Foto: Panampost.com
Por Rodolfo Ardiles Villamonte*
Nuestro país comenzó la pandemia del COVID 19 con apenas 100 camas UCI para poco más de 31 millones de peruanos. Al mismo tiempo las clínicas y farmacias privadas comenzaron a especular sus precios a niveles de usura, mientras los cadáveres se acumulaban en las morgues y no alcanzaban los hornos crematorios para tantos caídos, a la fecha la pandemia ya ha cobrado la vida de 56,149 compatriotas.
Con esta columna no pretendo inclinar la opinión de nadie hacia un candidato u otro, ambas opciones me parecen igual de desastrosas. Pero ahora que nos dicen que corremos el riesgo de convertirnos en Venezuela, vale la pena revisar qué tan lejos estamos de aquella nación.
He titulado este post “cuando las vacas eran gordas”, y por las vacas gordas habría que comenzar. La derecha conservadora no se equivoca cuando nos dice que el Perú ha pasado por periodos de incremento extraordinario en su Producto Bruto Interno (PBI). Entre los años 2010 (7.6%), 2011 (7%) y 2012 (6.29%) el PBI peruano figuraba entre los que más se expandieron en la región.
Fueron los años de mayor crecimiento y ahorro. En 2012 por ejemplo el ahorro nacional bruto (diferencia entre el ingreso disponible y el consumo final anualizados, luego de descontar los aportes a los fondos de pensiones) mostraba que el Perú estaba por encima del promedio mundial (19.73%) con un valor del 23% del PBI, según data del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Con tan buenos resultados sería lógico esperar que el bienestar social en el Perú estuviera liderando la región, pero lo que creció fue la desigualdad.
Al analizar nuestro gasto per cápita en salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos sitúa por debajo del promedio mundial. En el año 2011 el Perú ocupó el puesto 97 entre 188 países, donde la nación latinoamericana mejor posicionada fue la Argentina de Kirchner que ocupó el puesto 44.
Pero la cosa es peor de lo que parece, por ejemplo en la incidencia de tuberculosis nos ponen por encima de la tendencia mundial (quizá por ello el COVID nos golpea tan fuerte) en nuestro país hay 101 personas con tuberculosis, por cada 100 mil habitantes. Según la OMS en 2011 de un total de 145 países el Perú estaba en el puesto 100…. es para llorar.
Y aquí vienen números realmente malos que explican nuestra actual tragedia. Hace poco más de una década la OMS ya alertaba que en el Perú existía una preocupante escasez de camas de hospital, encontrándonos por debajo del promedio mundial con 1,50 camas por cada 1000 habitantes. Por esas mismas fechas la innombrable Cuba tenía 5,90 camas por cada 1000 cubanos, con una población considerablemente menor a la nuestra y un bloqueo económico de décadas.
Esto se hace más difícil de entender cuando comprobamos que por esas fechas el Perú tenía uno de los niveles de inflación más bajos del mundo (apenas 3%) y los volúmenes de inversión extranjera directa más altos de la región, solo por debajo de Chile, según el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN).
¿Por qué cuando las vacas estaban tan gordas a los peruanos les tocó pasar por tantas privaciones?, sigamos viendo. En el ámbito rural, justamente el espacio de donde viene la mayor parte de los votos del señor José Pedro Castillo Terrones, representante de la llamada izquierda radical; ni siquiera la mitad de la población rural accede a instalaciones sanitarias adecuadas.
El Perú se encontraba por debajo del promedio mundial (66,56%) con 38,4% de la población rural con acceso a instalaciones mejoradas de saneamiento según la OMS y la UNICEF.
En el 2011 de 147 países nosotros nos encontrábamos en el puesto 96. El país sudamericano mejor posicionado fue el Uruguay del socialista José Mujica, ubicándose en el puesto catorce con un indicador de 97,8%.
¿Hemos mejorado en los últimos años?, mientras el modelo económico se mantuvo con total rigidez, aplicando la reducción de gasto como solución a cualquier problema, el bienestar social siguió rezagado. El gasto público en salud se mantuvo por debajo de la media mundial (4,18%) con un valor de 3,32%. En el 2014 el Perú se encontraba en el puesto 104 de entre 189 países. En la región el mejor posicionado, otra vez, fue Uruguay que ocupó el puesto 40 con un gasto de 6,11%.
El gasto per cápita en salud también siguió por debajo de la media mundial (US$1318,36) con un valor de US$656,18. Es decir en el Perú se invierten US $662.18 menos per cápita que en la media mundial. En 2014 ocupamos el puesto 99 entre 198 naciones, Uruguay ocupó el puesto 45 con un valor de US$1792,18 de inversión per cápita en salud.
Podríamos seguir enumerando cifras pero no es mi intención desarrollar una tesis, quienes se pasaron terruqueando y queriendo señalar como radicales a la izquierda democrática y liberal; ahora están temblando porque una opción de extremos Stalinistas ha pasado a la segunda vuelta. Precisamente el socialismo democrático o lo que es lo mismo, la socialdemocracia es el camino que evita (así ocurrió en Europa por ejemplo) la emergencia del extremismo.
Si Stalin no deglutió a Europa en la posguerra fue porque el estado de bienestar lo impidió, cuando la población es arrojada a la desesperación, saltar al abismo es una tentación permanente. Espero que la derecha bruta aprenda la lección.
*Rodolfo Ardiles Villamonte