Por Teresa Gurza
Vivo en el estado de Morelos donde se recomienda no levantar piedras, para no correr el peligro de que salgan corriendo alacranes; recomendaciones que sigo al pie de la letra.
Pero pidiendo perdón a los alacranes que por malignos que sean no merecen esta comparación, nunca pensé que a nivel nacional llegara a ocurrir algo parecido; y que no podamos mover nada que tenga que ver con las y los políticos, sin que salgan corruptos y montones de corrupciones.
Casi todos los días pienso que como dicen los alcohólicos anónimos, hemos tocado fondo; pero diariamente compruebo, que estamos lejos de hacerlo.
Para llegar a tocarlo, debemos seguir ventilando cochinadas cometidas por dirigentes de todos los partidos y la mayoría de los funcionarios comenzando por el presidente Peña Nieto.
Y mientras asistimos pasmados a muestras de cinismo que ni en pesadillas veíamos, el país se nos derrumba; y no es exageración.
Si lo duda, vea noticieros, lea periódicos o entre a las redes sociales.
Pero por si acaso, aquí tiene algunos pocos datos de lo que digo:
La violencia y el miedo nos han cambiado hábitos y estilos de vida; desde que empezó esa guerra inventada por el presidente Calderón, se ha llevado más de 180 mil compatriotas que no se sabe si eran culpables o inocentes; y esta semana el Secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos, declaró que los soldados están hartos de perseguir delincuentes sin marco legal y todo en su contra.
En educación, pese a las reformas de cada sexenio, estamos fatal; reprobamos todas las materias de la prueba PISA, quedando casi a la altura de países mucho menos desarrollados como Haití; a la cola de los que integran la OCDE y muy por debajo de naciones de las que antes éramos referente, como Chile, Uruguay y Argentina.
En inversión pública, salarios y crecimiento, vamos para atrás.
La falta de empleos sobre todo para jóvenes y viejos, los desvíos de dinero fiscal, los gastos excesivos para auto-promocionarse, los escandalosos salarios de jueces, magistrados, consejeros, senadores y diputados, las prebendas y bonos de fin de año por cantidades groseras por desmedidas, en un país con la mitad de la población sobreviviendo en la pobreza; y los multimillonarios robos que cometen alcaldes, gobernadores, legisladores y miembros del gabinete que roban y se van, merman recursos que pueden emplearse en sacar a los compatriotas de esas vidas en las que de todo carecen.
Cómo estará la cosa, que la Organización de las Naciones Unidas acaba de urgir al gobierno ajustar su política social, advirtiendo que si en los próximos años no tenemos un crecimiento anual de cuando menos el seis por ciento, casi siete millones de mexicanos más, volverán a caer en la pobreza; y 53 millones no podrán salir de situaciones vulnerables, que les permiten hacer frente a enfermedades o aumento de precios en la canasta básica.
A lo anterior agregue que como el presidente Peña Nieto es tan atinado que pone un circo y le crecen los enanos, ahora le renuncia Casterns, causando un revuelo económico de grandes proporciones.
Añádale la posible llegada de millones de emigrados para los que no habrá empleo; el cierre de pequeñas empresas; los recortes de personal en algunas grandes, que se creía fuertes y estables como Televisa y TV Azteca; la depreciación diaria del peso; y que la deuda del país a bancos y entidades extranjeras, sube como la espuma de la champaña que abrirán en estas fiestas decembrinas los funcionarios que con dinero que es de todos disfrutarán de aguinaldos y bonos “secretos”, que sobrepasan un millón de pesos por persona.
En tanto, el salario mínimo a partir de enero en lugar de aumentar como presume el gobierno, perdió siete pesos; porque será del equivalente a tres dólares 42 centavos por ocho horas de trabajo, cuando era de cuatro dólares 42 por el mismo horario.
Decenas de miles de niños con cáncer, no están recibiendo las medicinas que necesitan por recortes en el sector salud.
Millones asisten a escuelas que carecen de baños, bebederos, paredes, pupitres o luz; o como en esa primaria de Los Mochis, a la que deben ir con cascos que los protejan de los tepalcates que caen del techo.
Millones de derechohabientes del Seguro Social se topan, aunque su director Mikel Arriola lo niegue, con falta de medicamentos tan básicos como desparasitantes.
En fin para que le digo más; estamos construyendo una vergûenza de país.