Foto: captura de pantalla.
Redacción MLNews
El presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva asumió este domingo la Presidencia de ese gigantesco país de América del Sur por tercera vez, donde su antecessor el ultraderechista Jair Bolsonaro no se hizo presente.
El nuevo ascenso de Lula al poder de la mayor economía de Latinoamérica refuerza a sus millones de simpatizantes del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), pero frustra a los seguidores de Bolsonaro, que a todas luces muestra a un país fuertemente dividido.
Eso contrasta con lo que ocurrió hace veinte años, cuando Lula recibió la banda presidencial de manos del entonces presidente Fernando Henrique Cardoso; algo que no ocurrió este domingo, ya que Bolsonaro prefirió viajar a Estados Unidos para evitar el traspaso de mando a su sucesor.
Hasta el día de hoy Bolsonaro no reconoce explícitamente a Lula como el presidente que eligieron los brasileños, ya que sostiene, sin ninguna prueba, que hubo fraude en las elecciones del pasado mes de octubre.
“Nuestro mensaje para Brasil es uno de esperanza y reconstrucción”, señaló Lula, de 77 años, en su discurso inaugural en la Cámara Baja del Congreso, después de firmar el documento que oficialmente lo instala como presidente de la república.
“Este gran edificio de derechos, soberanía y desarrollo que esta nación construyó ha sido demolido sistemáticamente en años recientes. Y vamos a encaminar todos nuestros esfuerzos en volver a erigir este edificio”, enfatizó el nuevo presidente.

Seguidores de Bolsonaro fueron capturados la semana pasada supuestamente por el intento de estallar un artefacto explosivo en Brasilia, la capital, para crear caos antes que Lula asumiera el poder. Esto hizo que se reforzaran las fuerzas de seguridad este domingo, cuando Lula fue juramentado.
Analistas políticos reconocen que el nuevo presidente tendrá una oposición derechista más hostil que como se comportó la primera vez entre los años 2003 y 2010.
El Partido Liberal de Bolsonaro, tendrá además el mayor número de diputados (99 de 513 escaños) en el nuevo Congreso brasileño, considerado el más conservador desde que el país recuperó la democracia hace más de tres décadas: la derecha en su conjunto llenará la mitad de la cámara.
Lula y su Partido de los Trabajadores (PT) buscarán hacer mayorías con el resto de partidos de izquierda y el centro, en un Congreso bastante fragmentado.
