Al tiempo que el papa Francisco llegaba a Washington D.C., un grupo de cien mujeres, muchas de ellas indocumentadas, también llegaron a D.C. después de marchar 160 kilómetros desde un centro de detención en York, Pennsylvania, con el fin de saludar al Papa.
La trabajadora doméstica Silvia González, que caminó con el grupo, dijo que la marcha pretende enviar el mensaje de que las familias deben estar unidas y no ser separadas por las políticas de inmigración de Estados Unidos.
González expresó: “Mi mensaje para él es un mensaje para la paz, la dignidad, el amor, para que las familias estén unidas. Mi mamá vive en México. Hace quince años que estoy en Estados Unidos y no he visto a mi mamá por esos quince largos años. Vivo aquí, mi hija y mi nieta también viven aquí. Y sé que puedo ir a visitar a mi madre, pero no podría regresar”.
Según informes, el Papa había querido comenzar su viaje a Estados Unidos cruzando la frontera desde México, pero el plan tuvo que ser desechado por razones logísticas. En enero, Francisco dijo: “Entrar desde la frontera con México sería una cosa bella, como una señal de fraternidad y de apoyo para los inmigrantes”.