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En Estados Unidos, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) están inmersos en una disputa legal con la farmacéutica Moderna sobre los derechos de propiedad intelectual de su vacuna contra la COVID-19.
La agencia afirma que tres científicos gubernamentales desempeñaron un papel importante en el desarrollo de la vacuna de Moderna, pero sus nombres no figuran en la solicitud de patente.
La farmacéutica, que también recibió 10.000 millones en fondos gubernamentales, está intentando evitar compartir los derechos de propiedad intelectual con el Gobierno estadounidense.