Les vale Trump

Muchos estadounidenses viajan a las clínicas dentales de Los Algodones, México. Foto: unotv.com

Por Teresa Gurza

El patán que hoy gobierna a Estados Unidos y agobia al mundo con sus desplantes de desquiciado, es ignorado por miles de sus conciudadanos que cruzan la frontera y llegan a México, para regresar a sus casas con sonrisas perfectas.

Un artículo del corresponsal de BBC Mundo Daniel Pardo, publicado este 25 de marzo, afirma que un pequeño poblado fronterizo llamado Los Algodones, se ha convertido en capital mundial de los dentistas y vive de los estadounidenses que cruzan a México buscando bocas nuevas.

Es dentista la alcaldesa Herminia Marín, que bromea al afirmar que se conoce a su pueblo como “capital mundial dental”, porque cada día llegan entre 3 mil y 5 mil gringos.

Que aprovechan no solo para ir al dentista, sino también para tomarse un par de margaritas, comerse unos tacos y bailar unas “rolas”.

Nancy Nelson, es una de ellas; ir al dentista le da terror porque su mandíbula se pone tan tensa que se traba, pero ha perdido algo de miedo tras más de 25 años de viajar a este poblado, donde uno de cada 10 de sus 10 mil habitantes es dentista “y todos son muy amables, cariñosos” dice al formarse en la fila para cruzar de regreso a EU.

Foto Yahoo.

Ella es originaria de Cleveland, Wisconsin, distante 3 mil kilómetros y viaja desde allá en avión con su esposo Bruce, muy orgulloso de su bigote ranchero; en la frontera alquilan un coche, se quedan un par de noches, se divierten y ahorran miles de dólares.

Hacen lo mismo muchas otras parejas de jubilados, sobre todo durante los meses invernales, estacionan sus autos y cruzan a pie la frontera para en minutos entrar a Los Algodones, donde son esperados por carritos de golf; cuyos choferes los llaman aves migratorias y los dejan en los consultorios.

Y vuelven a sus casas “fascinados por la hospitalidad de los mexicanos”; demostrando en los hechos, la interacción cultural y comercial centenaria entre mexicanos y estadounidenses, a pesar del muro de acero de 10 metros de alto, que se ve desde cualquier punto del pueblo.

Los Algodones, fue epicentro de la industria algodonera que se desarrolló en el norte de México durante el siglo XX, tuvo su mayor auge en la Segunda Guerra Mundial, que disparó la demanda por la fibra y cayó en parcial decadencia a partir de los años 70.

Y aunque los cultivos de algodón aún se ven, en las últimas décadas la economía se volcó a los servicios que demandan los que llegan del norte; que además de ir al dentista, compran medicinas y lentes.

José Zavala, ingeniero y experto en desarrollo del Colegio de la Frontera en Tijuana explicó a la BBC, que todas las ciudades del norte de México reciben miles de personas que buscan servicios médicos y a veces son incluso enviadas por las farmacéuticas.

Agregó que la interacción entre el norte de México y el sur de EE.UU. es histórica, arraigada y casi estructural; porque millones de familias crecieron a ambos lados y hasta los años 70, podían cruzar sin pasaporte.

“Y lo que se ve en Los Algodones es una postal de una relación comercial y cultural de que Trump ha puesto en tela de juicio, pero por su arraigo histórico será imposible interrumpir”.

Carlos Rubio, llegó de Sinaloa en los años 80; advirtió la enorme demanda por servicios dentales y fue uno de los primeros en establecerse, montando una sofisticada clínica dental.

Una de sus ayudantes, venezolana de nacionalidad, comenta que los gringos se obsesionan por sonrisas totalmente blancas.

Así es como le gustan a Roger Graves, veterano de guerra residente en Florida, que con su esposa y su hija llegó por cuarta vez a Los Algodones.

Hay unas 500 clínicas dentales en un pueblo de 5,000 habitantes. Foto Yahoo.

“Por ser veterano tengo seguro médico, pero no incluye tratamientos dentales y como mis ingresos son los de un retirado, esta opción es muy buena para nosotros; ahorramos miles de dólares”.

Según la Asociación Dental Americana, un tercio de los adultos entre 19 y 64 años no tiene seguro dental y la gran mayoría de los que existen, solo cubren limpiezas o un control.

Juan Ramón Soto, campesino de origen mexicano y ya ciudadano estadounidense, concluye por eso, “en Los Algodones me puede sacar todos los dientes y ponérmelos de nuevo, por menos dinero que sacarme una muela en EEUU”.

Y además, tras el tratamiento lo llevan a alguna de las plazoletas para comer tacos o enchiladas, beber una margarita y escuchar música en vivo; así que no puede pasarla mejor.

 

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