La calabazas talladas tienen su origen en una leyenda irlandesa

Foto: History Facts

La calabaza de Halloween tiene sus raíces en el folclore irlandés, concretamente en la leyenda de un hombre llamado «Jack el Tacaño«, quien intentó engañar al diablo y sufrió las consecuencias. Existen muchas versiones de la historia, pero la esencia es que Jack invitó al diablo a tomar algo, pero se resistió a pagar y le pidió que se transformara en una moneda. El diablo accedió, pero Jack el Tacaño se quedó con la moneda, guardándola junto a una cruz de plata en su bolsillo para evitar que el diablo recuperara su forma original. El siguiente paso de Jack fue liberar al diablo si prometía no molestarlo durante un año y no llevarse su alma al morir. Un año después, Jack volvió a engañar al diablo, esta vez consiguiendo que lo dejara en paz durante diez años.

Tras la muerte de Jack, Dios no permitió que el embaucador entrara al cielo, y el diablo, cumpliendo su pacto, tampoco lo llevó al infierno. El diablo lo envió lejos con solo una brasa ardiente del inframundo para iluminar su camino. El fantasma de Jack colocó la brasa en una linterna tallada en forma de nabo, condenado a vagar por la Tierra eternamente. Los irlandeses se referían al espectro como «Jack de la Linterna», y con el tiempo, como «Jack o’ Lantern». Incluso se empezaron a tallar linternas para imitar la historia. Las primeras linternas de Jack se hacían tallando nabos, remolachas y patatas e iluminándolas con una vela. Estas datan al menos de 1640, cuando el autor Sam Howell mencionó «un nabo cortado como la calavera con una vela dentro». Las calabazas no son originarias de Irlanda, por lo que la tradición tal como la conocemos no surgió hasta que los inmigrantes irlandeses llevaron la leyenda a Estados Unidos, donde los pueblos indígenas de América habían introducido las calabazas a los europeos.

 

 

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