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WASHINGTON, D.C., 15 de abril de 2024. – Mientras los empleadores estadounidenses continúan luchando por cubrir más de nueve millones de puestos vacantes y un número creciente de comunidades consideran la inmigración como la solución, el obispo Mark J. Seitz de El Paso, Texas, enfatizó que a menudo son estos trabajadores inmigrantes tan necesarios quienes son los miembros más vulnerables de nuestra fuerza laboral.
Como presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), destacó el papel vital que desempeñan en las comunidades estadounidenses:
“Los trabajadores inmigrantes son parte integral de la vida de nuestra nación. Cuidan nuestros campos, mantienen nuestras carreteras y dotan de personal a nuestros hospitales. A través de estos y otros actos, trabajan para todos nosotros. Sin sus contribuciones, las comunidades estadounidenses se paralizarían. No sólo trabajan en algunas de las condiciones más arduas, sino que frecuentemente cuentan con protecciones legales limitadas y son más susceptibles a la trata de personas y otras formas de explotación. Lamentablemente, los riesgos que enfrentan muchos trabajadores inmigrantes quedaron subrayados recientemente con el colapso del puente Baltimore Key, en el que seis trabajadores inmigrantes perdieron trágicamente la vida.
“La Iglesia, en su amor permanente por cada persona como hijo o hija de Dios, presta especial atención a los pobres, los marginados y los excluidos. Como sociedad, nos juzgamos a nosotros mismos (y seremos juzgados) por el trato que damos a quienes tienen menos poder para defenderse por sí mismos debido a obstáculos sociales, económicos y políticos. La Iglesia sigue comprometida a garantizar los derechos y la justicia para quienes trabajan humildemente en las sombras, e instamos a los líderes a emprender reformas muy necesarias que reconozcan sus contribuciones esenciales.
“Mientras nos regocijamos en el Misterio Pascual en esta Pascua, que cada seguidor de Cristo viva con el conocimiento de que ‘nuestros hermanos y hermanas son la prolongación de la encarnación para cada uno de nosotros’ (Evangelii Gaudium), y que esa realidad nos motive a una solidaridad radical propia de nuestro Salvador que dio su vida por el bien de todos nosotros”.
La semana pasada, el obispo Seitz envió una carta al Congreso [de Estados Unidos] expresando su apoyo a un mayor acceso a la autorización de empleo legal, para aquellos con solicitudes de asilo pendientes.
La carta hace referencia a un informe reciente del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, que concluyó que los refugiados y asilados habían tenido un impacto fiscal neto de 123.800 millones de dólares en la economía estadounidense, tanto a nivel federal como estatal, durante un período de quince años.
