Makaguan y ahora vive en Arauca.
Fue desplazada junto con su comunidad de 15 familias en 2011, por amenazas de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda del país.


Quiere ser enfermera; no quiere casarse. «Muchos en mi comunidad padecen enfermedades», dice, «quiero ayudarlos y tener la libertad de estar a cargo de mi propia vida».
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El 20 de junio es el Día Mundial de los Refugiados, dedicado a llamar la atención acerca de las personas que debieron abandonar forzadamente sus lugares de origen.
Fuente: BBC Mundo