Lic.Victor Ramos Loayza, destacado profesor en Quinua,Ayacucho. Foto cortesía.
«Creció en un contexto atravesado por la violencia política y el desplazamiento interno en Perú».
Por Jorge Yeshayahu Gonzales-Lara
Este artículo presenta la trayectoria de vida del educador ayacuchano Licenciado Víctor Ramos Loayza, cuya historia personal y profesional ofrece una lectura sociológica sobre la educación rural, la resiliencia y el liderazgo comunitario en el Perú contemporáneo. Nacido en el distrito de Quinua, Ayacucho, en 1979, Ramos Loayza,creció en un contexto atravesado por la violencia política y el desplazamiento interno. Su vida sintetiza el tránsito de la exclusión a la acción social mediante la educación, el deporte y la pedagogía de la esperanza.
Particularmente, se destaca su papel como profesor de educación física del niño James Thiago Chero Rojas, de 10 años de edad, estudiante del cuarto grado en la Institución Educativa “Libertad de América”, apadrinado por Jorge Yeshayahu Gonzales-Lara, en un ejemplo de vínculo transnacional entre educación, solidaridad y comunidad.

1. La educación como resistencia
En las zonas rurales del Perú, la figura del maestro trasciende la enseñanza formal. Es guía moral, mediador social y actor de cambio. La biografía de Víctor Ramos Loayza, docente ayacuchano, encarna esa triple dimensión. Nacido en 1979 en Quinua, tierra emblemática de la independencia nacional, su vida se desarrolla en medio de dos contextos estructurales: la violencia política de los años ochenta y noventa, y las desigualdades persistentes del sistema educativo peruano.
Ramos Loayza, de 46 años, pertenece a la generación de niños que experimentó la guerra interna desde la periferia del Estado. Su infancia en el VRAEM (San Martín de Pangoa, Satipo) estuvo marcada por el temor, la pobreza y la ruptura de los lazos comunitarios. A los nueve años, su familia se vio obligada a huir de la selva a causa de los ataques de Sendero Luminoso, retornando a Ayacucho. Allí, Víctor inició un proceso vital que lo llevaría de la defensa comunal a la educación pública como vía de transformación personal y colectiva.
2. Infancia en tiempos de violencia: la formación del sujeto resistente
La experiencia de la infancia rural durante el conflicto armado interno configuró una subjetividad marcada por la autoprotección comunitaria y la necesidad de reconstruir la vida cotidiana. Víctor fue parte de las rondas campesinas, reconocidas a sus 17 años, en un contexto donde ser rondero significaba resistir con escasos recursos ante fuerzas armadas y subversivas. Su participación temprana como defensor del territorio se inscribe dentro de una ciudadanía insurgente, concepto que alude a formas no institucionales de ejercicio del poder cívico.

Desde una lectura freiriana, esta experiencia revela el germen de una pedagogía de la resistencia. Ramos Loayza aprendió que el conocimiento no es neutral: nace del conflicto, de la memoria y de la práctica comunitaria. Aquello que Freire denominó “conciencia crítica” se materializa en su biografía como capacidad de transformar el dolor en acción social.
3. De la exclusión a la educación superior: movilidad y reconfiguración del destino
Tras culminar la secundaria con una beca, Víctor decidió enlistarse en la Marina de Guerra del Perú, motivado por servir al país. Sin embargo, en este espacio experimentó discriminación étnica y social, que casi le cuesta la vida. Su retiro voluntario no fue un fracaso, sino el punto de inflexión que reafirmó su convicción de luchar desde otro frente: la educación.
De regreso a Ayacucho, ingresó por mérito propio a la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga (UNSCH), donde obtuvo el grado de Licenciado en Educación Física, y más adelante, la especialidad en Psicología Educativa y Tutoría en la Universidad Nacional de Huancavelica. Su paso por ambas universidades representa un proceso de movilidad social educativa, típico de las trayectorias rurales que buscan en la enseñanza un medio para superar la exclusión estructural.
Durante su etapa universitaria, combinó estudio y trabajo. Laboró en un albergue infantil del INABIF-CEDIF, apoyando a menores en riesgo social, y colaboró como voluntario de la Asociación Civil Transparencia en procesos electorales, reafirmando su sentido de ética pública y responsabilidad cívica. Estos espacios ampliaron su comprensión de la educación como servicio, más allá del aula.

4. Pedagogía del cuerpo, liderazgo social y vínculos solidarios
La educación física, su especialidad, no es para Ramos Loayza una mera disciplina técnica, sino un lenguaje social y político del cuerpo. Desde su perspectiva, el deporte es un vehículo para reconstruir la autoestima y la pertenencia en comunidades fracturadas. Con ese propósito fundó el club deportivo “Talentos VIC YOV”, una organización sin fines de lucro dedicada a la formación deportiva de niños y jóvenes en Quinua.
El proyecto no solo promueve la práctica del vóleibol y el fútbol, sino que inculca valores de cooperación, respeto y disciplina, consolidando una pedagogía de ciudadanía. Este enfoque se alinea con lo que Gramsci (1971) denominó el rol del “intelectual orgánico”: aquel que, desde su práctica cotidiana, contribuye a la construcción de hegemonía ética y cultural.
Actualmente, Ramos Loayza se desempeña como docente en la Institución Educativa N.º 38037 “Libertad de América”, donde guía a sus estudiantes —entre ellos el niño James, apadrinado por Jorge Yeshayahu Gonzales-Lara— en proyectos deportivos, académicos y de vida. Este vínculo entre maestro y padrino educativo constituye un ejemplo de solidaridad transnacional: una alianza simbólica entre el Perú rural y la diáspora, en la que el conocimiento se convierte en puente y no en frontera.
5. Anhelos y proyección social
A lo largo de su vida, el profesor Ramos Loayza, ha mantenido una visión prospectiva del desarrollo humano. Entre sus proyectos destacan tres aspiraciones que condensan su vocación:
1. Obtener un doctorado que le permita profundizar en la investigación educativa y deportiva.
2. Adquirir una cámara profesional para registrar la memoria viva de su comunidad, entendiendo la fotografía como herramienta de identidad cultural.
3. Fundar un centro de apoyo deportivo para niños con necesidades especiales, donde el deporte funcione como medio de inclusión social.
(Pueden ponerse en contacto con el profesor Ramos Loayza escribiendo al email: victorramosloayza@gmail.com. O llamando a su celular vía whatsapp 998985910
Estas metas reflejan una pedagogía transformadora, donde el aprendizaje se vincula con la justicia social y el reconocimiento de las diversidades.

6. El maestro rural como intelectual orgánico
La historia de Víctor Ramos Loayza es una metáfora de la resiliencia educativa andina. En un contexto donde la desigualdad limita oportunidades, su biografía demuestra que la educación puede ser una forma de resistencia civil y emancipación. Su compromiso con la infancia, el deporte y la comunidad lo sitúa como un referente del maestro-líder rural, figura indispensable para el tejido social de regiones históricamente marginadas.
El vínculo pedagógico entre Víctor y su alumno James Thiago Chero Rojas, enriquecido por el apoyo transnacional de su padrino Jorge Yeshayahu Gonzales-Lara— simboliza una red de afecto, conocimiento y corresponsabilidad que trasciende fronteras. Es un ejemplo de cómo la diáspora peruana, al reconectarse con su territorio de origen, puede fortalecer los procesos educativos locales y contribuir al desarrollo humano sostenible.
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Referencias
• Cyrulnik, B. (2001). Los patitos feos: La resiliencia, una infancia infeliz no determina la vida. Gedisa.
• Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI.
• Freire, P. (1996). Cartas a quien pretende enseñar. Siglo XXI.
• Gramsci, A. (1971). Cuadernos de la cárcel. Nueva Visión.
• Ramos Loayza, V. (2024). Biografía personal y testimonios inéditos. Quinua, Ayacucho.
*Jorge Yeshayahu Gonzales-Lara
Sociólogo e investigador en transnacionalismo y ciudadanía migrante
Presidente de Diáspora for Development – USA.
