Te maltratan, denuncia

Por Teresa Gurza
Este 25 de noviembre, se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Violencia que según advirtió la directora del Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM, Ana Buquet Corleto, “es uno de los núcleos más duros de la desigualdad de género” y que no han podido detener estructuras de gobierno, leyes,  acuerdos a nivel internacional, ONGs o el trabajo desde la academia.
Entrevistada por el boletín semanal de la UNAM de vinculación con los egresados, la investigadora explicó que para eliminar la violencia, es necesario dejar de ver a las mujeres como un grupo vulnerable y trabajar para que sean capaces de reconocer y denunciar cualquier forma de maltrato.
Resaltó que la violencia contra la mujer en México, va desde el feminicidio que está presente en todo el país, hasta las agresiones en la calle, en el hogar y en los espacios laborales, educativos y de prestación de servicios.
Y que esto obedece a que en nuestra cultura y prácticas sociales, prevalece la idea de que los hombres pueden disponer del cuerpo femenino y las vejadas lo deben tolerar.
Agregó que el asunto es complejo porque las normas legales no cambian la realidad automáticamente, y se precisa una transformación cultural.
Para alcanzar este objetivo, concluyó la especialista, se tienen que generar cambios encaminados a romper el silencio, lograr que se castigue a los agresores y que las instituciones respondan de manera efectiva y confiable, a fin de que cada vez más víctimas puedan a recurrir a las autoridades, con la confianza de ser atendidas.
Cuando pienso en mujeres violentadas, entre las muchísimas que recuerdo sobresalen Natalia y Elvira.
Mi nana Natalia originaria de Atlixco Puebla, tenía largas y negras trenzas y dientes blanquísimos y preciosos que se limpiaba con tortilla tostada, pero se le metió que los quería de oro; y ya que se compró “su” recámara con todo y luna y “su” máquina de coser, empezó a juntar para ir al dentista a que se los fuera cubriendo con oro; en forma de corazón o enteros, según fuera su ánimo en esos momentos.
Llegó finalmente el día que llena de felicidad y destellos, lucía una sonrisa toda dorada; pero como nada es eterno, cerca ya de los 60 años de edad, conoció en un tianguis donde su hermano vendía zapatos los domingos, a un nevero treinta y tantos años menor.
Y un domingo no regresó a la casa por la noche como acostumbraba sino hasta tres días después, con las encías sangrantes y la cara hinchadísima y morada; porque a golpes de piedra, el nevero le había arrancado la dentadura para vender el oro.
Es Elvira medio mulata, alta, fuerte, guapota y nacida en Chiapas, donde se casó con un pálido vendedor ambulante; conforme fueron creciendo, el marido le puso en contra a tres hijos, por la simple razón decía, de que Elvira era muy poca cosa y él, era de sangre azul.
Ella misma se lo creyó y le vivía medio agradecida por haberse fijado en ella y medio odiándolo, por la humillaciones y tranquizas a que la sometía.
Hasta que un día al estarse rasurando, el hombre se cortó y Elvira vio salir un chorrito de sangre roja de su cachete.
Con la sangre, se fue el hechizo; y furiosa lo agarró a golpes. “En ese momento me di cuenta, que solo los ciempiés y las gallinas ciegas, tienen sangre azul porque comen pasto y me dio harta muina conmigo y con él”.
El marido le quitó a los niños; y como tenía un compadre judicial, la amenazó con cárcel; aterrada y para evitar la prisión, Elvira se escondió en su pueblo.
Ellas son apenas dos de los muchísimos casos, de mujeres agredidas por los hombres que más debieran cuidarlas.
Pero hay millones que aún viven y mueren ocultando a sus familiares, los moretones causados por maridos o parejas; sin que las autoridades hagan algo más, que emitir alertas de género como ha sucedido en el Estado de México y en Morelos.
Tan grave es la situación, que según cifras del  Inegi siete mexicanas murieron asesinadas diariamente en 2013 y 2014.
Y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) informó que cuando menos, mil 678 mujeres fueron asesinadas en 17 países de la región por razones de género; y que sólo en 14, México entre ellos, se ha tipificado el delito de feminicidio.

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