Por Teresa Gurza.
En un voluminoso pero nada aburrido documento de 522 páginas, Adolfo Sánchez Rebolledo sintetiza en crónicas, ensayos y artículos periodísticos, algunas vivencias de 1961 a la fecha; largo periodo de transformaciones que en México y en el mundo, marcaron la evolución de las izquierdas y sus propias concepciones.
“En el curso de mi vida aprendí que las revoluciones viven y mueren; y que las grandes causas al igual que los planetas y las pasiones, no son eternas” afirma Fito, como le decimos sus amigos, en la introducción de su libro La Izquierda que Viví. El instante y la palabra.
El objeto de recordar, dice, es para poder entender mejor algunos rasgos del presente “incluyendo los sueños de otros tiempos y el derecho a cambiar sin traicionarnos”.
Imposible dar idea del conjunto de un trabajo como ese, en un artículo.
Pero puedo empezar diciendo, que Fito militó en prácticamente todas las organizaciones de la izquierda mexicana; desde donde aportó conocimientos y esfuerzos para la unidad.
Y que su vida y quehacer, quedaron marcados por la Tendencia Democrática de los Electricistas, la revista Punto Crítico, el Movimiento de Acción Popular, el Partido Socialista Unificado de México, el Partido Mexicano Socialista, el Partido de la Revolución Democrática, el Partido Democracia Social y el Instituto de Estudios de la Transición Democrática.
Estando en la dirección del PSUM, fue testigo como se fueron desdibujando las concepciones de izquierda, a raíz de la pérdida de las referencias ideológicas tras la caída del bloque soviético; lo que supuso, “el abandono silencioso de los planteamientos socialistas”.
Además, se fueron dejando de lado los grandes temas de la campaña presidencial de 1982; y muchos asuntos de extraordinaria importancia, se anularon o tuvieron considerables retrocesos; con lo que se fue alejando para ese partido la posibilidad de convertirse en alternativa, que contribuyera a la creación de una cultura democrática y a la conformación de un nuevo principio moral y cultural.
Lo que siguió no fue mejor.
Y en 1991, ya miembro del PRD, Fito advirtió que “la línea del partido había llegado a un callejón sin salida” y se fueron cerrando espacios para el debate; especialmente a quienes como los mapaches -así llamados porque llegaron al PSUM, provenientes del MAP- pensaban que había condiciones para iniciar la transición democrática; para lo cual, habría que buscar una gran coalición capaz de promover reformas que permitieran el cambio político.
Situación que lo llevó junto a Pepe Woldenberg, Pablo Pascual, a renunciar.
Analiza también Fito en su libro, la influencia de la Revolución Cubana y Fidel Castro, el Movimiento del 68, el dos de julio y los Halcones, y el viraje que desde el partido oficial y el gobierno se hizo del proyecto nacional, surgido de la revolución mexicana.
Pero sobre todo se pregunta, qué hacer, a qué pactos llegar y a qué sacrificios hay que comprometerse, para con los escasos recursos disponibles poder redistribuir el ingreso y dar empleo productivo, a los millones de mexicanos pobres.
La razón de ser de su recopilación, precisa, es rendir puntual homenaje a personas queridas e importantes, como Oscar González, Pablo Pascual Moncayo, Julio Pliego, José Revueltas, Rafael Galván, Carlos Fernández del Real, Othón Salazar, Carlos Monsiváis, Carlos Pereyra, Arnoldo Martínez Verdugo; y desde luego a su padre, Adolfo Sánchez Vázquez, por las imborrables huellas que dejaron.
Y escribe también, sobre aquellas personas con quienes sigue compartiendo vida y afanes.
Como su esposa Carmen Fabregat, su hija Paula, y su hermano Juan Enrique Sánchez Rebolledo, de quien publica un inédito testimonio escrito la noche del 2 de octubre de 1968, que pasó entre el horror de los tiroteos.
Raúl Álvarez Garín, “que siempre ha entendido su época”; Roberto Escudero, su gran amigo y actor importante en el Movimiento del 68; Pepe Woldenberg, quien lo instó a publicar el libro porque piensa, que “la memoria es sobre todo un instrumento de la razón” y del que dice “al leerlo, dan de verdad ganas de ser de izquierda”; y Rolando Cordera, “inflexible en rechazar por completo la frivolidad en los asuntos que comprometen la dignidad humana”.
Este excelente documento, será presentado por Escudero, Woldenberg, Cordera, y Alejandro Encinas, a las 6 de la tarde del 28 de agosto en la librería Rosario Castellanos del F.C.E. (Tamaulipas 202 y Benjamín Hill).