Donde la riqueza cultural latina vibra

El pintor Francisco Rodríguez (al micrófono) junto al poeta Vladimir Monge del colectivo Para Eso la Palabra. Foto Ramón Jiménez.

Por Ramón Jiménez

En un espacio abierto para la poesía, la música y las artes visuales se convirtió la Peña Cultural en su décima edición, que un viernes de cada mes tiene lugar en el Consulado General de El Salvador en Silver Spring, Maryland.

En esta ocasión el turno fue para el poeta Raúl Palacios, quien llegó desde Los Angeles, California para presenter su libro “El salmón y yo” y para el pintor y poeta Francisco Rodríguez.

Palacios, originario de la ciudad de Usulután, en el oriente salvadoreño, no solamente leyó algunos de sus poemas sino que también declamó con estilo dramático una poesía que memorizó desde que era un niño.

“En treinta y nueve años de casado mi señora no me conocía esa faceta de escritor; este libro me ha dado la oportunidad de darme a conocer”, reseñó el autor, quien este domingo 2 de septiembre se presentará en la Casa Rutilio Grande, en Adelphi, Maryland.

Al igual que Palacios también Rodríguez quiso ser pintor desde que era pequeño, pero sus condiciones económicas no se lo permitieron.

“Desde que era chico quise pero no podía”, dijo Rodríguez. “Pinto porque me gusta”, agregó el pintor quien es originario de Sitio del Niño, San Juan Opico, departamento de La Libertad, al noroeste de la capital salvadoreña.

Reconoció Rodríguez que cada cuadro que pinta lleva encerrado un mensaje o una crítica solapada a través del pincel, mientras señalaba un cuadro que es una crítica a la deforestación; otra pintura demuestra un estado de opresión a los sentimientos o un autoretrato que representa un momento de soledad.

En la Peña Cultural hay espacio para poetas de todos los países latinos. Este viernes se presentaron la dominicana Sofía Estévez y la mexicana Rosario Hernández.

Antes de la presentación de las personas invitadas, la directora de la Casa de la Cultura El Salvador, Jeanette Noltenius, en serio y en broma narró por medio del poema “La teta morada”, un accidente que tuvo recientemente cuando visitaba su país, que la tuvo varios días interna en un hospital y cuya atención dejó mucho que desear.

“Fue una mala experiencia, a Dios gracias estoy viva”, dijo. “La mala hierva nunca muere”, agregó en son de broma.

El evento cultural es auspiciado por el Consulado General salvadoreño, el colectivo Alta Hora de la Noche y la Casa de la Cultura El Salvador.

El poeta Raúl Palacios declama. Foto Ramón Jiménez.
La mano de la opresión. Foto Ramón Jiménez.
Momento de soledad del pintor. Foto Ramón Jiménez.
Un pastel para los cumpleañeros del mes. A la derecha Jeanette Noltenius. Foto Ramón Jiménez.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos Relacionados

  • Reescribiendo la historia

  • Momia en el clóset: Evita’s Return, nueva producción en Teatro GALA

  • Galería de sueños en Baltimore