América Latina demoró 25 años para recuperarse de crisis de la deuda,

Así lo dio a conocer una funcionaria de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
 
América Latina y el Caribe tardó 25 años para recuperar los niveles sociales previos a la crisis de la deuda de los años 80 y 14 años para recuperar el producto interno bruto (PIB per cápita), dijo hoy Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Al inaugurar en Ciudad México la conferencia por el 30 aniversario de la deuda externa en la región, señaló que «esa crisis de la deuda latinoamericana marcó un punto de inflexión para la región, cuyas consecuencias fueron inclusive más graves y de mayor alcance para América Latina y el Caribe que las derivadas de la reciente crisis financiera global».
La cita fue organizada por la CEPAL, la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ, por sus siglas en alemán) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Bárcena añadió que durante la década de los 80 el crecimiento del producto interno bruto (PIB) fue muy variable, alcanzando en promedio 1,7% anual, mientras que los salarios reales cayeron 34% entre 1980 y 1990. Durante los 90 el crecimiento tendió a recuperarse y llegó en promedio a 3,1% anual.
Como resultado de este magro desempeño económico, que incluyó también un aumento del desempleo, la incidencia de la pobreza se elevó considerablemente en los primeros años.
«Las consecuencias de la crisis también implicaron en varios casos una modificación muy profunda de las estrategias de desarrollo, del rol que debieran jugar el Estado y los actores privados en la economía y la protección social», declaró Bárcena.
Sostuvo que «se requiere una visión más amplia de la estabilidad macroeconómica, cuyos objetivos no se limiten a la reducción de la inflación y el equilibrio de las finanzas públicas, sino que se extiendan a la esfera real de la producción, incluidas la magnitud y la estabilidad del ritmo de crecimiento de la economía y el empleo».
En su opinión, de esa manera la política macroeconómica debe incluir objetivos de mejora de la distribución del ingreso y de cambio estructural, estabilidad real y estabilidad nominal deben retroalimentarse de manera positiva.
Destacó que «es el momento de repensar el desarrollo, de plantearnos una agenda de futuro, cuyo pilar sea una nueva arquitectura estatal que se oriente hacia un cambio estructural virtuoso para la mayor igualdad con base en la titularidad de derechos a los ciudadanos».
A su juicio, es ahora cuando se puede poner los cimientos para crear más productividad por la vía de la industrialización con innovación y el empleo con derechos plenos para el desarrollo sostenible.
En la conferencia participaron reconocidos académicos de la región y profesionales que enfrentaron esta crisis desde sus respectivos gobiernos.
También intervinieron Enrique Iglesias, secretario iberoamericano; Enrique García, presidente ejecutivo de la CAF; Verónica Villarespe, directora del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y Jan Peter Schemmel, director de GIZ en México.
Iglesias indicó que se deben tomar en cuenta varios pilares para analizar el tema de la crisis: el sistema económico internacional, los niveles de contagio dada la gran expansión de las finanzas mundiales, la sicología donde encontramos corrientes optimistas y pesimistas y el rol del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Por su parte, García señaló que América Latina tuvo que reconocer que el problema no era de liquidez, sino de solvencia. «Aprendimos la lección en una forma bastante dura», dijo.
Agregó que la región «aún no sale de la trampa», y que si se quiere resolver el problema será necesario crecer a 6%, además de fortalecer las instituciones, crear infraestructura y fomentar una transformación productiva.
Villarespe precisó que el problema de la deuda fue un pretexto para la introducción de nuevas políticas que permitieron concentrar aún más el ingreso en la región y, a 30 años de la crisis, llamó a recuperar las enseñanzas que dejó para cada uno de los países.
Jan Peter Shemmel, de GIZ, reconoció que hacer una sesión de análisis de la deuda en América Latina es muy relevante a la luz de lo que ocurre ahora en Europa. «Europa sí puede aprender de América Latina», señaló el funcionario alemán.
Fuente: XINHUA/ARGENPRESS.Info
 
 

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