Guatemala cayó en la trampa electoral; pero la lucha del pueblo continúa.

Al ver el cuadro de resultados de la primera vuelta electoral, el 6 de septiembre, nos llenamos de escepticismo, una vez más, con relación a todo el proceso, que de “circo” pasó a “farsa”. Para comenzar, dudamos del supuesto 65% de participación con el que el TSE nos trata de embaucar.
Así aparecerá en el sistema de computación, bajo el control de oficiales del ejército y asesores de la CIA; pero dudamos de que se corresponda con el voto físico. ¿Menos del 10% de votos nulos y en blanco? Ni que fuéramos la población cívicamente mejor educada en el mundo. Luego están las figuras infladas para Gianmatei y Ríos, candidatos de recambio de la derecha para las futuras elecciones, el primero con acusaciones de “limpieza social” cuando estuvo en el gobierno y la segunda metida a candidata a pesar de la prohibición constitucional.
Otros datos son igualmente cuestionables, comenzando con los votos asignados a Jimmy, personaje totalmente desconocido en las zonas rurales del país y catapultado a una “delantera inobjetable”. El sistema electoral, sin duda en consulta con la Embajada, le asigna a Encuentro por Guatemala cinco curules por listado nacional cuando la votación presidencial a su favor fue de apenas 0.91 %. ¿Premio a la lealtad? ¿Tenemos una población tan preparada políticamente que realiza un voto cruzado tan efectivo con menos del 1% para el binomio presidencial y casi el 20% del voto  nacional para Nineth?
Resulta claro que la Embajada no se decide aún a quién darle el segundo puesto en la lid presidencial. Estará ya en negociaciones con Baldizón y Torres, a ver cuál de los dos le ofrece mayor garantía, en el entendido, lógicamente, que Jimmy es el nuevo presidente. También permitirá “premios de consolación” para los partidos de izquierda: una diputación para Convergencia en Xela y otra en lista nacional para URNG/Winaq, que no parece alcanzar para la sobrevivencia de ambos partidos pero quizás sí para uno. Los “poderosos” han hecho lo que han querido y la ciudadanía ahora dice “amén”.
Después de su heroico e histórico triunfo para derrocar a Otto Pérez y Roxana Baldetti, la ciudadanía en general cayó en la trampa electoral. Los resultados estaban cantados. Un nuevo gobierno corrupto que talvez se muestre más cauteloso en su diario “robar” y penetrado de militares a diestra y siniestra; un Congreso totalmente manipulado por los “poderosos”, en donde quizás pataleen ante la aplanadora neoliberal unos 5 diputados (cada uno por su cuenta); y alcaldes que han aprendido que se puede vivir muy bien del erario nacional siempre y cuando no se note mucho. ¡La mafia política de siempre! Esto no es lo que los cuatro pueblos de Guatemala desean. Esto es lo que los “poderosos” nos hicieron tragar mientras estábamos distraídos con la caída de Pérez, porque es el único sistema político con el que la Embajada y CACIF se pueden manejar a su antojo.
Aunque parte de la clase media se retire ahora de la lucha por la dignidad, quienes realmente estamos por una Guatemala mejor y efectivamente democrática, particularmente el movimiento social y popular, debemos continuarla. El rechazo a Maldonado y su gente, el desconocimiento de los resultados de la farsa electoral, la exigencia de un gobierno provisional honesto y capaz y la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente de los Cuatro Pueblos deben seguir siendo nuestras demandas. Rechazamos ya, tajantemente, el llamamiento de Maldonado a “aprobar las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos” que el Congreso tiene ante sí. No sirven de nada.
La nueva ley, que debemos redactar ya desde la llanura, deberá quitarle a los partidos políticos el derecho de llave sobre el sistema electoral, establecer el “voto revocatorio” para  mandatarios, Congreso y alcaldes, y reformar absolutamente el sistema de representación política. La lucha apenas empieza. Será larga y difícil y no quedará exenta de riesgos, amenazas y agresiones contra nosotros de quienes se creen los dueños del país; pero estamos confiados en que las nuevas generaciones, que se han nutrido en la lucha por la dignidad, sabrán darle la continuidad necesaria a esa lucha y a luchas más profundas de transformación junto a las mayorías de los cuatro pueblos.
Guatemala y su Diáspora, 7 de septiembre de 2015, Comité Ejecutivo de la RPDG
 
 
 

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