
Por Fernando Andrés Torres
Por una cantidad desconocida aún, El Salvador ha contratado a la empresa neoyorquina Giuliani Partners LLC, del exalcalde (1994 – 2001) de esa ciudad, el republicano Rudolph Giuliani para recibir asesoramiento sobre seguridad.
El Salvador no es el único país; el abultado resumé de triunfos le ha abierto las puertas para recibir jugosos contratos de consultoría en varios países latinoamericanos (México, Perú, Brasil, Guatemala).
Sin embargo los éxitos de Giuliani en la lucha contra el crimen en la Gran Manzana han sido cuestionados profusamente por variados estudios sociológicos, líderes de derechos civiles, expertos del crimen urbano y las mismas estadísticas. El número de crímenes en Nueva York comenzó a decaer tres años antes de que Giuliani llegara a la alcaldía y los delitos contra la propiedad bajaron cuatro años antes. La reducción del crimen fue una tendencia nacional que se generó a partir de la década de los noventa.
Llama la atención que el derechista Giuliani haya sido contratado por la empresa privada y el gobierno salvadoreño dirigido por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. Entre otras cosas, la medida indica que el gobierno de Salvador Sánchez Cerén ha optado por una solución de corte policial, de “tolerancia cero”, acercándose a la nefasta sicología estadounidense de que la guerra lo soluciona todo.
La palabra “guerra” se ha usado y se continua usando para solucionar todo tipo de problemas sociales; guerra contra la pobreza, guerra contra las drogas, guerra contra el terrorismo, guerra contra los sin-casa. Es una actitud, una predisposición, inserta en la psiquis social del debate político. Como dijera el filósofo James Childress «En el debate sobre la política social a través del lenguaje de la guerra, a menudo olvidamos la realidad moral de la guerra.»
Hay un dicho en inglés que dice “is the economy stupid!” El método de Giuliani tiene un cargado énfasis policial y de inteligencia. Es una respuesta policial a un problema social y económico. Durante su cargo como alcalde Giuliani aumentó la fuerza policial de 28 mil a 40 mil efectivos e implementó programas – algunos caracterizados como inconstitucionales – como los llamados Vidrios Quebrados (Broken Windows) y Detener y Allanar (Stop and Frisk) .
Detener y Allanar (Stop and Frisk)
Con el modus operandi de Detener y Allanar, la policía puede detener a personas no por causas sino por mera sospecha, por el “look”. Un estudio realizado en 1999 por la Oficina del Fiscal General de Nueva York encontró que Detener y Allanar se aplica de manera desigual. Muchas personas de grupos étnicos llamado de “minorías” fueron detenidas de manera desproporcionada aparte de que llevaron a relativamente pocos arrestos realmente justificados.
De acuerdo con la Asociación Nacional para el Desarrollo del Pueblo de Color / National Association for the Advancement of Colored People (NAACP), de las casi 700 mil personas que la policía detuvo en 2011, el 87% fueron afroamericanos o latinos.
«Detener y Allanar es el programa de discriminación por caracterización racial más masivo en el país. Todos los niños, de todos los colores, deben sentirse protegidos por nuestra policía, no amenazados, acosados o intimidados… Es una violación de los reglamentos de la Policía de Nueva York, de nuestra constitución y de los valores básicos de libertad y justicia para todos», dijo en 2012, Benjamin Todd Jealous entonces presidente de la NAACP.
Vidrios Quebrados (Broken Windows)
Con mano dura, Giuliani impuso tolerancia cero en la lucha contra el crimen castigando severamente incluso a los delitos pequeños, antes ignorados. La política de Vidrios Quebrados —ideada por los criminólogos George Kelling y James Wilson— plantea que los delitos pequeños invitan a crímenes mayores. Castigar fechorías menores entonces, resultaría en una disminución del crimen en general. Por lo tanto se castiga con rigidez los delitos pequeños como la vagancia, la prostitución, el graffiti, la mendicidad, a quienes no pagan su pasaje en el metro o a los que venden cigarrillos sueltos (ver caso de Eric Garner). Incluso se trató de combatir las protestas sociales callejeras legítimas, castigando a las personas que supuestamente quiebran vidrios.
El Consejo Nacional de Investigación no encontró datos suficientes para apoyar la afirmación de que la teoría de Vidrios Quebrados funciona. «Hay una percepción generalizada entre los estudiosos de la policía y el público, que las estrategias policiales (principalmente de arrestos) aplicadas ampliamente contra las personas que cometen delitos menores conducen a la reducción de los delitos graves… La investigación no proporciona un fuerte apoyo a esta propuesta”, aseveró el informe.
El mismo Kelling dice que los críticos plantean «un punto válido; que la ciencia no ha podido demostrar que (la disminución del crimen fue producto de) la política de Vidrios Quebrados o que fue el Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York”.
CompStat
Otro de los programas impulsados por Giuliani fue el CompStat (Complaint Statistics) (denuncias/ estadísticas) para mejorar el rendimiento policial a través de sistemas de información geográfica y la cartografía criminal para identificar problemas. Con información detallada, los policías discuten estrategias y tácticas para sus áreas asignadas.
Pero nuevamente, los estudios indican que la delincuencia está aumentando en varias ciudades que han asumido el programa CompStat “no es una especie de seguro de incendio, un milagro en la organización de una agencia para obtener el máximo rendimiento», dijo a la revista Politifact.com, Andrew Karmen, sociólogo y criminólogo de la Escuela de Justicia Criminal John Jay de Nueva York.
«No es una ciencia complicada… Se trata de que las personas asuman la responsabilidad que les corresponde. He visto fracasar a un montón de departamentos de policía por no estar dispuestos a tomar decisiones difíciles», dijo Howard Safir, excomisionado.
Un exagerado resumé
Los resultados de las medidas policiales de Giuliani han sido exagerados. Estudios independientes no han logrado vincular las políticas de Giuliani con la disminución de los índices de criminalidad.
Desde un punto de vista político, sin embargo, estas políticas de Giuliani son difíciles de atacar, dice la revista, pero desde un punto de vista científico social, estas tienen grandes costos y consecuencias.
Según la revista, la disminución del crimen en grandes urbes como Nueva York, Chicago, San Diego, Miami y San Francisco, no fueron productos de tácticas policiales si no mas bien el resultado de una “compleja combinación” de los cambios sociales, económicos y demográficos.
Datos del Departamento de Justicia de EE.UU. indican que la reducción del crimen fue una tendencia nacional que se generó a partir de la década de los noventa. Las cifras sobre el número de crímenes violentos en la ciudad de Nueva York comenzaron a decaer tres años antes de que Giuliani llegara a la alcaldía en 1994 y los delitos contra la propiedad bajaron cuatro años antes.
Derechos civiles
Actuar ahora preguntar después. Las políticas policiales de Giuliani fueron prácticas policiales preventivas profusamente criticadas y repudiadas por líderes y organizaciones de derechos civvies, por violar los derechos constitucionales de los ciudadanos y alimentar la discriminación por caracterización racial.
El reverendo Al Sharpton, presidente de la Red de Acción Nacional manifestó que «los métodos usados en la práctica de Detener y Allanar viola nuestros derechos civiles como ciudadanos, humilla nuestra humanidad, viola las leyes en contra de la discriminación por caracterización racial, y viola nuestro derecho constitucional a la probabilidad de causa… Por lo tanto es ilegal, inmoral, y se debe acabar. No se puede reparar el prejuicio racial, se debe acabar”.
«Proteger la seguridad de todos los neoyorquinos y reducir la delincuencia en todas partes de nuestra ciudad no significa convertir cualquier barrio, cualquier cuadra, en una zona exenta de la Constitución… Contrariamente a lo que afirma el alcalde y el comisionado de policía, la política de Detener y Allanar de la policía de Nueva York ha hecho poco para sacar de las calles las armas de fuego. En cambio, ha corroído la capacidad de las comunidades de color de confiar y respetar a la policía», dijo Donna Lieberman, directora del Sindicato de los Derechos Civiles de Nueva York.
Pandillas
Con la contratación de Giuliani se podría decir, a modo anecdótico, que este pequeño país centroamericano esta importando la solución desde el país que exportó el problema. Según informes desde El Salvador, las maras o pandillas son la mayor causa de la alta criminalidad. Pero poco se informa de que estas fueron “exportadas” por Estados Unidos desde Los Angeles en los sesentas y ochentas debido a las políticas de deportación que muchos jóvenes salvadoreños – escapados de la guerra – sufrieron.
En un articulo de la revista National Geographic (julio, 2014) John Sullivan, especialista en pandillas del Departamento del Shériff del condado de Los Ángeles dice: «Estas pandillas son parte del tejido cultural de Estados Unidos, no Centroamérica… Los deportamos, y son más grandes y más malos que cualquier pandilla allí, y ellos dominan. Y ahora tenemos áreas (en Centroamérica] que están ampliamente desestabilizadas, con un alto grado de violencia.»
Giuliani sobre América Latina y el mundo
Las políticas de seguridad y policiales de los países latinoamericanos son eso; políticas, principios morales que comienzan con la idiosincracia propia y el sentido social. Por eso, la posición conservadora del exalcalde es otra gran llamada de atención. Los planes de Giuliani vienen con el apéndice del cambio de mentalidad; de la subyugación a razonamientos foráneos, de inyectar reflexiones propias de una país “desarrollado”.
Como buen republicano, Giuliani mantiene una posición política de oposición a la corriente progresista, anti-capitalista de America Latina. No ve con buenos ojos estos movimientos alternativos. Por mucho tiempo sostuvo que Estados Unidos debería construir alianzas con México y Colombia para contrarrestar el desplazamiento a la izquierda de los gobiernos latinoamericanos.
En un debate organizado por Univisión en 2007 dijo: “La realidad es que Chávez está actuando como un dictador. Y así debe ser tratado. Hay un movimiento de oposición en América Latina (que) no quieren ir en la dirección (de) Castro… Ellos no quieren ir hacia el socialismo y el comunismo. Ellos quieren ir al libre mercado, quieren ir hacia la libertad… creo que Chávez va en la dirección opuesta… una especie de repetición de lo que Castro trató de hacer, y es una vergüenza, y debemos estar en contra de ella”.
Giuliani tiene una agenda muy clara de exportación del “american way”. Ese mismo año en New Hampshire dijo: “Si podemos atraer a los países que actualmente son nuestros enemigos y conseguir que ellos vean los valores de (los) ideales (de Estados Unidos), sí tenemos la fuerza moral para poder explicárselo a ellos de la manera que Reagan fue capaz de hacerlo con el comunismo… Cuando creemos en los ideales esenciales que tenemos, no sólo son los ideales estadounidenses, vienen de Dios. Es nuestra obligación moral de encontrar el camino correcto para compartirlo con el resto del mundo”.
Muy inmiscuido en asuntos de política exterior Giuliani dijo en un debate de FOX en 2006: “Sabía como apoyar a mi país. Dejé a Arafat y Castro fuera de la celebración de los 50 años de las Naciones Unidas. Y como alcalde de Nueva York he estado involucrado en una forma u otra en casi todos los tema de política exterior”.
En Mexico, Giuliani levantó muchas cejas cuando dijo que en ese país “cualquiera puede matar y salirse con la suya, en Estados Unidos ese no es el caso. México no toma sus casos de homicidio en serio» (La Opinión. Oct. 2014)
Según el sitio internet del Consejo de Relaciones Internacionales, Giuliani apoya incondicionalmente las políticas expansionistas de Israel, “el único reducto de la libertad y la democracia en el Medio Oriente y el único amigo absolutamente confiable de Estados Unidos.” Además, dice el Consejo, Giuliani cree que la Autoridad Palestina no es un «equivalente moral» para el gobierno israelí porque «hay una diferencia entre una nación basada en el derecho y la democracia y una que que alberga al terrorismo».
Fuente: ARGENPRESS.Info