Foto: cortesía Democracy Now!
“Esto debe ser una llamada de atención para la justicia climática”, advierte la organización Greenpeace.
“Una tragedia sin precedentes”. Esas fueron las palabras expresadas por el gobernador del estado de Carolina del Norte, Roy Cooper, después de que el huracán Helene causara estragos en el sureste de Estados Unidos, desde el estado de Florida hasta el estado de Tennessee.
El número de víctimas mortales derivadas de la tormenta se acerca a 100 y se espera que esa cifra continúe en ascenso a medida que los equipos de búsqueda y rescate logren acceder a las zonas que han quedado aisladas por las catastróficas inundaciones y los deslizamientos de tierra.
Millones de personas se han quedado sin electricidad en lo que se prevé que será uno de los huracanes más costosos en la historia de Estados Unidos.
Al menos 30 muertes se produjeron en el condado de Buncombe, en Carolina del Norte, donde gran parte de la ciudad de Asheville ha quedado aislada después de que el río Swannanoa sobrepasara por más de 180 centímetros los registros anteriores de caudal e inundara vecindarios enteros.
Las autoridades municipales de Asheville informaron que es posible que los residentes no cuenten con acceso a agua potable durante las próximas semanas, dado que la tormenta causó importantes daños en la planta potabilizadora y en el sistema de tuberías de la ciudad.
Actualmente se están transportando por aire alimentos y agua a Asheville, ya que muchas carreteras de acceso a la zona han quedado destruidas.
El huracán Helene tocó tierra el viernes en la región del Big Bend de Florida como un huracán de categoría 4, con vientos de 225 kilómetros por hora, impulsado por las inusualmente cálidas aguas del golfo de México.
La organización Greenpeace publicó el sábado un mensaje en redes sociales en el que advertía: “El huracán Helene debe ser una llamada de atención para la justicia climática”.