Por Gustavo E. Etkin
Respingando
la balanza
todo se alcanza.
Con la medida justa
nadie se asusta.
Pero hay
quien gusta
del tintineo terso
de balaustradas lentas
balancear balones
en montañas mórbidas
y en bordes temblorosos
de axilas sinceras
recordar días
de primavera.
Y resbalar
por suaves
toboganes lisos
hasta sonrisas
de damasco y miel.
Y flotar encantos
de boleros blandos
y doblar en ochos
de tangos machos
una mina
de cintura fina.
Y entrar despacio
en una tierna
caverna
chiquita
color topacio
aleteando alas
de mariposa
rosa
en ondulados
valles mojados.
Gustavo E. Etkin escribe desde Bahía de San Salvador, Brasil. Especial para ARGENPRESS CULTURAL