Irán celebra su revolución y amenaza a EE.UU.

En las calles de Teherán se escuchó con más fuerza que nunca el grito de «¡Muerte a Estados Unidos!». El 34 aniversario de la revolución islámica se convirtió en una muestra de apoyo masivo a las últimas declaraciones del Líder Supremo que cerraban cualquier opción de diálogo directo con Washington.
Por encima de cualquier opción diplomática, Alí Jamenei se declaró «revolucionario» y sus mensajes son órdenes en el país asiático.

Después de que a lo largo de la semana el vicepresidente estadounidense Joe Biden abriera la puerta a contactos bilaterales y de que el ministro de Exteriores, Alí Akbar Salehi, se mostrara «optimista» ante los nuevos tiempos en Washington,Jamenei sacó a relucir todo su poder para borrar de los planes de sus políticos cualquier opción de acercamiento al ‘Gran Satán’.
No parece que los nombramientos de John Kerry como secretario de Estado o Chuck Hagel como responsable de Defensa vayan a terminar con más de tres décadas de ruptura diplomática.
Los iraníes leales al sistema se echaron a las calles de las principales ciudades y el epicentro de la celebración nacional fue la plaza Azadi (libertad) de Teherán donde «millones de personas» y «2.700 periodistas y fotógrafos de Irán y el extranjero», según los medios oficiales, participaron en el mitin central protagonizado por Mahmoud Ahmadineyad. Fue el último baño de masas para un presidente que no podrá presentarse a la reelección el próximo 14 de junio porque la ley no le permite un tercer mandato consecutivo.
No era el día para asuntos domésticos, el presidente dejó a un lado las graves diferencias internas que vive la cúpula del régimen y se centró en lanzar un aviso a la comunidad internacional y a los miembros del Grupo del 5+1 –Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China y Alemania- con los que el próximo 26 de febrero se retomará el diálogo nuclear en Kazajistán.
«Los enemigos están haciendo todo tipo de esfuerzos para evitar nuestro progreso, pero no tienen éxito», declaró Ahmadineyad en referencia a las sanciones impuestas por Naciones Unidas, Estados Unidos y la Unión Europea que están asfixiando a la economía iraní, especialmente tras el bloqueo de su petróleo en verano.
«No existe el poder que pueda amedrentar a nuestra nación y no pensamos retroceder un milímetro en lo que consideramos nuestros derechos básicos», alusión directa al enriquecimiento de uranio que Irán es capaz de realizar a un 20 por ciento, lo que despierta las sospechas por parte de Occidente que piensa que el programa nuclear podría esconder fines bélicos.
Desde su llegada al poder en 2005 cada aniversario de la revolución encabezado por Ahmadineyad ha estado marcado por anuncios sobre los avances científicos del país, en esta edición el protagonismo ha recaído en las centrifugadoras de última generación que, como Irán adelantó por carta hace semanas a la Agencia Internacional de la Energía Atómica, ha comenzado a instalar en la planta de Natanz.
Junto al programa nuclear, la era Ahmadineyad está caracterizada también por los avances en la carrera espacial y coincidiendo con este aniversario la república islámica envió un mono al espacio y anunció que antes de 2020 espera enviar al primer ser humano.
El propio Ahmadineyad, ante las dudas generadas por medios occidentales acerca del viaje espacial del mono, se presentó voluntario para ser el primer iraní en volar en un cohete fuera de la Tierra. La importancia de los avances tecnológicos se plasmó también en la decoración del lugar elegido para el discurso central de la jornada donde se podían ver, según la cadena oficial en español HispanTV, «maquetas del avión de combate iraní ‘Qaher 313’ y de la sonda espacial ‘Pishgam’.
Ambos de fabricación nacional».

Desde el exilio parisino, opositores como Housang Asadi, siguieron muy de cerca una celebración en la que «ocurrió lo que esperábamos después de las palabras de Jamenei contra el diálogo.
Aunque algunos políticos quieren iniciar un acercamiento, mientras el Líder se mantenga en el poder no habrá cambios y el país va directo a una especie de estado talibán, pero chií», denuncia el periodista y autor de ‘Cartas a mi torturador’.

Revolución islámica

Las primeras manifestaciones contra el Shá comenzaron en junio de 1978 y a partir del verano de ese año comenzaron las huelgas generales que paralizaron el país. El dirigente abandonó Teherán mediados de enero de 1979 y dos semanas después llegaba el Imam Jomeini desde el exilio.
El regreso del líder religioso precipitó los acontecimientos y el débil gobierno dejado por el Shá cayó definitivamente el 11 de febrero incapaz de hacer frente a las milicias revolucionarias y a las manifestaciones diarias. Así empezó una historia que los actuales dirigentes piensan se ha convertido en modelo para la «primavera árabe», que en Irán llaman «despertar islámico».
En el tradicional encuentro con la prensa con motivo del aniversario revolucionario, el Embajador en Madrid, Morteza Natanzi, aseguró que «las elecciones que han seguido a las caídas de las dictaduras demuestran que el pueblo desea el retorno a los valores islámicos. Fuimos la primera revolución inspirada en la ética y la moral religiosa y 34 años después eso ha sido el ejemplo para los árabes».


Fuente: ABC / La Gaceta Cristiana
 

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