Historia colonial en las elecciones presidenciales de Colombia

Por Yenny Delgado

Colombia está a las puertas de unas elecciones históricas en las que una mujer afrodescendiente como candidata a la Vicepresidencia tiene la posibilidad de ser elegida. Francia Márquez, de 40 años, ciudadana colombiana, podría convertirse en la segunda al mando de la república.

Pero ¿cuál es la diferencia entre las elecciones de Colombia y la bien cubierta candidatura de Obama en su primera postulación en 2008 como presidente afrodescendiente en Estados Unidos? ¿O incluso en 2020, cuando Kamala Harris fue elegida la primera vicepresidenta de Estados Unidos como mujer de ascendencia africana y asiática?

Una vez más, la gente hace bromas sobre ser gobernado por una “africana”, y otros comentarios denigrantes que hacen visible el racismo que muchas veces no se oculta tan sutilmente cuando rondan las elecciones. Por otro lado, las personas que apoyan la candidatura de Márquez en Colombia tienen enfoques diferentes. Ven una oportunidad para mostrar cómo pueden ser la igualdad de derechos, la inclusión de las mujeres y afro descendientes en la esfera política de Colombia y ofrecer una visión más progresista del país.

Durante la última década, he escrito sobre el racismo y la ideología de la supremacía blanca en los Estados Unidos. Ha habido pocos dispuestos a participar en discusiones o conversaciones durante la mayor parte de este tiempo, especialmente con colegas del sur de Abya Yala. Esencialmente, la opinión y el pensamiento han sido que el problema está más contextualizado en los Estados Unidos, pero no refleja con precisión las situaciones en todo el continente. En el norte “anglo” es claro ver la larga historia de leyes y reglas persistentes que han respaldado prácticas que benefician preferentemente a personas de ascendencia europea. En el Sur, la historia es diferente, y no es lo mismo que la opresión “anglo”. Sin embargo, tras el asesinato de George Floyd por un oficial de policía de ascendencia europea durante una pandemia mundial; ha habido una mayor conciencia y un mayor despertar en todo el continente sobre cómo funcionan realmente la sociedad y los pensamientos subyacentes de una ideología de la superioridad blanca y europea.

Sin embargo, a menudo no nos damos cuenta de que historias y leyes similares están generalizadas en todo el continente, todas motivadas por la idea defectuosa de la supremacía blanca. Hay raíces profundas en la historia de la colonización de las que mucha gente ya no quiere hablar. En los círculos conservadores, se trata de “historia antigua”. En el proceso liberal, prefieren moverse rápidamente en torno a la “post-colonización”. Ambos prefieren y desean olvidar el evento más trágico en Abya Yala.

No es sorprendente que el parecido entre la historia de los dos países sea el mismo. La colonización de la población nativa y la esclavización de los africanos van de la mano en todo el continente. La colonización y la supremacía blanca no se inventaron en Abya Yala sino en Europa, donde dividieron el territorio entre católicos y protestantes entre españoles, portugueses, ingleses y franceses. Por lo cual podemos ver la agenda colonialista para mantener a Estados Unidos o Colombia bajo la supremacía blanca.

Márquez, en este momento, visualiza la historia de la esclavitud en Colombia durante trescientos años bajo la monarquía española, y durante dos siglos de “independencia”, la administración no cambió. Márquez es de la Región del Cauca. La región tiene una larga historia de explotación de personas de ascendencia africana para explotar minas de oro. En la época colonial, los africanos esclavizados eran comprados, vendidos o heredados entre los españoles y sus descendientes familias “criollas” de Popayán. Hoy, el aguijón de la esclavitud continúa.

La existencia de Márquez en la política pone el dedo en la llaga. Su empoderamiento como líder comunitaria y mujer afrodescendiente educada rompe el silencio. Obliga a la clase dominante en el poder a confrontarse y lidiar con una historia de injusticia y discriminación. Los comentarios hacia la candidatura de Márquez, como “tiene que volver a África” o “Colombia no es un país africano”, parecen dar muestras de lo que los colombianos creen querer una Colombia solamente blanca.

Márquez representa el rostro de un país con memoria histórica. Gracias a la valiente presencia de Márquez, ya se sabe con presencia y rostro de mujer afrodescendiente. Por eso, Márquez pone sobre la mesa lo que las nuevas generaciones colombianas quieren discutir e incluso sacar adelante.

A pocos días de las elecciones, Colombia nuevamente se enfrenta a decidir el próximo gobierno político, una tarea difícil, cuando la derecha contraataca con discursos discriminatorios y la izquierda prometen resolver un problema ideológico con leyes y discursos.

Las leyes son herramientas poderosas, pero no son el remedio. Todos los que quieran avanzar a construir un país progresista deben enfrentar las consecuencias de la colonización, que de hecho es el pecado original y la base de la ideología de la supremacía blanca instalada en todo el continente. Tenemos una historia colonial fuertemente instituida, las elecciones actuales deberían ayudarnos a ver la intersección del legado histórico y lo que Márquez visibiliza con su candidatura.

 

Yenny Delgado

Psicóloga y teóloga. Directora de PUBLICA.   Escribe sobre las intersecciones entre memoria ancestral, etnicidad, descolonización y fe pública.

 

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