Crítica literaria: “La vida desnuda”, de Luigi Pirandello. Cuentos

Por Francisco Vélez Nieto

“Mi arte está lleno de compasión amarga por todos los que se engañan, pero esta compasión no puede ser seguida por la feroz irrisión del destino, que condena al hombre al engaño. Esta, en resumen, es la razón de la amargura de mi arte, y también de mi vida”.

Luigi Pirandello

Luigi Pirandello nació en Sicilia, la actual Agreto, un 28de junio de 1867 y falleció en 1937 cuando en fascismo italiano de Mussolini estaba en pleno euforia triunfalista, manifestándose el escritor públicamente partidario. Su acercamiento al partido fascista en los años veinte fue un hecho extraño, aunque no puede desligarse de su proximidad a cierta vanguardia italiana.

Pidió la entrada directamente a Mussolini, tras el asesinato de Giacomo Matteotti en 1924, y apoyó al mandatario por ese hecho. Todo ello causó sorpresa y malestar entre sus muchos incondicionales lectores en la sociedad italiana subyugada que padecía las “inclemencias” del fascismo mussoliniano, aunque también se vio su postura como una manera de ir contra la corriente intelectual.

El Régimen fascista, siempre necesitado de apoyos de prestigio, le nombró presidente de la Accademia italiana recién fundada, algo que lo sirvió en cierta medida para alejarse del feroz ejercicio de los gobernantes y sus camisas negras.

Esta militancia no fue un obstáculo para recibir el premio Nobel en 1934 en reconocimiento de su valor como novelista y autor teatral, magistral maestro del cuento y poeta, actitud por la que su renombre como creador literario no fue empañado. Por encima queda el recuerdo de su individualismo a ultranza, entierro ascético en una humilde caja y de su original literatura, especialmente de los relatos y las piezas teatrales que lo sitúan como una personalidad literaria e intelectual a caballo entre dos siglos de historia. Sin que esto rebaje ni un ápice su monumental obra creativa.

Ante la especulación e incógnita dada la figura indiscutible de su valía como autor con personalidad propia, cabe preguntarse, si de haber vivido más años, qué actitud hubiese sido la suya a mantener desde 1937 hasta el final en 1945 en una Europa convulsiva azotada por la barbarie del Holocausto y la guerra más estremecedora y sangrienta del siglo XX, en la que el fascismo italiano protagonizó junto a la Alemania de Hitler y la sublevación militar que provocó una cruenta Guerra Civil en España, el terror sangriento de la barbarie, siendo los malvados protagonistas cómplices y culpables de las tragedias.

Desde mi punto de vista, creo, tal como el mismo escribió ser “Hijo del Caos y no alegóricamente, sino de verdad, porque nací en un campo nuestro que encuentra cerca de un intricado bosque denominado, en forma dialectal, Cávusu”, que es “la corrupción dialectal del genuino y antiguo término griego Xaos “.

El paisaje y las tradiciones sicilianas, la pasión por los clásicos, los estudios en la Universidad de Bonn…” Creo que su postura ante los sangrientos extremismos criminales de los hechos, habría provocado, como a otros muchos creadores, abandonar ese nacionalsocialismo que inundó de terror y luto la vieja Europa con los dictadores de Mussolini, Franco y Hitler.

Mas por encima de todo ese largo y nefasto capítulo de la historia del viejo continente hoy en pleno estado de decadencia, un mundo social y político donde solamente el dinero tiene el mando y la palabra, sus Cuentos para un año muestran la viva capacidad comprometida y la fantasía de un escritor atormentado consigo mismo que continúa vivo representando la consagración de toda una época que continúa siendo válida y necesaria en el presente, por su realismo y ese estilo donde la ternura y el buen humor crítico cuenta las sencillas historias cotidianas de la gente corriente en su diario quehacer.

Para Luigi Pirandello, “el tiempo existe solo porque el sujeto lo concibe y lo experimenta. Se trata de una comprensión muy cercana al tiempo bergoniano, como acumulación de eventos diferentes que adquieren y sentido en la conciencia”

Pirandello, muestra en su obra ser escritor de ideas, unas ideas con las que impregna y viste a los protagonistas de su propia realidad según las circunstancias que va dictando el vivir y desvivir por los que discurren fragmentos de las vidas que se representan, las reacciones y acontecimientos que ellas mismas provocan.

Personajes siempre en busca de un autor que los haga verdaderos actores con fidelidad y compromiso. Que el autor prometa narrar lo real envuelto en una literatura amena y cotidiana donde el humanismo y la compresión de los hechos no sean disfrazados de dulzuras y parabienes, porque la vida es como es. Una cotidianidad que se debe a la propia existencia del espejo donde se ve reflejada.

El creador de Cuentos para un año se había propuesto alcanzar los trecientos sesenta y cinco, uno por cada día del año. Mas no logró convertir su deseo en realidad por lo que la cifra se vio recortada debido relatos, lo que no resta nada en absoluto la calidad de los contendidos de todos los que están. Y como escribió en su día Josep Pla “Estos cuentos para un año de Pirandello son decisivos, porque de ellos ha salido todo el teatro del autor —por no decir—”.

Francisco Vélez Nieto escribe desde España.

Fuente: ARGENPRESS CULTURAL

 

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