La migración salvadoreña dice lo contrario que El Salvador “es el país de las maravillas”

La activista Lizett Culley. Foto: Ramón Jiménez.

Por Ramón Jiménez

Todos los comentarios de los diferentes oradores que participaron en la conmemoración del 43 aniversario del martirio de Monseñor Romero, en Manassas, Virginia este domingo 26, apuntaron en una sola dirección: que el aparente “nuevo El Salvador”, —del que se jacta el gobierno del presidente Nayib Bukele—, es solamente un espejismo creado en las mentes de los salvadoreños, que los hace vivir imágenes irreales, producto del incesante bombardeo mediático a que son sometidos las 24 horas del día.

Es tanto el fanatismo, que muchos salvadoreños —la mayoría jóvenes, pero también adultos— de todo lo que afirma el gobierno lo toman como “verdades absolutas”; tal el es caso del Tren del Pacífico, el aeropuerto en La Unión, el fracasado Proyecto del Bitcoin, o que tienen el mejor Sistema de Salud de Centroamérica, aunque los estantes en el ISSS y hospitales del país se encuentren vacíos, y los enfermos graves acostados en el suelo, y muchas otras falsedades.

Grupo de asistentes. Foto: Ramón Jiménez.

Y peor aún, la aberración de hacer a la población sentirse “orgullosos” de tener en El Salvador la Megacárcel de Tecoluca, en el departamento de San Vicente como “la más grande de Latinoamérica”.

«Por qué deberían de sentirse orgullosos los salvadoreños si para construir ese centro penitenciario prácticamente le arrebataron las tierras a los agricultores, y les pagaron lo que el gobierno quiso, y no el verdadero valor de las tierras, que usaban para sus cultivos, y ahora es la Megacárcel”, comentó un participante de la comunidad de el Bajo Lempa de Tecoluca.

El representante de la Comunidad Santa Marta, Francisco Ramírez, denunció que fue reprimido por sacerdotes de la Iglesia Cristo Redentor, en Sterling, Virginia, por mencionar a Monseñor Romero. Increíble, porque lo hizo afuera del templo. Foto: Ramón Jiménez.

El periodista Julio Villagrán comentó la situación en la que vive esa comunidad. 

“Hay drama en el Bajo Lempa, hay hambre, los viejitos se están muriendo, yo mismo lo he visto; lo que está pasando en el país es un grave retroceso de la democracia”, dijo Villagrán, quien llegó desde la capital salvadoreña, para apoyar el lanzamiento de un libro todavía en proceso sobre la vida de Fredy Castro, quien participó en el conflicto armado cuando era menor de edad, inclusive en la Ofensiva Final Hasta el Tope, y sobrevivió para contar toda su odisea.

El periodista y presentador de TV Julio Villagrán. Foto: Ramón Jiménez.

El libro “La Mirada de un niño en la guerra de El Salvador” saldrá a la luz en algunos meses, según Villagrán y Castro.

También el activista Fran Omar, quien es miembro del Bloque de Resistencia y Rebeldía (BRP), participó en el evento conmemorativo de manera virtual desde San Salvador.

Omar considera que “el papel de los movimientos debe ser protagonismo, y es necesario el tema del debate y la unidad de las diferentes fuerzas, pero que más jóvenes tienen que incorporarse”.

Hubo tiempo para celebrar. Ciro Andrade (izq.) hizo entrega del pastel a Fredy Castro, el cumpleañero a quien acompaña su esposa Rosa.

De igual manera, Omar fue crítico con el gobierno de su país, porque llama “margen de error” a todas las capturas arbitrarias que ha realizado, desde que comenzaron hace un año, las que se cuentan por miles.

“Monseñor Romero estaría con las víctimas y denunciando todas las violaciones a los derechos humanos”, señaló.

Por su parte la activista salvadoreña-estadounidense Lizett Culley, al referirse al Año Internacional de la Mujer reconoció que las mujeres en El Salvador, están desafiando el acoso, al buscar a sus hijos en las cárceles, en cementerios y hospitales.

“Que cese la violencia contra las mujeres”, pidió, al mencionar al caso de Lorena Peña, una de las firmantes de los Acuerdos de Paz y expresidenta de la Asamblea Legislativa salvadoreña.

“Ella está acusada de delitos que no ha cometido, a pesar de haber pasado todas las auditorías”, dijo.

Culley criticó que la migración salvadoreña no cesa, a pesar de que “la idea del gobierno es que el país está bien”, pero en las zonas rurales la mayoría de jóvenes se han ido del país, porque el ejército reprime la delincuencia con más delincuencia.

“La válvula de escape para los jóvenes es la migración, porque no ven ninguna posibilidad en el país”, apuntó Culley.

 

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