María Corina Machado, Armando Valladares y Gloria Stefan: Un mal que no tiene cura

Por Orlando Hernandez

Confieso, que cuando conocí hace unos días las primeras informaciones sobre la posibilidad de que la histérica opositora venezolana María Corina Machado ocupara el escaño de Panamá, en una de las Sesiones de la Organización de Estados Americanos (OEA), para descargar toda su verborrea antichavista, no experimenté sorpresa alguna.

Lo primero que pensé es que realmente la derecha continental está en un franco proceso ofensivo para el que no escatimarán recurso alguno incluyendo el concurso (¿voluntario?) de la histórica genuflexión de ciertas élites gobernantes, que aunque ya van siendo cada vez más aisladas, ciertamente no deben tomarse a la ligera.

Y, al mismo tiempo, uno se percata del estado de desesperación de esas fuerzas que reman contracorriente frente a la creciente ola de movimientos populares en el subcontinente que aboga por la independencia y autodeterminación y rechazan el dictado de Washington.

No deseo referir en este comentario reflexión alguna sobre el triste papel del gobierno antipanameño de Ricardo Alberto Martinelli Berrocal, empresario (por encima de todo) y político, hombre de una “integridad lamebotas” del imperio sin discusión, solo superada por su poca vocación popular, traidor del legado del General Omar Torrijos, a quien a diferencia de Martinelli los pueblos del continente recordarán eternamente.

Tampoco quiero asociar mis palabras a por qué fue la OEA el escenario seleccionado en esta oportunidad como parte de la más brutal guerra mediática desatada contra proceso revolucionario alguno en los últimos 15 años.

El “Ministerio de Colonias Yanqui”, como la denominó alguna vez Raúl Roa García, legendario Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, al que todos sus compatriotas le otorgaron el titulo de Canciller de la Dignidad, sigue demostrando que hace rato, si acaso lo fue alguna vez, no representa la realidad de un continente “que había hecho trizas” y que hoy vive un indiscutible cambio de épocas al decir del presidente ecuatoriano Rafael Correa.

La OEA, vuelve a desempeñar el papel ridículo y mordaz que brillantemente y para la posteridad describió Roa y que ha terminado de despojarla del oropel de veracidad que tenía, si es que aún le quedaba algo.

Quizás los que me lean pensarán que expreso la “sempiterna actitud de Cuba contra la OEA” y aunque ciertamente pueda que no les falte alguna razón, los quiero remitir a la explicación de voto del representante de Brasil, cuando en la sesión para definir el carácter (público o privado) del intercambio que tendrían los Estados miembros sobre la situación en Venezuela expresó que su país habría votado por una vista pública, pero ante la realidad del objetivo de algunos miembros de la OEA de hacer “un circo” del asunto y ante la falta de un real sentido de preocupación por temas de derechos humanos, su país votaba por un debate reservado.

Entonces, el objetivo de mi nota es subrayar que la maniobra misma orquestada contra la Revolución Bolivariana es claramente diseñada, financiada y dirigida por el gobierno del país donde radica la sede de la OEA, o sea Estados Unidos de América, que ha utilizado este tipo de acciones contra otros países desde tiempos inmemoriales.

Cuba ha sido víctima también de montajes de este tipo en los que Washington ha utilizado marionetas sin mayor pedigrí que su hoja de servicios al enemigo de su propio país.

Referiré aquí sólo dos casos, que por su trascendencia y estrepitoso fracaso merecen especial atención.

Armando Valladares es un personaje que por los años 80, estuvo en la palestra de los “escogidos” por Estados Unidos para atacar a Cuba en foros internacionales.

Vinculado a los órganos represivos de la dictadura de Fulgencio Batista- hay documentos que lo atestiguan-, fue condenado a prisión al ser sorprendido en acciones terroristas poco después del triunfo de la Revolución en 1959, sobre lo que también hay abundante información en la red de redes, junto a Carlos Alberto Montaner, quien al modo de decir de los cubanos es “otro que bien baila”.

Ambos, Montaner y Valladares son reconocidos asalariados de los Servicios Especiales de Estados Unidos y en el caso del primero ha sido el artífice de las acciones anticubanas en España y usual “comentarista” contra todo lo que huela a progresismo en diarios de la Florida y hasta en la aburrida y mentirosa CNN (en español).

Pero sigamos con el Sr. Valladares. Este hombre, fingió invalidez en la cárcel y se auto tituló además poeta, para generar una campaña internacional a favor de su libertad. Existen las imágenes, que el mundo conoció a principios de los 80 en las que mientras juraba y perjuraba que era paralítico, en la oscuridad de las noches, hacía ejercicios de calentamiento de pie y hasta corriendo en el interior de su celda. A eso, en Cuba y en la China, se le llama “impostor”.

El gobierno cubano, por decisión soberana y como gesto de buena voluntad con el entonces presidente de Francia, Francois Mitterand, y su esposa Danielle, puso en libertad a Valladares, quien a la postre subió por propios sus pies la escalerilla del avión que lo condujo a París, tejiendo un velo de vergüenza en las humanitarias intenciones del mandatario galo, quien había pedido a Cuba la excarcelación atendiendo a la supuesta parálisis del gran simulador.

Ni corto ni perezoso enseguida reactivó su militancia anticubana y además de las acostumbradas andanzas terroristas fue convertido de la noche a la mañana nada más y nada menos que en miembro del servicio exterior de los Estados Unidos

Sirvió como tal en las administraciones de Ronald Reagan y George Bush (padre); en el primer caso como miembro de la delegación estadunidense ante la otrora Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en la época en la que al ejercicio anticubano se dedicaban millones de dólares del contribuyente norteamericano.

Son de antología los tropiezos y vergüenzas a los que Valladares expuso a la delegación del imperio en ese organismo de las Naciones Unidas por aquellos días.

Como botón de muestra, cito un artículo aparecido el 7 de Marzo de 1988 en el hoy anticubano y antichavista diario “El País” de España, bajo la firma de su corresponsal en Ginebra Georgina Higueras, y titulado “Malestar en la Comisión de Derechos Humanos por la politización de caso Cuba”.

En el artículo la periodista no solo expone “las presiones” del “delegado” norteamericano Armando Valladares hacia países miembros de la CDH para forzar el voto contra Cuba.

También afirma que miembros de la Comisión critican la politización que la delegación estadounidense hace del caso Cuba y reseña comentarios de varias fuentes sobre que “La actitud del representante de Washington, Armando Valladares, es contraproducente e irrita a los mismos aliados de Estados Unidos porque deja traslucir una clara motivación política, en lugar de una preocupación humana”.

Más de 25 años después de aquellos episodios, Valladares sigue apareciendo de cuando en cuando en actos y colectas para la “libertad de Cuba”, se sabe que dirige una “Fundación de Derechos Humanos” radicada en Nueva York, con fondos de dudosa procedencia, pero seguramente asociados a su paga por el gobierno como retribución a sus servicios.

Además, trascendió que Valladares hace trabajitos como barbero (¡allá el que ponga la cabeza en sus manos!) y por sus tristemente célebres papelones en Ginebra cuando atacó a su propio pueblo.

El otro caso de “campeonato” es el de la cantante de origen cubano Gloria María Milagrosa Estefan.

Gloria viajó a Estados Unidos con apenas un año cuando su padre, escolta personal de la esposa del dictador Batista, abandonó Cuba en 1959. Su progenitor fue también miembro de la Brigada 2506, derrotada en Playa Girón y luego combatió en Viet Nam de donde regresó afectado por el agente Naranja, rociado por la aviación del Pentágono sobre sus propios soldados.

Siendo muy joven se casó con el empresario musical Emilio Stefan, también de origen cubano, y juntos han desarrollado una industria musical en el Sur de la Florida que combina el talento de ambos con lo que ha sido una de sus principales bases de acción: la campaña contra la Revolución Cubana.

Explotando comercialmente su condición de “exiliada”, Gloria Estefan, junto a su marido, le ha sacado beneficios políticos a su éxito como intérprete y su presencia en los medios para denostar a la Revolución Cubana, de la cual nunca tuvo- ni tiene- ni la más ínfima idea.

Ella estuvo entre los artistas de origen cubano, junto al actor Andy García (“otro que bien baila”) que en medio de la disputa por el regreso del niño Elián González a su patria junto a sus familiares, hizo generosas donaciones para garantizar la seguridad (paramilitar) de la casa donde tenían secuestrado al niño.

Ha visitado el territorio ilegalmente ocupado por los Estados Unidos en la Bahía de Guantánamo, donde se tortura y reprime, con el declarado propósito de cantarle a quienes se marchaban de Cuba de manera ilegal por esa vía en el contexto de la llamada crisis de los balseros en 1994 y por la “libertad de Cuba”.

Esa misma Gloria- y aquí viene el hilo que la conecta al camaján de Armando Valladares y a la histérica (anti) venezolana María Corina Machado- fue empleada del servicio exterior de los Estados Unidos para atacar en el seno de las Naciones Unidas a la nación que la vio nacer.

En 1992, en el contexto del 47 Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Cuba presentaba ante ese órgano por segunda ocasión el Proyecto de Resolución para la eliminación del genocida bloqueo impuesto a nuestro país desde 1962.

 

La batalla era dura en esos años.

Con la desaparición del bloque de países socialistas y al perder Cuba más del 85 % de su comercio exterior, ante una realidad económica sin precedentes que nos llevó a adoptar la estrategia de resistencia que ha pasado a la historia como Período Especial en tiempo de paz, el imperio, como ha dicho el Compañero Fidel, se aprestó para dar la última estocada a la Revolución Cubana.

Naciones Unidas fue una de esas trincheras vitales y aun en medio de esa situación Cuba dio allí una batalla que luego de más de 20 años ha dado como fruto el apoyo de la abrumadora mayoría de la comunidad internacional.

Estados Unidos no escatimó recursos para lograr su objetivo y para ello compró y convocó a cuanto agente pudo.

A ese esfuerzo imperial se sumó Gloria Estefan y los representantes de Washington la presentaron como miembro de su delegación.

El debate fue duro y hay testimonios de que incluso Estefan intervino intentando convencer a propios y ajenos de la necesidad de “castigar” a Cuba.

Otras versiones narradas de manera informal por amigos de la Cuba revolucionaria que presenciaron los debates revelan que en su exposición demostró tanta falta de conocimiento de la historia de su país y tal sumisión a los designios de sus amos que un representante cubano le recomendó olvidarse de la política y dedicarse solo al canto, terreno donde ella podía cosechar frutos en su vida.

El resultado de la votación ese año fue de 59 estados en contra del bloqueo, tres a favor, 71 abstenciones y 46 ausencias.

Gloria Estefan fue no solo apabullada por los representantes cubanos, sino que debe guardar como uno de sus más “caros” tesoros el hecho de que eso le ocurrió el año en que decidió servir en la silla de la nación que ha ocasionado más de tres mil muertos a su pueblo por acciones terroristas.

Fue aquel el primer éxito de más de 20 victorias de Cuba en esa batalla que en 2013 alcanzó la cifra de 188 países contra el bloqueo, 2 a favor y 3 abstenciones.

Por esos antecedentes, no debe sorprendernos que la intentona de hace unas horas contra Venezuela en la infeliz OEA haya sido derrotada, como lo fueron las maniobras contra Cuba en la ONU.

La histérica María Corina Machado y sus cómplices dentro y fuera de Venezuela debieron haber pasado revista un poco a la historia, y quizás ¿por qué no?, debió hacer unas llamaditas a Gloria Estefan y al gran simulador, el «paralítico« Valladares para que la prepararan ante la paliza que recibiría.

Porque al final de cuentas María Corina Machado, Armando Valladares y Gloria Stefan son como virus de un mismo mal… y no tienen remedio.

Fuente: ARGENPRESS.Info

Orlando Hernández escribe desde Cuba

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