Reflexión sobre las elecciones en El Salvador

Por Mauricio Alarcón

Me permito hacer una reflexión con respecto a los resultados de las elecciones en El Salvador, ya que aunque tengo mas de 30 noviembres congelándome en el noroeste del continente americano, no he perdido el amor por mi juventud turbulenta, pero perspicua. Y en un vistazo al proceso electoral e interpretación del momento, debo atender varios elementos.

El primero es sobre el estado en sí, el cual a pesar de que ahora tiene que desembolsar 20 millones de dólares después de haber gastado tanto, incluyendo los $765.10 por cada voto válido emitido en el exterior, se coloca en un estatus superior en el mundo. El Salvador se ha ganado un respeto dentro del funcionamiento de las repúblicas por haber realizado un certamen limpio, comparado con otros procesos electorales en países desarrollados y subdesarrollados.

El segundo es el que reportan los números, y es que el FMLN ha revertido la correlación de fuerzas en la palestra electoral en 25 años. Obtener casi el 50% de los votos es un logro sin precedentes y poco alcanzable en repúblicas con sistemas de democracia electoral. Si se considera que en la primera elección de 1994, fue ARENA el que obtuvo casi un 50% y el FMLN aliado a la Convergencia Democrática solamente obtuvo 24.12% — el frente ha avanzado categóricamente en su transición de frente político militar a partido político electoral.

No tengo dudas que si continua trabajando la campaña como lo hizo durante los últimos tres meses, va ganar por un margen no menor a 5%. La derecha ya se levantó hoy día con procesos judiciales a nivel internacional que pretenden mediatizar a Funes, que ha sido muy instrumental en los resultados de las elecciones. Veremos qué pasa.

Mi tercer área de reflexión es para dónde va el país con el FMLN a la cabeza –para ello se hace necesario considerar factores exógenos que inciden en el rumbo que lleva Centro América estos días. Por un lado las pretensiones de China de abrirle un paso mayor y más ágil a su mercado hacia Europa con la construcción del Canal en Nicaragua que duplicaría el número de barcos cargueros que pasan de Este a Oeste por el Canal de Panamá, reduciendo la distancia y costo del trasporte de los mismos.

Por otro lado está el desarrollo infraestructural iniciado por Estados Unidos y el Fomilenio I con la construcción de la Longitudinal del Norte y su segunda partida de dinero que desarrollaría el área litoral, creando un canal seco de transporte de mercaderías de Sur a Norte y de Este a Oeste en el Istmo Centroamericano. También hay que considerar la concurrencia de capitales mexicanos, brasileños, colombianos y por supuesto estadounidenses, que además de competir con la oligarquía local, se enfrentan a ALBA petróleos, nuevo capital venezolano en la región.

Considerando estos elementos de la realidad en los que se da la segunda vuelta, lo más seguro es que el FMLN saldrá victorioso. Yo haría un llamado a quienes aunque de una manera limitada votaron nulo o boicotearon a su manera las elecciones, a que reconsideren que lo mejor para el país es que gane el FMLN, porque es la única fuerza que puede regular favorablemente al país la participación de todas esos capitales extranjeros y nacionales en El Salvador.

Aunque tanto los beneficios y perjuicios económicos como los estragos sociales y naturales que representan los proyectos de estos sectores en la zona son motivo de una reflexión más serena y coadyuvada, me atrevo a decir que el nuevo gobierno va necesitar de una organización popular muy seria para normar y pausar la incursión de estos mercados en El Salvador.

Es necesario destacar que “el hermano lejano o papá cercano,” uno de los autores más vitales de la economía de El Salvador, va necesitar además de ser reconocido, orientado por el gobierno en su participación, en la próxima década. Porque ni la inversión extranjera, ni las ganancias generadas por el capital nacional, benefician a los salvadoreños como lo hacen las remesas familiares.

Es más la misma empresa nacional y extranjera se patrocina en El Salvador con dólares procedentes del trabajo de los salvadoreñas y salvadoreños en Estados Unidos. Ellos son el mayor suministrador del consumo de los productos y servicios que vende Carlos Slim, AVIANCA, Telefónica y la mayor parte de las empresas extranjeras que se dan cita en El Salvador.

ARENA, si vuelve al poder, solo vendría a facilitar la depredación de El Salvador por estos oligopolios nacionales y extranjeros, lo cual aumentaría la pobreza, el crimen y el destierro de los salvadoreños. Por muchas que sean las acciones de los oportunistas dentro de un gobierno de FMLN, no son comparables con la amenaza social, económica, ambiental y política que significaría el regreso de ARENA. Votar en contra del FMLN solo contribuye un retroceso de la incipiente democracia y estado de derecho que se vive en El Salvador. Los que pregonan un paso atrás para depurar una izquierda no están viendo lo que pasa en el mundo.

Los oportunistas ven al gobierno como el instrumento que les permite determinar quien obtiene que y halan agua para sus molinos; los políticos ordinarios se apegan a que política es el “arte de lo posible” y limitan su visión a lo que los oportunistas les permiten. Pero los revolucionarios en un gobierno son los que hacen posible lo que sus pueblos necesitan para vivir mejor y trabajan de la mano con ellos, no necesariamente por voluntad propia, sino por la demanda de sus electores.

Es en ese sentido que los que cuestionan el voto por el frente, simplemente han aprendido a verlo aislado de su labor organizativa y activismo. Se equivocan al darle la espalda a un proyecto que coincide con su perspectiva y favorece al pueblo. Además de estar votando por la derecha al no votar por el frente, porque no hay alternativa, están traicionando lo que son, lo que fueron, su juventud, el origen de su conciencia de su ser – simplemente están siendo alguien más impresionado por las luces y el concreto, que no conocían.

El FMLN no ganó la guerra, negoció el fin de la misma, ganando el derecho a su participación política. Al insertarse en la vida política y luchar por ganar escaños en la legislatura y participación directa en el poder ejecutivo, el FMLN reconoce el funcionamiento del estado como lo encontró en 1992. Entró a jugar con las reglas del juego. En el 2009, Mauricio Funes no llegó a desmantelar las instituciones de la República e implementar una agenda socialista. Funes y el frente llegaron a gobernar bajo las leyes e instituciones que ha creado y desarrollado el estado en 188 años de existencia.

Lo que el presidente Funes ha hecho en 4 y medio años ha sido negociado con la legislatura compuesta mayoritariamente por representantes de las grandes empresas y con un sistema judicial que dista mucho de impartir justicia en el país. Se le puede exigir más, porque pedir es un deber para los necesitados, pero no se puede ignorar el medio hostil en que ha gobernado y darle el apoyo a los que han tenido el poder por casi dos siglos causando destierro, crimen y desolación en la sociedad.

Eso es simplemente es irresponsable. Aunque no me gusta simplificar la población de un país en izquierda y derecha, voy a usar los términos para una explicación matemático-deportiva: si el frente no tiene suficiente apoyo entro los autodenominados de izquierda, lo va encontrar entre los auto-definidos de derecha, para ganar las elecciones, porque no puede darse el lujo de perder el poder — los goles que no haces, te los hacen.

Mauricio Alarcón es un educador santaneco residente en la región metropolitana de Washington.

 

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