Pingüinos y percas

Por Teresa Gurza

¿Se imaginan que Peña Nieto aceptara las renuncias de los políticos que viven en el lujo, tal como lo acaba de hacer el Papa con el obispo de Limburgo, Franz Peter Tebartz van Elst, conocido por su afición a consentirse?

Nos quedaríamos casi sin nadie…¡¡¡que rico!!!… y todos los niños mexicanos podrían tener escuelas con drenaje, luz, baños, mesa-bancos y pizarrones, terminando con la vergüenza nacional por el estado de los planteles que hay ahora.

Pero como eso no va a suceder, y para no aguarles la Semana Santa, mejor escribiré de noticias relacionadas con animales.

Como las ballenas que cantan tan lindo cuando llegan a la Antártida y que ahora sonarán aún más felices, porque la Corte Internacional de Justicia prohibió a Japón cazarlas en esa zona.

Por fortuna ellas estarán más a salvo, pero es preocupante la situación de animales llevados a lugares que no les corresponden donde mueren luego de mucho sufrimiento; como le pasó a un oso polar que en el zoológico de Buenos Aires, no resistió el calor del verano argentino.

Y les está sucediendo a 12 ejemplares de los magníficos pingüinos de Humboldt, recluidos en un centro de vida marina ubicado en Scarborough al noreste de Inglaterra; y a los que tienen que darles antidepresivos para quitarles el estrés que el mal clima de ese lugar azotado por tormentas y vientos les provoca.

Por cierto que esta especie de pingüinos está amenazada por la extinción, porque la pesca indiscriminada acaba con los pececillos de su dieta o los mismos pingüinos terminan atrapados en las redes.

Hablando de pescaditos, un tiempo que viví en un departamento   tuve como mascota un pececito rojo tan inteligente y tierno, que se daba cuenta cuando llegaba yo de trabajar y subía a lo alto de la pecera colocándose de lomo para que le hiciera cariñitos; y viendo que expresaba su satisfacción con burbujitas, me convencí que como cualquier otro ser, mi pescadito pensaba y gozaba.

Eso es tan cierto, que un equipo de científicos de la Universidad de Saitama en Japón, capturó por primera vez el pensamiento de un pez; y logró captar sus movimientos neuronales al prepararse para cazar una presa.

Su descubrimiento podría llevar a una mejor comprensión del cerebro y a permitir el desarrollo de nuevos fármacos para las enfermedades siquiátricas de los humanos; que consumen ahora cantidades tan enormes de medicamentos contra la depresión y la ansiedad, que han llegado ya a las aguas residuales de muchas partes del mundo.

Y estarían provocando cambios en el comportamiento de la vida marina, que podrían tener graves consecuencias ecológicas para el medio ambiente.

Porque por ejemplo, cuando los peces perca que son de naturaleza tímida son expuestos al ansiolítico oxazepam, se vuelven osados y hasta se atreven a abandonar su cardumen; lo que en opinión del ecologista Tomas Brodin, no es la mejor estrategia para su sobrevivencia y crecimiento.

Brodin es parte de un grupo de investigadores de la Universidad de Umea en Suecia, que ha colocado percas en concentraciones de oxazepam similares a las dosis que hay en agua residuales de su país, encontrando que además de hacerlos más osados, los hace más comelones; por lo que se teme se conviertan en un quiebre para el balance ecológico.

Y en el Acuario de San Paulo, Brasil, vive un querido caimán albino llamado Bino, que como sufre de escoliosis está recibiendo sesiones semanales de acupuntura.

La información que leí en emol, afirma que la medicina tradicional china establece que esta técnica no es exclusivamente para humanos, sino también para los animales; porque las dolencias de unos y otros, son desencadenadas por los mismos patógenos.

Y como la naturaleza no deja de asombrarnos, los estudiosos han descubierto que las abejas tienen comunicación con las flores de las que se alimentan; y que una carga eléctrica que sale de ellas les indica la calidad y cantidad de su néctar.

Los hallazgos anteriores ayudarán en un futuro no lejano, a interpretar el comportamiento de los animales en su aprendizaje, memoria, miedo y alegría; lo que abrirá puertas a la posibilidad de acortar los largos procesos de los tratamientos siquiátricos, con nuevos y mejores fármacos.

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