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El cierre de USAID plantea la necesidad de una nueva estrategia para la región
Por Néstor Ikeda – Excorresponsal de Associated Press en Washington, D.C.
Elon Musk y el presidente Donald Trump, dos de los hombres más ricos de EE.UU y el mundo, han decidido la muerte de la USAID. Como resultado inmediato, el flujo de fondos para la alimentación, educación y salud en las comunidades más remotas de la América Latina y otras regiones en extrema pobreza ha dejado de fluir.
La USAID (Agencia de EE.UU para el Desarrollo Internacional) está atravesando una importante reestructuración sugerida por Musk, jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). La agencia ha sido, en la práctica, desmantelada y se ha despedido a casi todos sus más 10,000 empleados. Musk solo quiere retener a exactamente 294. Aun cuando el secretario de Estado, Marco Rubio, ha indicado intenciones de poner la USAID bajo la sombra del Departamento de Estado, el futuro de la agencia es incierto.
USAID, una organización criminal
El argumento de Musk para el cierre de la USAID es que, como parte de la eficiencia gubernamental que Trump le ha encomendado, es necesario “cerrar todas las agencias” federales y despedir a miles de sus trabajadores. Ha calificado a la USAID como una “organización criminal”.
El fin es reducir el déficit fiscal estadounidense que en el año pasado fue de 1.8 billones (en el sistema inglés serían trillones) de dólares. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, si se continuaba con la actual tendencia de gasto, llegaría a 2.0 billones de dólares en 2025, casi todo el Producto Bruto Interno (PBI) de la nación.
Han surgido desafíos legales sobre el cierre de la USAID, que en 2024 tuvo un presupuesto de 40,000 millones de dólares, casi un tercio de toda la ayuda exterior estadounidense. Hay legisladores que argumentan que el presidente carece de autoridad para abolir o reestructurar unilateralmente a la USAID, porque ésta fue creada por una ley del Congreso.
Musk ha sucumbido a acusaciones de que los fondos de la USAID se estaban utilizando indebidamente para apoyar a organizaciones y periodistas de extrema izquierda y, en algunos casos, incluso a grupos terroristas. Hay informes que sugieren que se encontraron paquetes humanitarios de la USAID entre los depósitos de armas de Hezbollah en el Líbano. Y en Perú hubo un caso en que con fondos de USAID se financió un cómic transgénero.
Si bien estas acusaciones son graves, muchos expertos sostienen que un cierre total de la USAID puede no ser una solución eficaz. Dicen que deben más bien implementarse reformas específicas como activar mecanismos de seguimiento y evaluación más estrictos para garantizar que los fondos se utilicen de manera adecuada; ajustar las pautas de financiamiento para evitar que el apoyo llegue a grupos controversiales o extremistas, y aumentar la transparencia en la asignación de subvenciones. Con estas reformas, EE.UU podía preservar los aspectos beneficiosos del trabajo de USAID, como las iniciativas de salud global, ayuda en casos de desastre y programas de desarrollo, incluyendo el control del cultivo de coca, materia prima de la cocaína, en Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador.
Qué significa la muerte de la USAID
Si la USAID muere, EE.UU será el gran perdedor. Sentirá más la pérdida en su propio patio: la América Latina.
La USAID fue establecida en plena Guerra Fría, 1961, por el presidente John F. Kennedy, luego de la promulgación de la Ley de Ayuda Exterior. Esta iniciativa tenía como objetivo consolidar varios programas de asistencia exterior en una sola agencia dedicada a promover el desarrollo social y económico en todo el mundo.
Pero, la USAID ya tiene prácticamente una sentencia de muerte. El Departamento de Estado ha refrendado la afirmación de Musk de que la agencia “se ha desviado durante mucho tiempo de su misión original de promover responsablemente los intereses estadounidenses en el extranjero”. Como paso intermedio para obtener control y una mejor comprensión de la actividad de la USAID, Trump nombró a Rubio como su “administrador interino”.
China y Rusia al acecho
Con la USAID desactivada, EE.UU está cediendo influencia cultural y educativa a China y Rusia. Si Washington no actúa rápidamente, América Latina y otras regiones se convertirán en lugares donde Beijing fija la agenda económica y Moscú controla las narrativas políticas.
EE.UU todavía tiene una oportunidad de cambiar las cosas, pero debe priorizar la educación, los medios de comunicación y el compromiso cultural, no sólo los intereses militares y comerciales que le interesan a Trump. Restaurar las iniciativas de poder blando de la USAID es esencial para Washington si quiere seguir siendo el aliado confiable de la región para la próxima generación de latinoamericanos.
Cómo recuperar el poder blando en América Latina
Para revertir el daño causado por la desactivación de la USAID y el declive de las iniciativas culturales y educativas, Washington debe tomar medidas como restaurar y ampliar los programas de intercambio educativo; financiar programas independientes de alfabetización digital y de medios; invertir en la formación periodística e iniciativas de prensa libre para contrarrestar la desinformación rusa y china; apoyar plataformas de verificación de datos que expongan campañas de noticias falsas diseñadas para socavar la imagen de EE.UU; lanzar medios de comunicación estadounidenses en español para comunicar las políticas estadounidenses directamente a las audiencias latinoamericanas; y relanzar el brazo de diplomacia pública de la USAID reactivando proyectos de desarrollo comunitario en educación, atención médica y tecnología para mostrar la buena voluntad de EE.UU.
Si todo esto no ocurre, los latinoamericanos no volverán a ver a EE.UU nuevamente como una fuerza positiva; en su lugar verán una nación que solo se preocupa por el comercio y la seguridad, y sus futuros líderes en política, negocios y academia serán educados en China y Rusia, influencia que los valores democráticos estadounidenses no podrán resistir.