Ayer cientos de hombres blancos parte del grupo “chicos orgullosos” se reunieron armados y con ganas de no sólo hacerse notar, sino mostrar que ellos podrían estar con rifles o metralletas a plena luz del día y nada podría pasarles. Demostraron estar en lo cierto.
Anoche 4 personas fueron apuñaladas a las afueras de la Casa Blanca pero los líderes del grupo siguen libres. El grupo que defiende su ideología de supremacía blanca, tiene presencia en varias ciudades del país y preparan más manifestaciones.
En cualquier parte del mundo este grupo sería considerado terrorista, pero Estados Unidos y bajo la administración de Trump, son considerados “nacionalistas” que buscan defender sus privilegios blancos, con la amenaza de abrir fuego y ensangrentar al que se le enfrente.
Decir que la ideología de la supremacía blanca no es nueva, parece ya noticia repetida, pero vale la pena volver a escribirla. Esta ideología vino con los europeos que decidieron invadir América en el siglo 15. Para llevar a cabo su plan cometieron genocidio a la población nativa en el continente y como robar tierra no les era suficiente, para hacerse ricos, decidieron raptar y luego esclavizar a africanos por más de 300 años.
Los hombres que ahora marchan en las calles con metralletas coreando “proud boys” son solo la evolución de nombre de los que antes fueran el KKK que linchaban y asesinaban en las plazas con sus capuchas blancas. Antes de eso eran los esclavizadores que ultrajaban y violentaban los cuerpos de la población negra que se negara a obedecer, y antes de eso, fueron los invasores europeos que cometieron genocidio y acribillaban a los nativos americanos para así robarles su tierra.
Nada ha cambiado, nada.
Este grupo supremacista sigue creyéndose dueño del país y por ende con el derecho a acribillar, golpear, incendiar y hasta asesinar todo aquel que se interponga en su camino.
