El cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), emitió la siguiente declaración momentos después de enterarse de la renuncia del Papa Benedicto XVI, el 11 de Febrero 2013:
El Santo Padre trajo el corazón sensible de un pastor, la mente penetrante de un intelectual y la confianza de un alma unida con Su Dios en todo lo que ha hecho. Su renuncia es otra señal de su gran cuidado por la Iglesia. Nos entristece que el renunciará pero estamos agradecidos por sus ocho años de abnegado liderazgo como sucesor de San Pedro.
Aunque tenía 78 años cuando fue elegido papa en el 2005, él se dispuso a conocer a su gente –y ellos fueron de todo tipo de fe – en todo el mundo. El visitó a los amenazados por su religión – Judío, Musulmanes y Cristianos en el Medio Oriente azotados por la guerra, los pobres desesperados en África, y la juventud del mundo se congregó para conocerlo en Australia, Alemania, y España.
El llenó de alegría a nuestro querido Estados Unidos de América cuando visitó Washington y Nueva York en el 2008. Como uno de los principales jefes de estado, el saludó a figuras importantes en la Casa Blanca. Como líder espiritual el guio en oración a la comunidad católica en el Parque de los Nacionales, el Estadio Yankee y en la Catedral de San Pedro. Como pastor sintiendo dolor en una emotiva reunión privada en la nunciatura del Vaticano en Washington, el brindó un corazón abierto a escuchar a las víctimas de abuso sexual por miembros del clero.
El Papa Benedicto frecuentemente citó el significado de las verdades eternas y advirtió sobre la dictadura del relativismo. Algunos valores, como la vida humana, sobresalen del resto, enseñó una y otra vez. Es un mensaje para la eternidad.
Él unificó a los católicos y alcanzó a grupos cismáticos en la esperanza de atraerlos nuevamente a la iglesia. Más es lo que nos une que lo que nos divide, dijo en palabras y acciones. Ese mensaje es para la eternidad.
Él habló por los pobres del mundo cuando los visitó y escribió de igualdad entre naciones en sus mensajes de paz y encíclicas. Él abogó por que se comparta más equitativamente los recursos mundiales y por respeto a la creación de Dios en la naturaleza.
Quienes lo conocieron, lo escucharon hablar y leyeron sus profundas y claras reflexiones se encontraron conmovidos y transformados. En todo lo que él dijo e hizo, urgió a la gente en todas partes a conocer y tener un encuentro personal con Cristo Jesús.
La ocasión de su renuncia se muestra como un momento importante en nuestras vidas como ciudadanos del mundo. Nuestra experiencia nos urge a agradecer a Dios por el regalo del Papa Benedicto. Nuestra esperanza nos exhorta a rezar que el Colegio Cardenalicio bajo la inspiración del Espíritu Santo elija a un sucesor merecedor de enfrentar los retos presentes en el mundo de hoy.
Presidenta de CRS, Carolyn Woo:
“Le damos gracias a Dios por el ministerio del Papa Benedicto XVI. Tuve la bendición de conocer a Su Santidad hace unas semanas y me fui testigo de cómo él irradiaba el amor de Dios. Él ha sido una inspiración para Catholic Relief Services, especialmente en cómo él ha resaltado en repetidas ocasiones que nuestra fe está inextricablemente relacionada a la caridad y a la justicia social, y más lo expresó otra vez, muy elocuentemente, en su más reciente carta con motivo de la Cuaresma que comienza esta semana”, dijo Carolyn Woo, presidenta de CRS, la agencia de ayuda humanitaria internacional de la comunidad católica en los Estados Unidos.
Ofrecemos a continuación la declaración completa del Santo Padre, pronunciada en latín.
“Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de2013, alas 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice”.
“Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria”.