Por Roland Roebuck
Durante mi larga estadía en Washington DC, la mayoría de los salvadoreños me han compartido con cierto nivel de orgullo racial el hecho de que en su país «no hay negros».
Durante mi reciente visita a El Salvador, tuve la grata oportunidad de verificar las declaraciones de estos «chelitos» [blanquitos] los cuales estaban bastante equivocados, basado en las caras afro que allí vi.
Fui invitado a participar en la segunda celebración de el Día de la Afrodescendencia Salvadoreña, la cual se llevó a cabo en la ciudad de Zacatecoluca. El único pueblo de El Salvador con una estatua de un africano en la plaza central. Este evento fue organizado por un afroamericano: Mr. Hugo Miller, residente de Florida, que con la participación de varias entidades claves como la Embajada de El Salvador en Washington, la Embajada de Estados Unidos en El Salvador. Agencias del Gobierno salvadoreño, la Universidad Nacional, activistas, pudieron organizar este segundo evento. Se dieron discursos y hubo un despliegue cultural de bailes típicos de la región. Por la tarde se llevaron a cabo una serie de foros discutiendo varios aspectos de la africanidad.
Para mi fue muy interesante ver como estos salvadoreños reclamaban su africanidad con un alto nivel de orgullo. Los delegados afros de los Estados Unidos nos comprometimos en ayudarlos en esa trayectoria de reconocer a sus antepasados afros. Tenía mucha curiosidad respecto a la razón por la cual una región de El Salvador se llama El Congo. Visitamos ese pueblo y allí un representante de la Casa Cultural nos compartió una larga explicación. Basado en el aprecio y respecto que esa comunidad le tenía a un africano del Congo [África central], que vivía entre ellos en la década de 1920′, y que era un invidividuo siempre dispuesto en ayudar a su comunidad, el pueblo en el departamento de Santa Ana se autonombra El Congo, en su honor.
Noté con gran interés los rasgos africanos en la fisonomía y la textura del pelo de muchos residentes, el sistema educativo hasta el presente no ha desarrollado un currículum afrocéntrico para educar a sus estudiantes respecto a la presencia afro en su país. Quizás con el tiempo y a través de intercambios con varias universidades afro, tales como Howard [en Washington, D.C.] quizás se pueda desarrollar unos currículos que detalle esta vital etnia en la historia de El Salvador.
Los organizadores nos mantendremos en contacto para empezar a coordinar la próxima celebración y se espera que el número de delegados de los Estados Unidos y de África puedan asistir a la próxima. Es de vital importancia que este esfuerzo continue, ya que el pueblo salvadoreño que emigra, muchas veces convive con otros miembros de la comunidad Afrodescendiente y estos conocimientos de la presencia afro en su país puede tener cierto nivel de influencia en mejorar la coexistencia de salvadoreños y afrodescendientes.
Se que a los «chelitos» este hecho de reconocer la presencia afro en su país no es de mucho agrado, pero para nosotros fue una excelente experiencia, la cual nos motiva a seguir la lucha de incluir al africano dentro del cuadro Nacional de El Salvador.