"Ataque a Siria. E.UU. y sus aliados, brotes de paroxismo y lejos de la Paz"

Por Juan Francisco Coloane
El objetivo del ataque es apuntar al primer blanco que significa destruir el centro estratégico del alto comando Sirio que es el espacio del Presidente Assad y su entorno y erradicar la capacidad de reacción.
El impacto local y global facilitaría la operación siguiente: La entrada de una fuerza de combate. No se descarta que la operación se efectúe con el pretexto de proteger la misión de inspección de la ONU. En efecto, la misión de la ONU es probable que maneje varias opciones y lleve ese doble objetivo de investigar el uso de armas químicas y entregar el pie de apoyo multilateral para la intervención militar.
La inmovilidad del Consejo de Seguridad de la ONU ante la anunciada intervención militar es preocupante. La actual presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU la tiene Argentina, que no asegura neutralidad por la pérdida de popularidad de la presidenta Sra. Cristina Fernández. Una gestión de Argentina en la presidencia del Consejo que resulte mínimamente a favor de Siria, generaría más clima anti gobiernista.
Si efectivamente el gobierno de Barack Obama hubiera estado interesado en los DDHH en Siria, habría tenido la voluntad política de negociar anticipadamente con sus aliados y con Rusia un acuerdo de detener el conflicto y evitar lo que hoy día aparece inminente: un bombardeo con el sólo objetivo de derrocar un gobierno. Dos años seis meses de un conflicto que puede acabar de la forma en que siempre se pensó: Con un bombardeo; que tomó más de 100.000 víctimas fatales y demoró 30 meses llevarlo a cabo.
Independiente del resultado de la operación, el vencedor político y militar ha sido el gobierno Sirio. Los grandes derrotados de ocurrir el bombardeo son la Alianza Occidental con la Liga Árabe e Israel y Naciones Unidas por permitir tal desenlace. Todo era evitable por cierto si se hubiera aplicado precisamente un respeto genuino por los Derechos Humanos por parte de los países obstinados en derrocar un gobierno.
Resulta entre sorprendente y contradictorio escuchar a jefes de estado como Obama, Cameron y Holland y algunos de sus funcionarios, hablar de derechos humanos violados por el gobierno sirio y su ejército en una guerra donde ellos han contribuido a inyectar terrorismo hasta que se convirtió en protagonista. Cada vez que arengaron que Bashar al Assad debía renunciar, en el fuero interno lo deseaban liquidar y lo hicieron para instigar más violencia.
Treinta meses ha durado la aberración del lado que no quiere negociar y solo persigue derrocar en un propósito convertido en obsesión. Existe una falla de estatura de estadista en estos líderes, sobre todo cuando argumentan que el conflicto, “es ahora un tema de luchas sectarias complejas en las cuáles es difícil incidir e intervenir”.
Por qué no se hizo el mismo raciocinio 15 meses, 10 meses antes. Ahora se dieron cuenta. Por qué el mal cálculo de que no podrían derrocar un gobierno con el método elegido. Por qué ahora el único método es el bombardeo por la implantación de una falsa evidencia. No son preguntas. Son afirmaciones.
Al haber estado recientemente en Damasco, pude tener una visión cercana a toda esa zona periférica del noreste y al suroeste de la gran ciudad donde se ha combatido y que consiste en la gran batalla por la capital.
Puedo confirmar lo que señala el periodista Timothy Bancroft- Hinchey. “En una zona en la que el ejército árabe sirio (gobierno) ha estado haciendo constantes avances y donde las fuerzas de oposición terrorista han sido duramente golpeadas, no tiene sentido para las fuerzas del gobierno utilizar gas nervioso, y no tiene ningún sentido usarlo contra gran número de civiles, incluidos niños, que parece constituyen la mayoría de las víctimas”. (Siria: El falso y predecible ataque con armas químicas. (21 de Agosto 2013. Traducción de Pravda).
Si la OTAN liderada por Estados Unidos ataca unilateralmente con un puñado de aliados a Siria como en Kosovo y el Consejo de Seguridad de la ONU no actúa en propiedad, Siria con sus aliados pueden replicar. El artículo 51 de la Carta de la ONU es claro. Se respetaba durante el período de la bipolaridad y guerra fría, Estados Unidos y la Alianza Transatlántica la han violado permanentemente desde Irak 2003.
Es la bola de fuego que anunciaba el canciller Iraní. Si ese es el propósito de atacar a Siria para derrocar a Bashar al Assad, la bola de fuego no le conviene a Estados Unidos y a sus aliados.
La nueva situación en Egipto con un gobierno militar de transición, orientado a la secularidad y combatir el terrorismo Takfkirista que porta la ideología de al-Qaeda,está estrechamente ligada a la lucha de Siria para mantener su independencia y el pluralismo cultural.
De suceder el ataque, la Alianza Transatlántica se quedará cada vez más aislada de la política exterior moderna que no está por la supremacía total y se estacionará lejos de la Carta de Naciones Unidas.
El senador republicano John McCain señaló a los medios el viernes pasado que “dejar pasar esto”, por el uso de armas químicas supuestamente del gobierno Sirio, “es entregarle un cheque en blanco a cualquier otro dictador para usar armas químicas”. Es grotesco que un ex militar que contribuyó a masacres en Vietnam como MCain, y que es miembro de una corriente republicana neofascista que invadió América Latina, Asia y África con dictaduras y crímenes en el pasado siglo, se pronuncie en esos términos.
Le planteo el tema al revés a este senador que proponía bombardear Siria desde el año pasado y que es partidario de bombardear Irán desde hace más de una década.
Si Estados Unidos ataca a Siria y logra el objetivo de asesinar al presidente Bashar al Assad, se estaría imponiendo el argumento que con el uso de terrorismo y mercenarios protegidos políticamente,  se puede derrocar a gobiernos que se oponen o no forman parte de la Alianza Transatlántica.
Lo que llega al límite del paroxismo, es la propuesta de John McCain, Laurent Fabius el canciller francés, así como del primer ministro Cameron, para bombardear Siria sin la aprobación del Consejo de Seguridad, debido a un supuesto ataque con armas químicas del ejército Sirio, no comprobado. El argumento de las armas químicas cada vez está más desacreditado y no ha servido. Entonces hay que operar unilateralmente.
La desprolijidad de los videos (mostrando víctimas) que se subieron a Internet fuera de Siria el día anterior al supuesto ataque, ha sido el sello de la operación organizada para derrocar al gobierno. La desprolijidad ha sido deliberada porque lo que interesa es el objetivo. “Cuando se comió la salchicha no interesa cómo ha sido fabricada”, es una frase que ilustró operaciones propias de la época de Ronald Reagan.
Barack Obama parece emular a Reagan. Al revisar su política exterior, se observa un Obama funcionando con la dualidad de cualquier presidente aplicando la doctrina de la supremacía: Discurso idealista y práctica realista.
 
 

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