Las autoridades chinas comunicaron este domingo que 96 personas murieron en el ataque ocurrido el pasado lunes en la provincia de Xinjiang (oeste del país).
El gobierno de Xinjiang dijo que 59 de los muertos eran atacantes y que las fuerzas de seguridad les habían disparado. Los 37 fallecidos restantes eran civiles que pertenecían a la etnia han, un grupo que en los últimos tiempos ha sido víctima de ataques perpetrados por la minoría uigur.
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La agencia estatal de noticias Xinhua también informó que 215 atacantes armados con cuchillos fueron arrestados después de que entraran a una estación de policías y varias oficinas del gobierno.
Sin embargo, grupos de defensa de los derechos humanos aseguran que la policía abrió fuego contra quienes protestaban contra la represión a los musulmanes durante el Ramadán.
Las tensiones entre los uigures y los inmigrantes chinos de la etnia han ido en aumento en los últimos años. En meses recientes se ha producido un recrudecimiento de la violencia en Xinjiang, que las autoridades han atribuido a los separatistas uigures.
El miércoles pasado, el imán de la mezquita más grande de China en la ciudad de Kashgar, en Xinjiang, murió al ser apuñalado después de las oraciones de la mañana.
Jume Tahir, de 74 años, fue nombrado imam de la mezquita de 600 años de antiguedad por el partido Comunista chino y era un vocero público de las políticas del gobierno en la región.
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