Tribunal de apelaciones devuelve el litigio del oleoducto de la Línea 5 a la jurisdicción estatal
WASHINGTON – El Tribunal de Apelaciones del Sexto Circuito de EE. UU., devolvió el caso Nessel v. Enbridge a los tribunales de Michigan, sin embargo, dejó en funcionamiento el peligroso y viejo oleoducto de la Línea 5 poniendo en riesgo el agua, la salud pública de las personas y la vida silvestre en toda la región de los Grandes Lagos que podría enfrentar uno de los desastres ambientales más graves en la historia de Estados Unidos.
«El Tribunal de Apelaciones del Sexto Circuito, devolvió legítimamente este caso a los tribunales estatales donde debería haber permanecido. Lo que el tribunal no puede hacer, es devolverles a las personas de Michigan y a los Grandes Lagos, el tiempo que este caso ha durado. Cada día que pasa, la Línea 5 es una bomba de tiempo para los lagos de agua dulce más grandes del mundo, así como para las personas, la vida silvestre y la forma de vida que depende de ellos», dijo Beth Wallace, directora de clima y energía de los Grandes Lagos de National Wildlife Federation. «El litigio en curso que involucra a Enbridge no puede cambiar un hecho que es fundamental. Hay que cerrar la Línea 5 antes que ocurra otro grave accidente y cambie este lugar que es irremplazable. Agradecemos a la Fiscal General Dana Nessel, por su continuo liderazgo para proteger nuestro derecho al agua limpia».
La Línea 5 es un oleoducto de 1,038 kilómetros, operado por el gigante petrolero canadiense Enbridge Energy. Transporta diariamente hasta 23 millones de galones de petróleo crudo y gas natural líquido, desde el oeste, hasta el este de Canadá. El oleoducto transporta petróleo que se entrega en su mayoría a usuarios en Canadá. Atraviesa Wisconsin y Michigan, cruza cientos de aguas interconectadas e invade los territorios de la comunidad indígena Bay Mills en Michigan y de la tribu nativa americana Bad River Band del lago Superior Chippewa en Wisconsin, que están reservados por el tratado de naciones tribales. La Línea 5 pone en peligro directamente a los Grandes Lagos que contienen el 84 por ciento del agua dulce superficial de América del Norte y proporcionan agua potable a 40 millones de personas.
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