El hondureño José Luis Hernández espera ver al Papa Francisco cuando visite Washington el 23 y 24 de septiembre.
El joven inmigrante llegó en febrero de este año a la capital estadounidense tras una larga travesía desde su natal Honduras junto con otros 7 compañeros mutilados por el tren de carga la Bestia, en el que muchos indocumentados arriesgan su vida para llegar a la tierra prometida que es Estados Unidos, el llamado país de las oportunidades.
En su caso, el sueño americano se ha convertido en una pesadilla por la pérdida de una pierna, un brazo y el daño a su mano izquierda hace una década luego de accidentarse en la Bestia. José Luis, quien vive con sus compañeros en una casa donada por un pastor cristiano en College Park, Maryland, ha hecho presentaciones recientes en varias iglesias para pedir donaciones.
Su mirada es directa, su tono franco y seguro. Además, no ha perdido el buen ánimo y la sonrisa. En una ocasión entonó la canción «Pescador de Hombres» en una congregación cristiana en Washington. En su testimonio, dice que antes tocaba la guitarra y jugar fútbol, pero ahora ya no puede hacerlo tras el accidente.
“No tengo brazos para tocar mi guitarra, pero me queda la voz para cantar y ser la voz de muchos que no tienen voz”, afirmó. Muchos jóvenes como José Luis, ahora de 28 años, quedan mutilados al abordar La Bestia, en una desesperada huida de la violencia, la criminalidad y la inestabilidad social en sus países. Buscan un mejor futuro.
“Nuestro gobierno sabe nuestra situación, pero solo le interesa las remesas que envían los inmigrantes en Estados Unidos y que ayuda a la economía de nuestro país”, indicó.
El joven hondureño estuvo temporalmente en una cárcel junto con sus compañeros, pero luego de presión de organizaciones humanitarias, pasó la frontera de México hacia Estados Unidos y obtuvo el estatus de refugiado al igual que el resto de sus compañeros.
Otros compañeros no llegaron finalizar la jornada. Las posibilidades de un encuentro con el Papa Francisco, así sea muy breve, son muy remotas, pero la fe mueve montañas.
El jefe de la Iglesia Católica será recibido por el presidente Barack Obama la mañana del miércoles 23 de septiembre, posteriormente saludará a los fieles en su papamóvil en el parque Elipse y por la tarde tiene prevista una misa en la Basílica del Santuario de la Inmaculada Concepción para la canonización del fraile español Junípero Serra.
El jueves 24 por la mañana se dirigirá al Congreso en sesión conjunta, saludará a los feligreses frente al Capitolio y se dirigirá a la Iglesia San Patricio y Caridades Católicas. El 25 visitará Nueva York y el sábado y domingo se dirigirá a Filadelfia para la celebración de la reunión Mundial de las Familias, un evento multitudinario y el motivo de su visita a Estados Unidos.
«Sigo a la espera», dijo José Luis con respecto a su esperanza de saludar al Papa.