Daniel Ortega en El Salvador

Juez Juan Antonio Durán denuncia acoso policial-militar. Foto: EDH

 

El juez tercero de Sentencia de San Salvador, Juan Antonio Durán, denunció ayer acoso militar y policial. En sus redes sociales el aplicador de justicia detalló que elementos de la Policía Militar y de la Policía Nacional Civil estaban afuera de su vivienda.

Por Leonel Herrera*

Durán ha liderado las protestas de trabajadores del Órgano Judicial contra el intento gubernamental de apartar a un tercio de los jueces del país, mediante una reforma a la Ley Orgánica Judicial que obliga a renunciar a los jueces mayores de sesenta años o con más de treinta años de servicio.

Organizaciones como FESPAD, CRISTOSAL y la Fundación para el Debido Proceso advierten que —con el dudoso argumento de depurar a jueces corruptos— el oficialismo busca poner jueces que estén a su servicio, como ya lo están los magistrados impuestos en la Sala de lo Constitucional y la mayoría de la Corte Plena.

En tal sentido, el acoso policial-militar contra el juez Durán tiene el claro propósito de intimidar a quienes se resisten a la consumación del golpe gubernamental contra la independencia judicial.

Ayer mismo, mientras utilizaba a la Policía y al Ejército para amedrentar al referido juez, el presidente Nayib Bukele también usaba la mentira y la difamación para desprestigiar a la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), instancia que ha denunciado los constantes atropellos contra la libertad de prensa y ataques a periodistas.

Para ello el mandatario vinculó falazmente a uno de sus directivos en actos vandálicos durante las protestas antigubernamentales del pasado 15 de septiembre, hechos violentos que -por cierto- está documentado que fueron realizados por infiltrados movilizados presuntamente por el mismo gobierno.

Lo anterior confirma la falta de escrúpulos de Bukele, quien -con tal de descalificar a sus críticos- es capaz de violar las leyes y faltar a los principios éticos más elementales, lo cual refleja su baja estatura moral para ocupar el cargo de presidente de la república.

Volviendo a las intimidaciones contra el juez Durán, éstas confirman que en el país se consolida un régimen de persecución contra toda persona, institución u organización que disienta o se oponga a los propósitos autoritarios y delirios dictatoriales del mandatario.

En editoriales anteriores advertimos que El Salvador podría llegar a estar como Nicaragua si la población no pone freno a las ansias totalitarias de Bukele. Metafóricamente puede decirse que “Daniel Ortega ya está en nuestro país” y que depende de la ciudadanía que se quede o se vaya.

*Leonel Herrera es periodista y director ejecutivo de ARPAS

 

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