Por Libardo Gómez Sánchez (MOIR)
Hechos recientes permiten afirmar que la mentira se ha convertido en una de las herramientas privilegiadas por los funcionarios de alto rango de este gobierno para engañar y birlar justos reclamos de diferentes comunidades.
Por supuesto que esta manía no tiene nada que ver con la famosa fábula atribuida a Esopo del Pastorcito mentiroso, el que continuamente gritaba: ”viene el Lobo” sin que fuera cierto y cuando en verdad el felino atacó sus ovejas nadie acudió a socorrerlo creyendo que se trataba de una nueva mentira.
Aquí la mentira es a la inversa todo el tiempo, el gobierno asegura que todo está bien para todos y mejorando, que su política de libre comercio traerá prosperidad, a pesar que la realidad muestra todo lo contrario, solo a unos pocos les va de maravilla mientras a la mayoría le crecen las angustias y las privaciones.
Para corroborar nuestra afirmación recordemos algunos hechos: El pasado 30 de noviembre del 2011 en la localidad antioqueña de Caucasia se realizó una multitudinaria concentración de mineros nacionales tradicionales, a la que llegaron funcionarios del gobierno de Santos entre ellos el viceministro de Minas quienes firmaron un acuerdo en el que se comprometían a suspender durante seis meses operativos policiales, mientras se adelantaba una mesa de concertación en la que se avanzara en la preparación de una normatividad que permitiera legislar para esta forma de minería no monopolista pero distinta a la minería artesanal, en las mesas desconocieron el acuerdo y Santos salió a vociferar que los meterá presos a todos y les destruirá sus equipos para allanarle el camino a las multinacionales mineras.
Otra situación similar se presentó recientemente en el Huila en donde luego de un paro organizado por las comunidades del centro y occidente del departamento al que confluyeron diversas organizaciones sociales, en particular ASOQUIMBO, en razón a que se juntaron al menos tres circunstancias que afectan sus vidas: la destrucción de la malla vial del departamento del Huila, la exploración petrolera en zona del páramo de Miraflores en donde nacen varias fuentes de agua vitales para la región y la construcción de la Represa del Quimbo sobre el río Magdalena.
En medio de una aguda polémica con la comunidad por los abusos que la multinacional EMGESA ha realizado contra los moradores de la zona, en contubernio con las autoridades nacionales, en especial el Ministerio del Ambiente el cual le concedió licencia pasando por encima de la voluntad de las comunidades y violando múltiples condiciones y requisitos que requiere el permiso para una obra de la magnitud de esta hidroeléctrica.
Y por tanto de los impactos que ocasiona su construcción; pues bien, el gobierno que se había comprometido a asistir a unas mesas temáticas y principalmente a convocar una Audiencia Ambiental, incumplió su palabra y ahora colocó un piquete de policías en la rivera del rio para desalojar violentamente a los pescadores, volqueteros, jornaleros, mineros y agricultores que viven del río.
Ahora el gobierno alardea con las normas expedidas para restituir tierras, pero el senador Robledo demostró que en lo corrido del gobierno tan solo se han entregado 2.100 predios, cifra ridícula frente a más de 350.000 familias arrojadas de sus predios, que dejan al descubierto la burla de que son objeto los desplazados. En muchos otros temas podría confirmarse la estrategia de la falsedad.
De proseguir esta lamentable táctica gubernamental de mentirles a las gentes de bien para avanzar en sus torvos propósitos, la paciencia agotada desembocará en el reclamo airado de los engañados.