Esta vuelta la paga él…

urbjager - Cranberry JuicePor Carlos Alberto Parodíz Márquez
-Los fines de semana parecen tener nuevos códigos-, arrancó Richard, su monólogo “batidor”.
Richard es “afecto” al JB, con mucho hielo. Parece generoso, por lo menos con Yon lo fue. A mí, en esa paqueta esquina de Almagro, me ignoró. Me salvó el vasco, con alma de cigarra.
Lo mejor estaba por venir, porque Richard es “amante” incondicional, entre otras cosas, de las empanadas de carne cortadas a cuchillo. Cada loco con su tema.
El cuchillo de monte que exhibió, parecía el que usó “Rambo” en mejores días. El mozo de librea blanca, que servía en el clásico lugar elegido, tuvo un súbito acceso parkinsoniano cuando lo vio. No creo que se haya recuperado. Pese a todo, las empanadas confirmaban que algo hice para merecer esto.
Mientras yo jugaba una carrera de cubitos en la boca ancha de la copa de cristal checo, transparente y ambarina, el aroma a malta, no me alejaba de la zona caliente del disparate.
Hay un “default” interno en la sociedad de fomento del barrio, en Villa Niza, Banfield, anticipó solemne el falso inglés, como si estuviera a punto de anunciar la hora de la invasión aliada a Irak. Sin embargo supe guardar la compostura. El vasco, en tanto, mientras tenga la copa cargada, resiste cualquier tango.
-Convengamos que no es la única, tal vez sea la única sociedad de fomento que queda en pie, vaya uno a saber-, filosofó Yon con su aire bilbaíno.
-Hay Foros en Davos, donde los poderosos del mundo deciden contarles los días a los indefensos y, en Porte Alegre, donde “los alegres” hacen marchas solidarias por Argentina, y proponen como defenderse de aquellos poderosos-, retrucó con el ejemplo, Richard, al parecer también afecto a los efectos.
“Mientas” tanto aquí y “dando muestras de coraje”, los quinieleros están “fiando” y apostando contra el riesgo país, confió por lo bajo el vasco en esas vísperas del 2002.
La boca de Richard se abrió y tardó una semana en cerrarse, sólo por llevar la contraria a los feriados cambiarios y bancarios.
-El “cartel” del escolazo organizado cubre, además, Lanús, Almirante Brown y Esteban Echeverría. Parece que en Presidente Perón, por respeto al “líder”, se mantuvieron al margen, según “buchones no autorizados -, lo remató el vasco cabeza dura.
Richard, esa noche, seguro no miró películas de ciencia ficción mientras come almendrado, para reponerse del “gaste”.
En realidad debería mirar películas de “ciencia de la comunicación”, por lo que estudia, claro. Pero los hábitos no hacen al monje. Aunque tenga costumbres espartanas, como dormir en el piso, cuando lo visita su pareja. No tiene cama de doble plaza. Es casi “un gallego”, junta dos colchones “de una”.
Lo malo de este encuentro es que él fuma como un escuerzo y nosotros no, por lo menos de día.

-Nuevos mercados se abren y nuevos mercados se cierran -, insistió el falso inglés. Richard estudia el idioma, para ser legítimo.
-Se abren, por ejemplo, las ferias de Solano y La Salada, que funcionan contra reloj -, empieza a enumerar.
-En la primera podés comprar todo, menos el auto robado. En la segunda, Notbook, celulares, lo necesario para que tengas una nueva computadora, menos la computadora, por supuesto -.
– Contra reloj, porque los arreglos “coyunturales” pueden “descoyuntar” a más de un “arreglador” si no cumple -.
– La primera “levanta campamento” antes de las once, si queda algo luego de la incierta “ronda de apertura”, que suele ocurrir bien temprano, siempre en fines de semana. No pidan más datos, ¡por favor!-.
-La segunda “arranca” a las siete y puede llegar con suerte a “tener algo” hasta la diez -, Richard no pudo con nuestra impasibilidad.
No entienden que las patrullas también se “deben” a sus obligaciones?-, ¡Caramba!, a alguna hora deben pasar, para eso están los horarios “de protección al ladrón”, que deben cumplirse, ¿ porque cuesta tanto comprenderlo?-, completó antes de suicidarse en el silencio.

Siempre hay un viento de cambio.
Siempre habrá alguien soplando en el viento.
Siempre llegará alguien para tenderse como un suspiro de Dios.
Siempre llegará alguien para tenderse como un puente sobre aguas turbulentas, para que otro pase.
Siempre la historia podrá escribirse de nuevo, hasta con los mismos errores.
Siempre llegará una pareja a la playa para escribir su carta de amor en la arena.
Siempre se renovarán las filas de los músicos, locos y poetas.
Siempre alguien saltará el muro de la cordura.
Siempre habrá nacidos para ser salvajes.
Siempre amanecerá, hasta el fin de los días.
Siempre las estrellas guiarán el camino, aunque no hagamos caso.
Siempre volveremos a empezar.
Siempre navegaré la pregunta multiforme… ¿Por qué?
En eso estaba cuando la frenada del Alfa, me devolvió al parabrisas empañado, no sólo por la realidad y a la ventanilla conectada con el aire acondicionado.
El lugar, al frente, tenuemente iluminado, parecía reminiscente. Estábamos en la imprecisa zona muerta que articula tres pueblos, Lanús, Banfield y Lomas de Zamora.
Cuando volví la cabeza, Yon guardaba el celular que había escuchado atentamente. Parpadeó antes de invitar y sonreír a la figura que, en la ventana, otorgaba propiedad a la mesa señalada, en la hora señalada, en el lugar señalado.
– ¿Cómo andás para unos tomates potage´s?, descerrajó para activar otro espasmo de perplejidad.
-¡Nunca un simple “bifecito” de chorizo! , rezongué.
– Y seguro que es, otra vez, sólo tomates -, agregué.
-Estas en lo cierto-, fue su “crudo” laconismo, pero sin grasa. La azafata me volvió a convencer que la deuda externa se puede pagar exportando mujeres. Cada año la cosecha se supera, nadie sabe porqué, pero es una verdad revelada. Portaba un pequeño florero con pimpollo de rosa blanca, para quebrar el rojo del mantel sedoso.
Los tomates, con pasta de atún y cebolla de verdeo molida, regados con aceite de oliva y pimienta blanca, sembrada de orégano, estaban buenos. No me puedo quejar, pensé, mientras un vino chileno rosado, único rosado que bebe Yon, deslizaba terciopelos en el alma.
-Hablando de ladrones, se ha formado en la calle Hornos, lindera al cementerio lomense, un nuevo equipo, capaz de competir con Ferrari, Mac Laren o Williams, sin exagerar -, explicó el vasco, amante de los fierros de elite y al final de la comilona.
– Recién me llamó “el Villa” legítimo, para confirmarlo y ya sabés que ese es un “olimareño” de casta -, señaló el vasco.
– Si un cambio de neumáticos en Monza, dura ocho segundos (de ese tiempo), para los “pibes” de Hornos, eso es una pavada-, me lo quedé mirando. Richard hizo ojitos.
– Si no me lo creen, puedo contarles que en cinco minutos y “a mano limpia”, hace dos viernes, desmantelaron un Renault Megane que otros tantos “limpiaron” en Belgrano, con la precisión quirúrgica del equipo de Favaloro y la ventaja de no necesitar quirófano -, admiró Yon.
La calle Hornos, pensé, tiene un raro privilegio. La pared del cementerio se queda para que sigan las casitas donde la gente le hace “caños” a la muerte.
Es como si los muertos vivos, esculpieran “morisquetas”. Hay callejones. Pasajes. Pasadizos y puertas. Todas abren a la nada. Ellos van y vienen. Son los habitantes del tiempo perdido. Duran poco. Sus historias sobreviven en las paredes de la calle Hornos. Curiosamente, el holocausto es el mismo, nada más que dura menos tiempo.
– Ah… – agregó Yon, – después que los “pibes” terminaron, pasó la lancha, no sea cosa que se equivocaran -, apuntó sarcástico. Nos miró y, guiñando leve hizo el anuncio.
– Vamos a llevar a este -, con un dejo distante priorizó el vasco. Nos fuimos al centro
En Plaza Lavalle, cuando pasamos, la venda de la imagen de la Justicia había caído definitivamente.
Era hora de que se hiciera cargo.
Era hora de que echara una mirada sobre donde se encontraba.
“La Corte Suprema de Injusticias” se frotaba las manos. Esto fue un viernes negro, podría ser meramente oscuro, si las cosas empeoran.
“Los nueve del patíbulo”, se ganaron el cacerolazo sostenido, como un “scherzo”
– Los acorralados del “corralito” y los repiques de los piqueteros se juntan, para fundar otra multinacional: la del hambre, usurpados y violados. Decidieron, en primera instancia, con perdón de la palabra, llamarse F.O.R.R.O. S., Foro Organizador Resistentes Rebeldes Obcecados por sobrevivir. Las pretensiones se mantienen, las esperanzas no sé, masculló el vasco.

Llegamos. Dejamos a Richard para que siga durmiendo, aún en verano, con los pies tapados por una frazada pesada. No ganó para sustos. Teme a los murciélagos que rondan su departamento.
Richard sufre el trauma de “la página en blanco”, cuando pretende escribir. Sueña con morir al sol, en otoño y a mediodía, sentado en una mecedora y con “algo” escrito. Ahora tiene otro ladrillo en la pared.
PD – Para los sobrevivientes del 2002 –
 
Carlos Alberto Parodíz Márquez escribe desde Alejandro Korn, Buenos Aires, Argentina.
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