El verdadero fraude, en El Salvador

Bukele, el principal propagandista del partido Nuevas Ideas.

Por Leonel  Herrera*

El discurso de Nuevas Ideas y de su principal propagandista, el presidente Nayib Bukele, insiste en que habrá fraude el 28 de febrero. El irresponsable mandatario y su partido utilizan fallas detectadas en simulacros de transmisión de resultados para desacreditar al Tribunal Supremo Electoral (TSE).

¿Y cuál es el propósito de poner en duda la labor del TSE, incluso mediante la difusión de noticias falsas? ¿Acaso colocar en el imaginario social la idea de fraude busca “preparar las condiciones” para rechazar los resultados, en caso que el partido de Bukele no logre su tan ansiada mayoría absoluta que le permita tomar el control de todo el aparato estatal y gobernar sin contrapesos institucionales?

Eso se sabrá después del 28 de febrero. Lo que sí puede afirmarse ahora es que el “verdadero fraude” no está en inconsistencias momentáneas del TSE, sino en aspectos relacionados con el irrespeto a las reglas electorales, el uso de fondos gubernamentales para la campaña y la prevalencia de cargos públicos para favorecer a partidos o candidatos.

Y en estos tres aspectos son, precisamente, los pregoneros del fraude quienes más fraudulentamente están actuando. Es cierto que todos los partidos han incumplido más de alguna disposición del Código Electoral, pero es Nuevas Ideas el que más violentó —por ejemplo— los plazos para hacer campaña con su permanente cruzada proselitista desde el gobierno.

También es verdad que muchos candidatos y partidos usan recursos públicos en su campaña. Pero es Nuevas Ideas el que dispone de los cuantiosos recursos (financieros, materiales, humanos, etc.) del Ejecutivo para su campaña. Programas como la entrega de paquetes alimenticios están claramente orientados hacia el gran objetivo electoral de Bukele.

Y hablando específicamente de recursos financieros, Nuevas Ideas es el que —según la organización Acción Ciudadana— ha invertido más de 5 millones de dólares en la campaña, monto que representa el 75% del gasto total de los partidos y candidatos en campaña. Vale, entonces, preguntarse sobre la procedencia de esos fondos, ¿acaso son dineros públicos?

Finalmente, en relación a la prevalencia de los cargos públicos para hacer campaña —prohibida en el artículo 218 de la Constitución— es Nuevas Ideas el caso más obsceno, al utilizar la figura del presidente de la república como centro de su estrategia electoral, pidiendo “votar por la N de Nayib” y “diputados que trabajen con el presidente”.

Así, queda claro que, más allá de las deficiencias del TSE, el verdadero fraude está en aspectos como el irrespeto a la ley electoral, el uso de recursos públicos para campaña y la prevalencia de cargos estatales para favorecer a partidos o candidatos. También es evidente que, al revisar la conducta de los partidos en dichos ámbitos, es Nuevas Ideas el más fraudulento.

Ojalá que el electorado lo tenga en cuenta.

*Leonel Herrera es director ejecutivo de ARPAS.

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