Chris Borland y el miedo por el que perderá millones de dólares

Chris Borland sólo cumplió el primero de los cuatro años de contrato con los 49ers de San Francisco.
Chris Borland sólo cumplió el primero de los cuatro años de contrato con los 49ers de San Francisco.

La noticia impactó a un deporte que viene siendo sacudido desde hace un año por todo tipo de escándalos.

Una de sus mayores promesas, un prospecto de sólo 24 años, dijo basta y le dio la espalda a uno de los trabajos más soñados en Estados Unidos, ser estrella de la Liga Profesional de Fútbol Americano (NFL, por sus siglas en inglés).

Chris Borland, apoyador de los 49ers de San Francisco, uno de los equipos más populares de la liga, se retiró después de jugar una sola temporada por temor a los efectos que podría sufrir en el largo plazo por el elevado riesgo de conmociones cerebrales en el deporte.

El jugdor brilló en el fútbol americano universitario de Wisconsin antes de llegar a la NFL.

El jugador, que terminó el año con 107 bloqueos y dos intercepciones, estuvo entre los mejores novatos de la temporada luego de firmar un contrato por cuatro años por un valor superior a los US$3 millones.

Borland dejará de percibir un gran porcentaje de esa cifra, además de cerrarse las puertas a multimillonarios contratos en el futuro.

Para tener una idea, su compañero de equipo y posición en los 49ers, NaVorro Bowman, gana unos US$9 millones al año, aunque ahora será imposible saber si Borland hubiera alcanzado el mismo nivel deportivo.

«Yo sólo quiero hacer lo que es mejor para mi salud. Por lo que he investigado y por mi experiencia no vale la pena correr el riesgo», admitió Borland en entrevista con un programa de la cadena estadounidense ESPN.

Los riesgos de un sueño

El año pasado hubo un caso similar cuando Sidney Rice anunció su retiro a los 27 años de edad por miedo sobre su estado de salud después de recibir tantos golpes en la cabeza.

Sidney Rice se retiró a los 27 años tras ganar un Super Bowl con los Seahawks de Settle.

La diferencia es que Rice abandonó el deporte tras quedar campeón con los Seahawks de Seattle, mientras Borland dejó de un lado el sueño por el que había trabajado durante la mayor parte de su vida.

Rice, junto a Steve Weatherford, anunciaron el mes pasado que donarán sus cerebros para impulsar las investigaciones científicas sobre los efectos de las conmociones cerebrales en el fútbol americano.

Lea: ¿Para qué donaron su cerebro dos figuras del fútbol americano?

«Pensé en lo que podía lograr en el fútbol, pero cuando lees sobre Mike Webster y Dave Duerson y Ray Easterling, lees todas estas historias y para ser el tipo de jugador que me gustaría ser creo que tendría que aceptar algunos riesgos que como persona no quiero asumirlos», reconoció Borland.

Las tres personas que mencionó fueron diagnosticadas con la llamada encefalopatía traumática crónica (CTE, por sus siglas en inglés) después de sus muertes, una enfermedad degenerativa que causa la pérdida de la memoria, agresión, confusión, depresión, paranoia y tendencias suicidas.

El peso de la familia

La NFL reaccionó con un comunicado en el que dijo respetar la decisión del jugador, pero aclaró que «el fútbol americano nunca había sido más seguro».

«Continuamos progresando con cambios en el reglamento, técnicas de bloqueo más seguras en todos los niveles del deporte, mejor equipamiento, protocolos y cuidado médico para los jugadores», aseguró Jeff Miller, vicepresidente del departamento de salud y seguridad de la NFL.

En su primer año Borland fue elegido como el mejor jugador novato defensivo de la liga en noviembre.

Lo cierto es que Borland no tomó la decisión de un día para otro, más allá de que el director general de San Francisco, Trent Baalke, dijera que la noticia fue «inesperada».

La idea fue tomando forma desde antes que comenzará la temporada en la que logró ser reconocido como el mejor novato defensivo de la NFL en el mes de noviembre.

Poco importó la vida de extravagancia de las estrellas del fútbol americano. En la balanza pesó más las conversaciones familiares. Fue por eso que todos sus hermanos y hermanas asistieron a uno de sus partidos esta temporada ya que sabían que podía ser su última.

Así fue. Ya no habrá noches de gloria ni anillos en el Super Bowl. En su futuro cercano aparece un regreso a la universidad que le permita seguir una carrera en empresas de gestión deportiva.

Fuente: BBC Mundo

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