Por Isaac Cohen*
En las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, en Washington la semana pasada, no hubo celebración por el auge económico global que comenzó en la segunda mitad de 2016. Como lo indicó el Panorama Económico Mundial, la publicación estelar del Fondo, la proyección es que el crecimiento global llegará a 3.9 por ciento tanto en 2018 como en 2019, una revisión hacia arriba de la última proyección de octubre pasado. El impulso proviene principalmente de la aceleración de la producción en la zona del euro, Japón, Estados Unidos y China, la cual genera recuperación entre los exportadores de materias primas, contribuyendo así al mejor desempeño de las economías emergentes y en desarrollo.
Ese vigoroso crecimiento no se veía desde 2010. Sin embargo, como lo señaló el Consejero Económico y Director de Investigación del Fondo Maurice Obstfeld, “hay riesgos notables en el panorama.” La política monetaria puede ser apretada pronto, especialmente en Estados Unidos, debido a la adopción de una política fiscal expansiva con casi pleno empleo. En un contexto de históricamente elevados niveles de endeudamiento, el alza en la tasa de interés disminuirá los flujos de capital y causará tensión en el servicio de la deuda. El otro riesgo ya está aquí, aunque todavía no con toda su intensidad, ante la escalada de restricciones y represalias comerciales.
Estos fueron los riesgos que disminuyeron el entusiasmo, en las reuniones de primavera, por celebrar el auge del crecimiento económico global.
*Analista y consultor internacional, ex-Director de la Oficina de la CEPAL en Washington. Comentarista de economía y finanzas de CNN en Español TV y radio, UNIVISION, TELEMUNDO y otros medios.
