Héctor Silva busca emular a su abuelo Héctor Silva Argüello como alcalde de San Salvador. Foto cortesía.
Por Ramón Jiménez/MLNews
Entrevista con Héctor Silva, candidato a la alcaldía de San Salvador por el partido politico Nuestro Tiempo, quien recientemente estuvo de visita en Washington, D.C. y Nueva York.
Pregunta. ¿Por qué los salvadoreños deberían elegirlo a usted como alcalde de la ciudad más importante de El Salvador bajo la bandera de un partido de reciente formación y sin ninguna experiencia en cargos políticos?
Respuesta. La edad es importante por dos razones: la experiencia y la madurez política. En cuanto a la experiencia: es cierto, no tengo la experiencia convencional que se busca en un reto como este. Sin embargo, mis motivaciones son las correctas; estoy aquí porque creo que la política debe ser una herramienta de servicio, enfocada en servir a los ciudadanos, no al político de turno.
Prefiero tener las motivaciones correctas y no la experiencia de mis adversarios, que negociaron con pandilleros, impulsaron proyectos fracasados como el Mercado Cuscatlán y utilizan recursos públicos para hacer campaña.
P. ¿A su edad, con qué experiencia cuenta usted para hacerse cargo de una ciudad que cada año cuenta con un presupuesto multimillonario y con grandes retos a los que hay que encontrarles solución?
R. El rol del alcalde es un rol de liderazgo importante y el reto se divide en tres pasos: escuchar para entender, analizar para proponer y, por último, ejecutar. Tengo la capacidad de escuchar, ya que he invertido los últimos tres años de mi vida en hacer justamente eso: escuchar a los salvadoreños en todo el país.
He conformado un equipo compuesto en su mayoría por profesionales jóvenes; abogadas, economistas, expertas en gestión de desastres, gestoras culturales, ingenieras agroindustriales, entre otros. Y, por útlimo, tengo el liderazgo para ejecutar las propuestas que desarrollaremos junto a un equipo de expertos.
P. De ser elegido alcalde municipal de San Salvador ¿cuáles serían algunos puntos principales de su plan de trabajo para mejorar la situación de todos los capitalinos?
R. Compartiré tres.
El primero es un sistema municipal anti-corrupción: hay mucha opacidad en la forma en la que se utilizan los fondos públicos en la Alcaldía de San Salvador. Muchos contratos reservados y gastos en publicidad que no son oportunos en este momento. Ante esa realidad, propongo crear un comité independiente, conformado por miembros de la sociedad civil, que verifiquen que no haya conflicto de interés en los contratos adjudicados por la municipalidad. Propongo dar acceso a los medios de comunicación a todos los concejos municipales y establecer una conferencia de prensa después de cada uno de ellos, como un espacio de rendición de cuentas constante.
El segundo consiste en acercar los servicios sociales de la alcaldía a la gente. En 1997, cuando mi abuelo [Héctor Silva Argüello] fue alcalde de San Salvador, se creó un sistema de distritos que permite a los capitalinos hacer sus trámites administrativos en una oficina distrital cercana a su colonia o comunidad. Ahora, tenemos que hacer lo mismo con los servicios sociales. Debemos desconcentrar las funciones del Instituto Municipal de la Juventud, la Secretaría de la Mujer y la Secretaría de la Cultura. La Secretaría de la Mujer, por ejemplo, tiene una unidad de atención a víctimas de violencia doméstica, pero solo hay una sede. Debemos acercar este tipo de servicios a todos los distritos.
El tercero es invertir en un San Salvador menos vulnerable. No podemos hablar de una ciudad moderna y competitiva si aún hay familias que están a una o dos tormentas de perderlo todo. Una de nuestras concejalas, Alejandra Membreños, tiene una maestría en gestión de desastres y un posgrado en ingeniería sísmica. Con su liderazgo, estamos trabajando un plan de preparación que es necesario, considerando que vivimos en las faldas de un volcán y en medio de una cordillera sísmica.
P. ¿De alguna manera considera que ser el nieto de un exalcalde de San Salvador y precandidato presidencial que tenía su mismo nombre, le dará un espaldarazo a sus aspiraciones para ser elegido como jefe edilicio de la capital?
R. Definitivamente. Creo que sí me da un espaldarazo. Y creo que es precisamente porque mi abuelo hizo proyectos que en su momento fueron muy innovadores y que fueron muy oportunos para el desarrollo de la capital. Sin embargo, yo creo que su buen nombre y la buena imagen que la gente tiene de él, no solo tienen que ver con los proyectos específicos que él desarrolló en su momento como alcalde, sino que tiene que ver con la forma de hacer política. Mi abuelo es recordado por ser un hombre transparente, conciliador y valiente. Entonces, el reto que yo tengo es obviamente las propuestas y los proyectos que él hizo en su momento. Ahora están —se podría decir— desfasados, porque las necesidades son otras, porque tenemos más herramientas para responder a nuevos problemas, pero lo que no debe de cambiar es la forma de hacer política. Yo veo a mi abuelo como una forma de inspiración para seguir haciendo política —desde un punto de vista— de una forma conciliadora, pero también sobre todo desde la transparencia. Si yo sigo ese camino, lo cual haré, lo cual estoy haciendo, estoy seguro que el espaldarazo será aún mayor, porque lo realmente importante es la forma de hacer política. Eso es algo que no debe cambiar.
P. ¿Cuáles considera usted que han sido las grandes fallas de los últimos gobiernos municipales de San Salvador bajo los gobiernos de ARENA y del FMLN, y que haría usted para mejorarlas?
R. Empezando por lo negativo, creo que una de las grandes fallas —y la gran falla—, ha sido que los últimos alcaldes [Nayib Bukele Ortez y Ernesto Muyshondt García Prieto] han utilizado la alcaldía para lucirse ellos, cuando la alcaldía debería ser utilizada para lucir a San Salvador, a la ciudad. La política es una herramienta de servicio público para las personas. Nosotros no podemos utilizar la alcaldía. Se supone servir a los capitalinos para servirnos nosotros mismos como politicos. ¿A qué me refiero con esto? Me refiero a utilizar fondos de la alcaldía para pintar los camiones cisterna o los camiones de la basura, ya sea con los colores del partido político o en el caso del actual alcalde con su nombre. El actual alcalde le pone su nombre absolutamente a todo con fondos de la alcaldía; desde un camion cisterna a los botes de alcohol y gel que estaban entregando durante la pandemia. Creo que este culto a la personalidad debe ser sustituido por una cultura realmente de servicio público. También creo que ha habido muchísima oscuridad en la forma que se han adjudicado algunos contratos y licitaciones. Han habido muchísimos indicios de corrupción en las alcaldías de ambos partidos, contratos reservados, datos elevados en publicidad, y esas son cosas que tenemos que cambiar. Creo que también han habido cosas buenas. La alcaldía ha fortalecido —no solo la gestión del actual alcalde sino incluso en la gestión del presidente Bukele—, los servicios sociales de la alcaldía, fortalecieron la Secretaría de la Mujer, la Secretaría de la Cultura, el Instituto Municipal de la Juventud. Lo que tenemos que hacer para mejorar ese servicio es acercarnos a la gente. Una cosa muy buena por ejemplo la Secretaria de la Mujer tiene una unidad en función para los fines de violencia doméstica, pero solo está en un distrito. Nosotros podemos acercar ese servicio —con lo que se ha invertido— a otros distritos bajo una estructura distrital que creó mi abuelo y que ya funciona, podemos acercarnos con más servicios a la población. Eso es bueno.
P. ¿Hay más cosas positivas que pueda mencionar que ambos partidos hicieron o siguen haciendo para mejorar las condiciones de vida de los residentes de la capital?
R. Enfocándonos en lo positivo, en ese sentido sí hay que reconocer que se ha hecho un esfuerzo. Aunque a veces el endeudamiento ha sido demasiado grande y han habido en la Secretaria de Cultura, por ejemplo, en el gobierno del presidente Bukele hubo un caso muy conocido de corrupción cuya protagonista fue la secretaria de Cultura. Aunque han sucedido todas esas situaciones, hay que reconocer que ha habido una inversión importante en los servicios sociales de la alcaldía; y eso es lo que tenemos que seguir haciendo. Tenemos que seguir invirtiendo en los servicios sociales de la alcaldía, pero hay que acercarnos más a la gente a través del sistema de distritos.
P. ¿Considera que la actual crisis político-social ocasionada por el no pago del FODES (Fondo para el Desarrollo Económico y Social) a las 262 alcaldías del país por el gobierno del presidente Nayib Bukele, es una estrategia electoral del presidente o en realidad no existen recursos en las arcas del gobierno central?
R. En primer lugar tenemos que dejar claro algo. El pago del FODES no es una opción, no es un punto de negociación. El gobierno de Nayib Bukele —como cualquier otro gobierno de la república— está obligado por ley a pagar el FODES. No pagar el FODES es, una vez más, un irrespeto sistemático de parte del gobierno de Bukele a la ley. Ellos lo están tratando como que es un punto que se puede negociar, pero la ley no es negociable. Justamente por eso es ley. Lo están haciendo como estrategia electoral. Creo que es una estrategia electoral. Es una muestra de poder. Es un problema con este gobierno. Este gobierno está dispuesto a dejar a miles de personas sin comer, porque hay miles de empleados de alcaldías que llevan cinco meses sin recibir ningún tipo de sustento. El gobierno está dispuesto a que esta gente siga pasando hambre siempre y cuando eso le permita demostrar su poderío. Yo no me atrevería a decir que no existen recursos en las arcas del gobierno central, porque si no existieran recursos en las arcas del gobierno central la publicidad ya hubiese parado, no hubiesen entregado un nuevo noticiero, no hubiesen comprado cámaras, ni equipo para todo ese noticiero, no hubiesen entregado un nuevo periódico. Yo me pregunto ¿cómo es que hay dinero para publicidad, para cuñas de radio, para spots de television, para pagar a presentadores de television, para hacer un periódico?
Hay dinero para todo eso, pero no hay dinero para pagar el FODES; alcaldías que llevan cinco meses por recibir fondos. Algunos podrán decir el FODES no es para pagar salarios. Podemos y debemos tener una discusión mucho más profunda sobre la forma que se utiliza el FODES en el país. Sin embargo, tenemos que darnos cuenta que estamos viviendo momentos difíciles y críticos en el país. Y dejar sin sustento a las personas que están trabajando en estas alcaldías por cinco meses, no es solo illegal sino inhumano.
P. Tengo entendido que las actividades comerciales del centro histórico de San Salvador todavía son dominadas por grupos pandilleros bien organizados. ¿Que haría usted como alcalde para afrontar ese tema?
R. Esa es una realidad. El rol que juegan las pandillas como un actor de poder en El Salvador es una realidad y es algo que no podemos ignorar. Sin embargo, cualquier solución que nosotros tomemos o cualquier propuesta que tengamos, tiene que ser de frente, no puede ser a espaldas de la gente. Es bien conocido que el actual alcalde de San Salvador se sentó a negociar con pandilleros; incluso hay una foto de él con un fajo de billetes en una mesa en frente de los pandilleros. Sabemos que eso sucedió. También sabemos que otro de mis adversarios, el actual ministro de Gobernación [Mario Durán] se reunió con pandilleros. En este caso, eso está comprobado que los pandilleros con los que él se reunió eran sicarios de la pandilla. Se reunió con sicarios a sueldo el ministro Mario Durán. Pero todas estas cosas las hicieron ellos a espaldas de la gente. Y eso es lo grave, que uno no puede decir que pone a la gente primero; uno no puede decir que está enfocado en el bienestar público si uno está actuando al margen de la ley, al margen del conocimiento de la gente. Cualquier solución a la que se pueda llegar tiene que ser de cara a la gente. Yo creo que la alcaldía tiene un rol sumamente importante en el trabajo de prevención. La alcaldía por ley, por naturaleza, el gobierno local es el que tiene las relaciones más cercanas con la gente. Y el hecho de tener una relación cercana y constante, permite generar confianza entre las comunidades y la alcaldía, si se hace de la forma correcta, de forma transparente. Entonces lo que debemos hacer es aprovechar esa cercanía, aprovechar esa confianza que se pueda crear para hacer un trabajo de prevención realmente integral, no solo en el centro histórico de San Salvador, sino en todas las comunidades de San Salvador que históricamente han enfrentado problemas con la delincuencia. Tenemos que invertir en esas comunidades, tenemos que aprovechar la cercanía, cultivar la confianza y trabajar en conjunto con las comunidades para afrontar este tema.
P. Tanto el gobierno como los seguidores de los partidos Nuevas Ideas y GANA aseguran que todavía cuentan con el 97 por ciento de apoyo de los salvadoreños, que votarían en las elecciones de febrero de 2021 ¿cuál es su opinión?
R. Creo que las últimas encuestas han demostrado que ese número ya es demasiado elevado. El presidente y su partido siguen siendo sumamente populares. Sin embargo, un número de 97 por ciento es irrealista. Esos números han bajado muchísimo, debido a las docenas de casos de corrupción que hemos visto en el contexto de la pandemia, debido al mal manejo social y económico de la pandemia y debido a los constantes exabruptos del presidente Bukele, cuyo liderazgo se basa en el odio y la confrontación, cuando lo que el país necesita en este momento es liderazgo y consenso. Creo que en ese sentido los números no son lo que se indican en estos momentos. Pero el presidente y su partido siguen —no podemos ignorar— siendo sumamente populares. Sin embargo, la popularidad no es en ningún momento garantía de una buena gestión. [El expresidente] Mauricio Funes era un político sumamente popular; [el expresidente] Antonio Saca también era sumamente popular, y miren donde están ahora esas personas [Saca en la cárcel y Funes asilado en Nicaragua]. La popularidad no garantiza una buena gestión. Aunque no podemos ignorar lo que dicen las encuestas. Yo prefiero enfocarme en otros números. Es cierto, las encuestas les siguen dando muchas oportunidades a nuestros adversarios. Pero si le preguntamos a la mayoría de la gente en El Salvador, que si ellos se sienten económicamente estables, la mayoría todavía va decir que no; que si se sienten seguros, la mayoría va decir que no. Es que hay muchísimas preguntas en las que las respuestas nos demuestran que todavía tenemos muchísimos retos, y tenemos mucho trabajo por hacer. Estos son los números en los que yo estoy enfocado en estos momentos. En buscar a esas personas, en entender sus problemas, y al entender sus problemas, entender las soluciones que nosotros podemos plantear. Y sabemos que si planteamos las soluciones correctas y sabemos comunicarnos efectivamente, eso se va a traducir muy pronto en las encuestas.
P. Hace unos dos años Washington, D.C. y San Salvador firmaron un convenio de Hermanamiento, para estrechar los lazos de amistad y de cooperación entre las dos ciudades ¿De qué forma usted continuaría con ese convenio?
R. Es sumamente positivo que Washington y San Salvador tengan este convenio, no solo por los lazos que unen a las ciudades sino también por el lazo mas importante que es nuestra gente. Es bien sabido que el área metropolitana de Washington es una de las áreas que concentra mayor cantidad de salvadoreños en Estados Unidos. Creo que es un convenio oportuno, porque obviamente nos permite fortalecer lazos, no solo de amistad y de cooperación, pero lazos económicos, cultuales, sociales, y creo que eso es sumamente importante. A mi me gustaría continuar con este convenio de Hermanamiento, de una forma que realmente nos permita enfocar los resultados del convenio en la gente que nos permitan hacer intercambios culturales. Creo que una de las cosas más importantes en estos convenios es que se abran puertas para los jóvenes. Nosotros tenemos que darle a los jóvenes oportunidades, para que vean el mundo desde una perspectiva diferente. Creo que cuando un joven sale de su país por primera vez, se le abren las puertas a un mundo completamente diferente. Nos permite abrir las puertas de manera diferente. Es bien sabido que Washington es una ciudad sumamente progresista, avanzada, con grandes oportunidades culturales, económicas, tecnológicas; y creo que podemos abrir las puertas a más jóvenes salvadoreños a este tipo de oportunidades. Así mismo, San Salvador tiene mucho que ofrecer, en cuanto a aspectos culturales y también en la posibilidad y en la medida en la que los salvadoreños jóvenes en Washington, puedan tener ventanas a las raíces de su cultura. Estaremos haciendo una contribución importante. Esperaría poder formar y continuar un convenio que esté enfocado en la gente, enfocado en los jóvenes, y que esté enfocado en compartir las oportunidades que ambas ciudades puedan ofrecer.