Cinco cuentos cortos

Por Marcos Winocur

1. “A mi querida OTAN”

Había escrito una historia de amor y quería dedicársela a su amante sin que su esposa se enterara. Tuvo suerte. Ocupaba un alto cargo en la OTAN y su amante se llamaba Onésima Torcuata Andrómeda Nomeolvides. Así que dedicó su historia de amor “A mi querida OTAN” con el beneplácito de su esposa que admiraba a la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

2. Un ladrón todo un caballro

¡No te muevas! Esto es un bolsazo psicológico ¿qué, no has oído hablar de bancazo psicológico, cuando llegas a la ventanilla del banco y anuncias a la cajera que has secuestrado sus chamacos, que los pondrás en libertad sólo a cambio de la lana, toda sin trampitas, y ella no sabe si le están haciendo el cuento o si de verdad sus chamacos…? Y por las dudas te da hasta su… su alma? Bueno, ahí tienes un bancazo psicológico, te digo, y esto es lo mismo: un bolsazo psicológico en plena calle. Me das tu bolsa o no respondo por tus chamacos… Bueno, bueno, nada de llantos, p’a que veas, soy una gente a todo dar, un profesional, te doy a elegir: ¿la bolsa o un secuestro express? ¿No sabes de qué se trata? Pues me alzo con la bolsa y su dueña, que por ti page rescate el novio o el papacito, no te conviene, venga la bolsa, ahhh ¿no que no? ya ves, mejor portarse como una niña educada. Ahora, yo me las tomo, tú te volteas contra la pared y en cinco minutos no te mueves, baaai, mi reyna.

3. Calles y matemáticas

Las calles del centro de la ciudad, como usted bien lo sabe, están numeradas, lo cual facilita su ubicación pero, a la vez, trae serias consecuencias. Un ejemplo: la calle número 4 no puede expresarse como 2+2 y tampoco como 2×2. Imagínese que usted detiene un peatón y le pregunta por la calle 2+2 y ante la sorpresa de éste, agrega: o bien la 2×2. El interpelado huye dando de gritos ¡socorro, un loco suelto¡

4. Cuento tanto erótico como pornográfico

Abrí la puerta sin previo aviso. Mi tía Eduviges estaba… y aquí el cuento se bifurca: esta tía estaba practicando el sexo oral con el jardinero, o bien: esta tía se la estaba chupando al jardinero. La primera versión es erótica, la segunda es porno, el lector elija. Prosigo con el cuento. Jaime, le dije al jardinero, cuando se desocupe, necesito hablar con usted. Y salí cerrando suavemente la puerta seguido de carcajadas. Una hora después, Jaime entraba a mi escritorio. Ah, sí, Jaime, pensándolo mejor, que las bugambilias vayan al frente de la casa y las margaritas a los costados. Como el señor lo disponga, y el jardinero se retiró cerrando suavemente la puerta.

5. Cosmocuento

Cuando le preguntaron cuántos años más quería vivir, pensó en 20.000 pero dijo 200.000. Para entonces algo habrá pasado, pensó, por ejemplo: contacto con los ET, o bien, si tenían prisa, habrían dejado algún mensaje para él. Y bien, el plazo estaba a punto de cumplirse y, 200.000 años después, ha registrado el planeta hasta el último rincón, más: el sistema solar, y todo permanece mudo. La humanidad había partido o se había extinguido y, por lo visto, ninguna visita llegó, tal vez debió pedir 2.000.000, en fin, a él lo habían olvidado, nadie se había acordado de dejarle un mensaje y lo demás, “lo demás es silencio” recordó una página literaria, y la casa vacía, murmuró. A quién pedirle una prórroga… hizo memoria: aquí estaba la Casa Blanca, a la vuelta estaba el Machu Picchu, más allá la torre ¿cómo se llamaba? ¿La torre Louvre? Y por qué la Casa Blanca y no la Maison Blanche? Estaba fatigado, sabía que no le quedaba tiempo, se sentó en una piedra y segundos después le cayeron encima los 200.000 reduciéndolo a polvo literalmente y el polvo se hizo moléculas y las moléculas se dispersaron. El sol se ocultaba tras la línea del horizonte. De las nubes rojizas, comenzó a llover.

Marcos Winocur escribe desde México.

 

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