La agridulce visita de Obama a Sudáfrica

Hay comentaristas en Sudáfrica que acusan a Obama de no hacer mucho por el continente, pese a que su padre era de Kenia. /Foto AP/BBC

Por Joseph Winter
La visita de un presidente estadounidense negro al municipio sudafricano de Soweto, lugar que fue el corazón de la lucha contra el dominio de la minoría blanca, podría haber sido en el pasado un hito histórico con el poder de convocar a miles de personas.
Sin embargo, la visita de Obama fue recibida por la gran mayoría con indiferencia. Sólo un pequeño grupo de manifestantes acudió a protestar contra la política externa de Estados Unidos.
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Obama ni siquiera los vio: la policía los dispersó con granadas aturdidoras y balas de goma, antes de que la caravana presidencial llegara a la Universidad de Johannesburgo, donde el mandatario sostuvo una sesión de preguntas y respuestas con un público cuidadosamente seleccionado.
Una de las razones que explica la palpable apatía es que Sudáfrica se acostumbró a ver a un líder negro en la Casa Blanca.
Un joven sudafricano me dijo que había celebrado la victoria de Obama en las primeras elecciones, pero ahora había visto que «Obama no se diferencia de los demás presidentes estadounidenses».
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Obama y Mandela
Ha habido protestas contra la visita de Obama, en particular con relación a Palestina.
«EE.UU. todavía se impone sobre otras naciones», afirma haciendo referencia al derrocamiento de Muamar Gadafi en Libia, aliado de Sudáfrica.
Entre los pocos que se acercaron para celebrar la llegada de Obama está Alex Motloung, un empresario de 40 años.
Esperó durante una hora para ver pasar al presidente estadounidense por el distrito de Primmville, donde está la Universidad de Johannesburgo.
Se llevó una desilusión. La caravana pasó tan rápido que no llegó a distinguir su rostro dentro del vehículo.
Durante una conferencia de prensa conjunta, el presidente sudafricano Jacob Zuma comparó a Obama con Nelson Mandela, el «padre de la nación» cuyo estado de salud domina en este momento los pensamientos de todos los sudafricanos.
Zuma señaló que ambos fueron los primeros presidentes negros de sus respectivos países, y llevaron adelante «los sueños de millones de personas en África y de la diáspora que habían sido oprimidos».
Motloung me comentó que, de alguna manera, Obama había logrado algo incluso más notable que Madiba, nombre con el que se llama cariñosamente aquí al líder africano.
«Lo que él ha hecho nos muestra que nada es imposible, hasta un país con una mayoría blanca puede votar por un presidente negro».
«Eso es lo que queremos en Sudáfrica, que la gente sea juzgada por su capacidad y no por el color de su piel, ese es el sueño de Madiba».
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Sin comparación
Algunos jóvenes africanos invitados a un encuentro con Obama estaban encantados.
Pero en otro lugar de Pimmville, detrás de una pequeña kopie o colina de la universidad, la visita presidential provocaba menos emoción. La vida seguía su curso normal.
Había parejas caminando como todas las tardes antes de que el sol y el calor dieran paso a la fría noche de invierno en el hemisferio sur, mientras grupos de jóvenes varones bebían en tabernas o se cortaban el pelo en barberías al aire libre.
El estudiante de leyes Ntuthuko Nzimande-Dlamini, de 24 años, expresó que no podía compar a Obama con Mandela, quien pasó 27 años en prisión por su oposición al gobierno de minoría blanca.
Lerato Mahasha dijo estar emocionada por la visita del presidente estadounidense, pero molesta por las medidas de seguridad.
Las carreteras que conducen a la universidad cercana fueron cerradas, provocando enormes embotellamientos de tráfico en la zona.
Mientras el presidente Zuma comenzó por elogiar a Obama, también destacó públicamente las diferencias en política exterior entre la superpotencia global y el país africano.
Notó que el aumento de la militancia islamista en Mali y los países vecinos del oeste de África fueron resultado de la caída del coronel Gadafi en Libia.
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¿Poniéndose al día?
 
Jacob Zuma no rehuyó a las diferencias en política exterior entre él y Obama.
Combatientes bien armados de la etnia Tuareg regresaron de Libia e inmediatamente reanudaron su rebelión, que fue entonces secuestrada por grupos vinculados a al Qaeda.
Algunos comentaristas en Sudáfrica han acusado a Obama de no hacer mucho por el continente, ni siquiera porque su padre era natural de Kenia.
Otros dicen que ahora China es más importante para África que EE.UU. y que preguntaron a Obama si su país se estaba poniendo al día.
Respondió que ve con beneplácito que otros países se involucren con África, pero criticó implícitamente la participación china. Urgió a los líderes del continente a firmar acuerdos para «asegurarse que sea un buen arreglo para África», por ejemplo al garantizar que los empleos y las ganancias creadas sean para los africanos, no para los extranjeros.
Los aproximadamente 100 manifestantes «NoBama» frente a la universidad también condenaron la política estadounidense en la disputa entre Israel y Palestina y la continua detención de prisioneros en la cárcel de Guantánamo.
Frente a la antogia casa de Nelson Mandela en Soweto, entre los vendedores callejeros que ofrecían camisetas con el rostro de Mandela y los visitantes que hacían cola para conocer el histórico edificio, también había un pequeño grupo de manifestantes, que exhortaban a Obama a ayudarlos a «regresar a un Zimbabue libre».
Uno de ellos, Lucas Uriyanga, afirmó: «Obama puede ayudarnos, es la persona más poderosa sobre la Tierra».
Zimbabue, donde Robert Mugabe está buscando la reelección este año, fue asimimso tema de discusión de los dos presidentes y motivo de una notable diferencia de opinión.
Mientras que Zuma urgía a EE.UU. a levantar las sanciones a Zimbabue, haciéndose eco del punto de vista de Mugabe, el mandatario estaounidense subrayó que las elecciones allí deben ser libres y justas.
Un área en la que ambos presidentes estuvieron de acuerdo fue la necesidad de incrementar el comercio y la inversión, lo cual produciría empleos y crecimiento económico en ambos países; una «fórmula en la que todos ganan», en palabras de Obama.
Zuma agradeció a Obama por involucrarse en la campaña contra el apartheid y cabildear por sanciones económicas contra Sudáfrica durante la década de 1980.
Pero como dijo, ahora es el momento de cambiar de la «desinversión a la reinversión».

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