En Brasil, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva se entregó a la policía y comenzó a cumplir una sentencia de 12 años de cárcel por una polémica condena por corrupción.
Su rendición se produjo tras una resistencia de dos días, en la que pasó la noche en la sede de Sao Paulo del sindicato de trabajadores metalúrgicos, para evitar ir a la cárcel.
El encarcelamiento de Lula se produce después de que el Tribunal Supremo brasileño rechazara el recurso presentado por Lula para permanecer fuera de prisión mientras apelaba su condena. Esto lo descalifica efectivamente para las elecciones presidenciales de Brasil, que tendrán lugar a fines de este año y para las que Lula era el candidato favorito.
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