Por Jim Messina
Anoche en Miami [19 septiembre] vimos un Mitt Romney renovado, recién salido de semanas de preparación intensa para los debates, incluyendo 5 debates simulados en sólo 48 horas. Es rápido, su actuación pulida y está preparado para lanzar ataques fuertes en contra del presidente.
Pero después de semanas de promesas de su campaña diciendo que proporcionarían detalles sobre sus políticas, para lo que no estuvo preparado fue para ofrecerle a los estadounidenses detalles sobre su plan. No fue gran sorpresa que no está de acuerdo con los planes del presidente para arreglar nuestro sistema migratorio pero sigue sin ofrecer ninguna alternativa.
Romney ha tenido meses para decir si resguardaría la política de acción diferida que les permite a jóvenes que siempre han considerando a Estado Unidos su país una oportunidad para permanecer en este país y seguir sus sueños. Fracasó de nuevo en el intento anoche.
Y mientras ha hecho un llamado a encontrar una solución permanente, no ha propuesto ninguna, rehusándose a expresar apoyo por el DREAM Act, el cual llamó una limosna y dijo que lo vetaría. Romney quiere una solución permanente—pero como en todos los temas, los demás tendrán que adivinar cual debe ser la solución.
Romney se niega a hablar públicamente sobre las consecuencias de su presupuesto draconiano para la educación, el cual haría severos recortes a las becas Pell mientras él le da reducciones de impuestos a millonarios y multimillonarios.
Le ha dicho a los estudiantes que “comparen precios” para encontrar una matrícula más asequible o que les pidan dinero prestado a sus padres para poder asistir a la universidad o abrir un negocio—ese es un lujo que muchos estudiantes quisieran tener.
En vez, apuntó a la beca Adams, un programa que estableció en Massachusetts para ayudar a los estudiantes a pagar la matrícula en universidades estatales pero que sólo cubrió 7 por ciento de los costos en la universidad principal del estado.
El programa fue socavado aún más porque los drásticos recortes que le hizo a la educación superior en su primer año de gobierno causaron que los costos universitarios en Massachusetts se dispararan. ¿Por qué debemos esperar algo diferente a nivel federal?
Derogar y reemplazar. El gobernador Romney nos dice que eso es lo que haría con la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio. Definitivamente la derogaría—pero la reemplazaría con nada más que el estatus quo. Eso significa que por lo menos 9 millones de latinos que obtendrían acceso a la cobertura médica bajo la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio no tendría esa oportunidad.
Y los estadounidenses que no tienen cobertura por tener una condición preexistente serían abandonados a su suerte. No ha ofrecido muchos detalles sobre sus planes para convertir Medicare en una libreta de cupones pero lo que sí sabemos es aterrador.
En vez de sus beneficios garantizados, las personas de la tercera edad obtendrían una libreta de cupones. Pero la libreta de cupones no crecería al ritmo de los costos del cuidado médico.
Por eso, las personas de la tercera edad pagarían miles de dólares más cada año—todo mientras las empresas de seguro médico recaudaron $16 a $26 mil millones en nuevas ganancias.
Romney hizo muchas promesas vacías con respecto a las pequeñas empresas, atacando falsamente a un presidente que ha reducido los impuestos de las pequeñas empresas en 18 ocasiones y ha propuesto aún más incentivos para que las pequeñas empresas contraten, aumenten los salarios e inviertan en nuevo equipo.
Romney tampoco quiere reconocer la realidad sobre su proprio plan de impuestos—que hasta 30 millones de pequeñas empresas estarían en peligro de ver aumentar sus impuestos para pagar reducciones de impuestos que favorecían desproporcionalmente a los más ricos. Ser un defensor de las pequeñas empresas significa más que mencionarlas en una pancarta.
Por último, Romney no logró explicar las políticas migratorias extremadamente conservadoras que expuso durante las primarias cuando promovió la autodeportación y le dijo al expresidente de la Cámara Gingrich que una abuela trabajadora que ha estado en este país por décadas debería regresa a su país natal.
Romney puede haber intentado suavizar aquellas políticas con una sonrisa y nuevos argumentos que aprendió durante su capacitación de debate pero los votantes latinos no olvidarán que es el candidato más extremo de la historia moderna con respecto a la inmigración, y ha abandonado a aquellos republicanos pro-empresas que entendían que una política migratoria inteligente es imprescindible para promover la prosperidad económica
Mitt Romney compensó la falta de brillo de su campaña al lograr una buena actuación en los debates—le presumió a Time Magazine que ganó 16 de 20 debates durante las primarias, su campaña dice que los “dominó” y él dice que puede “debatir muy bien y lo usaré con el presidente”.
Con semanas de preparación, incluyendo una semana entera durante la Convención Demócrata, esperar tener actuaciones perfectas en octubre para lograr el giro que su campaña ha predicho. Pero los estadounidenses no llevarán la cuenta sólo observando el estilo. Quieren saber quien tiene el mejor plan para generar empleos bien remunerados y sostenibles para la clase media en el futuro.
Mitt Romney aún no ha explicado como es que regresar a las mismas políticas que causaron la crisis económica tendrán otro resultado que no sea debilitar la seguridad económica de las familias de la clase media. Y en tema tras tema, no ha proporcionado detalles, más allá de clichés y ataques, sobre exactamente que haría para llevar este país hacia adelante.
Jim Messina, Jefe de Campaña de Obama for America