El reasentamiento de refugiados debe seguir siendo una vía legal segura, afirma el obispo Seitz

Refugiados sudafricanos recién llegados a EE.UU. Foto: MDN New/FB

 

WASHINGTON, D.C., 31 de octubre de 2025 — “Ante la señal de la Administración de que la continuación de este programa, históricamente bipartidista, será sumamente limitada, instamos a que se tenga debidamente en cuenta a todos aquellos que han esperado durante mucho tiempo su oportunidad de recibir ayuda”, declaró el obispo Mark J. Seitz, presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB).

Las declaraciones del obispo Seitz se producen tras la publicación oficial por parte de la Administración de la Determinación Presidencial sobre la Admisión de Refugiados para el Año Fiscal 2026, que permite el reasentamiento de hasta 7.500 refugiados durante el próximo año. Este es el límite más bajo desde que el Congreso creó el programa en 1980.

A principios de este año, más de 100.000 personas ya habían sido sometidas a un exhaustivo proceso de selección por parte del gobierno estadounidense y habían recibido la aprobación condicional para obtener el estatus de refugiado en Estados Unidos, incluyendo niños vulnerables y personas que buscaban reunirse con sus familiares. Sin embargo, el primer día de su segundo mandato, el presidente Trump firmó una orden ejecutiva que suspendía indefinidamente el reasentamiento de refugiados. Desde entonces, muy pocos refugiados han podido viajar a Estados Unidos como excepciones a dicha orden ejecutiva, en consonancia con las recientes acciones presidenciales que priorizan a los afrikáneres de Sudáfrica en virtud de la Orden Ejecutiva 14204.

Obispo Mark Seitz. Foto Google.

A continuación, la declaración completa del obispo Seitz:

Durante más de 45 años, el Programa de Admisión de Refugiados de EE. UU. ha sido, y sigue siendo, una vía legal segura para personas de todo el mundo que cumplen con los requisitos para la protección humanitaria. Es un mecanismo vital mediante el cual nuestra nación puede ser un faro de esperanza para quienes enfrentan persecución y promover el respeto a la santidad de la vida humana. Lo que el presidente Reagan dijo en 1981 sobre la política de refugiados como «una parte importante de nuestro pasado y fundamental para nuestro interés nacional» sigue siendo muy cierto hoy.

Dado que la Administración ha indicado una continuación muy limitada de este programa históricamente bipartidista, instamos a que se considere debidamente a todos aquellos que han esperado durante mucho tiempo su oportunidad de recibir ayuda. También oramos para que se levante la amplia e indefinida suspensión de la admisión de refugiados e imploramos al presidente que ponga el programa a disposición de quienes realmente lo necesitan.

No podemos ignorar el trato desigual que reciben actualmente los refugiados. Al considerar las exenciones, es fundamental que se apliquen de manera coherente y sin discriminación por motivos de raza, religión u origen nacional, de conformidad con las normas nacionales e internacionales vigentes. El reasentamiento marcado por la percepción de discriminación injusta es contrario a la doctrina católica y a los valores estadounidenses esenciales, consagrados en nuestra Constitución y en las leyes de refugiados, incluida la igualdad de toda persona desde el momento de su creación por Dios.

A principios de este año, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) anunció que dejaría de funcionar como agencia nacional de reasentamiento. Sin embargo, el arzobispo Timothy P. Broglio, presidente de la USCCB, recalcó que esta decisión no significaba que la Iglesia católica abandonaría la ayuda a los refugiados y otras personas necesitadas, sino que la USCCB buscaría otras maneras de cumplir con el llamado del Evangelio a hacer lo que esté a nuestro alcance por los más vulnerables.

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