Alianza del Pacífico: integración y libre comercio a toda velocidad

De la mano de la presidenta Laura Chinchilla (der) Costa Rica quiere sumarse a la Alianza del Pacífico. Foto: Getty/BBC.
De la mano de la presidenta Laura Chinchilla (der) Costa Rica quiere sumarse a la Alianza del Pacífico. Foto: Getty/BBC.

Por Arturo Wallace

En lo que a integración y libre comercio se refiere, las cosas se mueven bastante rápido dentro de la Alianza del Pacífico, el bloque conformado por México, Colombia, Perú y Chile que este lunes se reunió en la ciudad colombiana de Cartagena para celebrar su séptima cumbre presidencial en menos de tres años.

Efectivamente, el plato fuerte del encuentro, que reunió a los mandatarios de los cuatro países, fue la suscripción de un acuerdo para eliminar los aranceles de importación para el 92% de los bienes y servicios que comercian entre ellos.

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Y en la reunión también se aprobó la «hoja de ruta» que deberá permitir el próximo ingreso de Costa Rica al bloque, un proceso en el que ya también va avanzando Panamá.

Nada mal, si se considera que la idea de esta alianza apenas se echó a andar hace menos de tres años –con la suscripción de la Declaración de Lima, en abril de 2011– y más de un año después de la creación de la última gran apuesta de integración regional: la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, que apenas acaba de celebrar su segunda cumbre en La Habana.

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Aunque no del todo sorprendente si se toma en cuenta que todas sus naciones miembros ya tenían tratados de libre comercio entre ellos y con Estados Unidos, además de un claro compromiso con la liberalización comercial.

«Una de las principales razones por las que tiene sentido la Alianza del Pacífico es precisamente empezar a consolidar muchos de esos acuerdos. Y tiene sentido aglutinarlos sobre todo entre países con una visión similar», le dijo a BBC Mundo Hernán Vallejos, de la facultad de Economía de la Universidad de los Andes.

«Los miembros de la Alianza del Pacífico creen en la integración incluyente, es decir, en integrarse con países de todos los continentes. Mientras que algunos países de América Latina piensan más en integrarse entre ellos y no tanto con otros países u otras regiones», explicó.

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«Integración profunda»

Para algunos, lo anterior hace de la Alianza del Pacífico más un ejercicio de proyección de sus países miembros, que un acuerdo destinado a transformar las dinámicas comerciales entre estos.

Los miembros de la Alianza del Pacífico creen en la integración incluyente, es decir, en integrarse con países de todos los continentes. Mientras que algunos países de América Latina piensan más en integrarse entre ellos y no tanto con otros países u otras regiones»

Hernán Vallejos, Uniandes

Y, de hecho, en sus documentos oficiales el bloque destaca sobre todo que sus miembros son todos países con «visiones afines de desarrollo y promotores del libre comercio como impulsor del crecimiento», en claro contraste con las economías más cerradas de otros países de la región.

«La idea de que estos países están dispuestos a liberar (sus mercados) de forma consistente, congruente entre ellos, sí es una señal muy distinta a la que podrían estar transmitiendo países como Bolivia, Ecuador o Venezuela», admite, por ejemplo, Vallejos.

«Y yo creo que la señal es importante. Pero no coincidiría con que sea lo único», agregó sin embargo el economista de Uniandes, quien cree que la alianza es sobre todo un paso «en la dirección correcta’» para «ir simplificando la maraña de normas y regulaciones que han generado los numerosos acuerdos suscritos en las últimas décadas».

Mientras, en Cartagena, los mandatarios también insistieron en que la integración pretendida por la Alianza del Pacífico va mucho más allá de lo estrictamente comercial.

«Eliminamos, por ejemplo, esas antipáticas visas que ponían trabas a nuestros viajeros. Como consecuencia de esto, y solo para mencionar un caso, el número de turistas colombianos que visitaron México… aumentó en un 68%», dijo durante la inauguración de la cumbre el presidente colombiano Juan Manuel Santos.

Y los países de la alianza ya también han dado pasos concretos para integrar algunas de sus representaciones diplomáticas, además de buscar mayores acuerdos en materia de educación, investigación científica –especialmente en materia de medio ambiente y cambio climático –y promoción cultural.

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¿Lo comercial vs. lo político?

Por lo pronto, la velocidad con la que se mueven las cosas a lo interno de la Alianza del Pacífico también contrasta con los tiempos de muchas de las iniciativas de integración que se están dando en la región.

La Alianza del Pacífico y el campo colombiano

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El compromiso del presidente Juan Manuel Santos con la Alianza del Pacífico le ha valido hasta acusaciones de «traición a la patria» por parte de algunos sectores políticos y gremiales colombianos.

Y es que la decisión de suscribir un acuerdo que desgravará las importaciones de hasta el 92% de los bienes y servicios provenientes de México, Perú y Chile no ha caído nada bien entre aquellos que consideran que los tratados de libre comercio son la principal razón para la crisis de la industria y el campo colombiano, objeto esta última de masivas protestas el año pasado.

«Colombia tiene hoy una balanza comercial negativa con todos los países de la Alianza del Pacífico», le hizo notar a BBC Mundo el economista Aurelio Suárez, quien considera que el nuevo acuerdo terminará con los pocos instrumentos de defensa que le quedan a los campesinos colombianos, como la Franja Andina de Precios.

Aunque las autoridades han hecho notar que la mayoría de los productos no exentos son, precisamente, productos agropecuarios, los que en algunos casos continuarán gozando de protección hasta por períodos de 18 años.

«La Alianza Pacífico… es el tipo de alianzas a las que Colombia debería suscribirse en lugar de estar botando el tiempo en encuentros de poco oficio como los de la CELAC», se lee, por ejemplo, en una columna publicada este lunes por el diario El Colombiano.

«Es un ejemplo efectivo de integración que se fundamenta en lo comercial y en lo económico (sin limitarse a ello), no en lo político (aspecto que es cambiante de acuerdo al gobierno de turno en cada país)», afirma el columnista, Pablo Jaramillo Vasco.

«Y lo comercial y lo económico, a diferencia de lo político promueve la realización de acuerdos y avances concretos en materia de integración, y no simples buenas intenciones», escribió.

No todos, sin embargo, ven con buenos ojos la profundización de la lógica de libre comercio que parece ser el principal motor del proceso. Y para economistas de izquierda, como el colombiano Aurelio Suárez, la conformación del bloque responde más a los intereses de Estados Unidos que a los de los países de la región.

«Todos los países que están firmando esta Alianza tienen un requisito: tener un TLC con EE.UU. Y eso le va a permitir a los EE.UU. ir montando una especie de ‘Alquita’ (que compense por el fracaso de su pretendida Área de Libre Comercio de la Américas, ALCA)», le dijo Suárez a BBC Mundo.

«Y también es una forma de catapultar a estos países al llamado Acuerdo Transpacífico, que EE.UU. está impulsado como alternativa a la OMC para permitir formas mercantiles ilegítimas como el dumping y el endurecimiento de las normas de propiedad intelectual y así consolidar toda una serie de nuevas reglas a favor de las grandes corporaciones», agregó.

De hecho, el potencial para «el intercambio comercial, de inversiones, de innovación y tecnología con el mundo, con especial énfasis en el Pacífico asiático» también es una de las «ventajas estratégicas» promocionada por la Alianza.

Pero no todos comparten la visión negativa de Suárez –quien el año pasado acompañó las protestas en contra de los tratados de libre comercio de los campesinos colombianos– a la hora de valorar el impacto del nuevo mecanismo de integración.

Y, más allá de las diferencias de opiniones sobre las bondades y perjuicios de los tratados de libre comercio, lo cierto es que por el momento el proceso de integración de la Alianza del Pacífico parece imparable. Y sus potenciales impactos mucho más concretos e inmediatos que los de otras iniciativas más incluyentes, pero también más evidentemente políticas, que se están dando en la región.

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Fuente: BBC Mundo

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