El Salvador: Llamado a la oposición política inteligente

Lo sucedido ha sido grave. Pretender minimizarlo es más grave aún y todavía tendría mayor gravedad el hacer cuentas alegres y enfocarse en la explotación de los errores cometidos.

Por Celia Medrano*

“Antes de empezar un viaje a la venganza cava dos tumbas” (Confucio)

No. Los incidentes ocurridos el pasado fin de semana no pueden ser asumidos como potencial capital de beneficio electoral para ningún partido serio de oposición política ni como un triunfo sobre lo que equivocadamente puede celebrarse como una derrota al actual Poder Ejecutivo.

Lo sucedido ha sido grave. Pretender minimizarlo es más grave aún y todavía tendría mayor gravedad el hacer cuentas alegres y enfocarse en la explotación de los errores cometidos con la finalidad de ganar votos futuros sin importar la factura que cerrar diálogos y consensos puede costarle al país.

No parecemos entender que el resultado de las últimas elecciones se produjo a partir del hartazgo y decepción de ciudadanos que en medio de su día a día, lleno de inequidades, injusticias y violencias, expresaron con su voto que nuevamente sus gobernantes le habían defraudado. Repetir expresiones de soberbia en el ejercicio de gobernar ya vistos en gestiones anteriores solo conducirá a un nuevo hartazgo y decepción.

Además del estricto acatamiento de las medidas cautelares dictadas por la Sala de lo Constitucional, esta reflexión debe hacerse desde la Presidencia de la República.

Sin embargo, no solo es mandatorio para la Presidencia reflexionar sobre esto y rectificar en el uso de coacción militar y azuzamiento de adeptos para imponerse. Los partidos de oposición política no pueden desentenderse en la responsabilidad de lo ocurrido. El asunto va mucho más allá de la aprobación de un préstamo en la Asamblea Legislativa. Eso, al final de cuentas, no ha sido la causa real de esta confrontación.

Un amplio espectro de actores nacionales e internacionales ha llamado a la cordura. Algunos de estos actores suelen tener más diferencias que puntos de encuentro, pero han coincidido en unir sus voces para invocar el respeto a la institucionalidad. El conflicto aún no ha concluido y cada quien tiene un importante rol que cumplir para que no escale a nuevos escenarios violentos. Es la clase política la que sigue cuestionada y en la lupa. Pretender aprovechar el momento para revanchas haría gala de inmadurez con los consecuentes costos que a la larga eso implica.

Dejemos de desacreditar con acciones oportunistas al difícil arte de hacer política. Apostemos a la gobernabilidad. La práctica de encasillar y atacar como enemigo a cualquier voz de disenso estanca entendimientos y nos aleja de avances sustantivos y necesarios. Trabajemos por el diálogo, seamos puentes para encontrar consensos y respuestas viables. Pensemos como nación.

*Periodista. Especialista en Derechos humanos y educación para la Paz y Oficial del programa de CRISTOSAL

@celiamedrano15

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