La campaña electoral en El Salvador

Por José Manuel Ortiz Benítez

El Sr. Ciro Cruz Zepeda acude a una entrevista formal de TV, afirmando rotundamente que su partido va a solucionar los problemas de medio mundo. Se nota un denso paralelismo en el tono de su discurso, su trayectoria política y las pegatinas que lleva colgadas en su cuerpo.

Cuando la cámara de TV lo enfoca, es imposible que el espectador no vea algún color de su partido. El que no esté acostumbrado al marketing político, al más puro estilo salvadoreño, puede confundir inocentemente la imagen que proyecta el Honorable Vicepresidente de la Asamblea Legislativa de la República de El Salvador con el de un hincha cualquiera caminando por la calle rumbo al estadio Cuscatlán.

En las enormes vallas publicitarias del país, se ve a una elegante mujer vestida de Armani azul marino, en una pose de alta distinción, incitando al pueblo salvadoreño a que defienda el voto en la trifulca electoral por ganar las próximas elecciones.

Sin embargo, la aplastante elegancia de la señora de Armani languidece, cuando sus asesores de imagen, en un intento de conectar con el pueblo llano, con quien la candidata no tiene ninguna semejanza, le permiten mover la cintura de allá para acá, sosteniendo un canasto lleno de aguacates encima de la cabeza.

El FMLN también tiene su toque de elegancia y distinción. La “pichona de la Asamblea Legislativa,” como dice la propia diputada, va a pelear por la relección, a golpe de imagen, o como dicen en la calle “a ganar estas elecciones por la cara bonita”. La pichonette está dispuesta a plantar cara aunque sea desde la decima primera posición, detrás de toda la veteranía del FMLN en San Salvador.

GANA también ha optado por darle a su campaña un aire de frescura. Un ex cantante salvadoreño, Pedro (Peter) Dumas, posa en “modo boutique” para convencer al pueblo salvadoreño de sus buenas intenciones. Dumas lo hace con naturalidad y convencimiento, aunque detrás probablemente no haya nada, más que otro partido político en busca de poder. “Ahora el partido es de todos,” repite Dumas.

Con su estatura de apenas 160 cm, el emblemático alcalde de San Tecla parece estar tranquilo en su re-elección. La vida le sonríe y él, casi por relejo, transmite ese mismo gesto al pueblo de Santa Tecla. “Inseparable de ti Santa Tecla” dice allá por donde va, confiado por completo en su re-elección.

La cúpula del partido ARENA también parece estar muy tranquila, por lo menos en la capital, San Salvador. Aquí, en esta ciudad de cuentos, el rey de la selva se llama Quijano.

En poco tiempo, el honorable ex diputado, Dr. Norman Quijano, se ha convertido en uno de los zorros más hábiles de la política de ficción. Él, solito, se ha convertido en rey, el rey de la seguridad, el rey del metrobus, el rey de los parques, el rey del mercado, el rey de los monumentos, el rey de San Salvador.

No nos ruboricemos si pronto sale una moción municipal, rebautizando esta ciudad con el nombre de San Norman, en honor al alcalde más zorro y más hábil que hayamos visto por aquí en mucho tiempo.

Amigos, la campaña electoral ya está aquí y sobre ella los candidatos construyen un mundo infinito de promesas bonitas que, si las cumplen, finalmente seremos un pueblo feliz.

José Manuel Ortiz Benítez es columnista salvadoreño.

 

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