Niñas de la frontera llegan a Atlanta

Foto; NAM.
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Por Johanes Rosello

MundoHispánico fue testigo del reencuentro de varias familias cuyos hijos llegaron a Atlanta tras permanecer semanas en centros de detención.

Ésta es la primera parte de un informe especial sobre los niños que permanecen en centros de detención con futuro incierto. Algunos ya están siendo deportados a sus países de origen, otros son enviados al encuentro de sus padres.

Aquí el momento del reencuentro en el aeropuerto Hartsfiel Jackson International de Atlanta.

Con lágrimas de emoción, abrazos interminables y una felicidad incontenible se produjo el añorado reencuentro de varios niños que volvieron a ver a sus padres después de muchos años de separación obligada.

MundoHispánico presenció el momento en que llegaron los pequeños migrantes al Aeropuerto Hartsfield-Jackson de Atlanta procedentes de centros de detención en la frontera.

“Hoy sí me siento completamente feliz”, dijo a este medio la salvadoreña Wendy Tatiana González, de 16 años, que se reencontró con su madre Cecilia, a quien no veía desde los cinco años. “Tanto que había anhelado esto hasta hoy que se me cumple ver a mi mamá”, dijo la jovencita, que estuvo detenida en California y que no salía de su asombro de estar al lado de su madre.

“He llorado muchos años”, dijo por su parte la madre de Wendy. “No puedo olvidar el día en que salí de allá (El Salvador). Ella se tapó su carita y decía ‘no te vayas mamá’”, recordó la madre.

En el aeropuerto también aguardaba ansiosa la guatemalteca María Domingo, que después de 15 años volvería a ver a su hija, Ana, la bebé que dejó cuando tenía nueve meses en San Sebastián Coatán. La joven llegó procedente de un centro de detención de Arizona.

“Sentí el calor de mi mamá. Hace como 15 años que no la conozco, ahora estoy muy feliz y agradecida con Dios por reunificarme con mi mamá”, dijo Ana minutos después de abrazarla, llorar sin consuelo y conocer a sus hermanos: Urbano, de 13 años; Osvaldo, de 11; Alex, de 8 años, y Cecilia, de 4.

Ana, que llegó a Arizona el 16 de junio, aseguró que en el centro de detención la trataron con cariño y la cuidaron bien.

Una experiencia diferente fue la que vivió Wendy, cuya madre aseguró que la niña salió huyendo de la violencia de su país y que tuvo que pagar 9 mil dólares para traerla, dinero que obtuvo con la ayuda de muchas personas.

“Dormía en el piso, aguantaba hambre, había momentos en que no me apetecía la comida y mejor aguantaba el hambre. El agua era horrible porque le echaban demasiado cloro… Fue horrible. No quisiera volverlo a vivir nunca más”, señaló la muchacha.

 

Georgia y los pequeños migrantes

A cientos de millas de la frontera mexicana, la crisis de los miles de niños que llegan de Centroamérica se siente muy de cerca en Georgia.

Varios vuelos donde viajaban pequeños que estaban detenidos en la frontera arribaron al Aeropuerto Hartsfield Jackson la semana pasada. Estos niños se reunificaron con sus familias residentes en Georgia y estados aledaños como Alabama.

La reunificación familiar es una de las medidas que ha tomado el gobierno para atender el estado de emergencia por la llegada masiva de menores solos. Sin embargo, el gobierno advirtió que la mayoría serán deportados.

El presidente Barack Obama pidió al Congreso 3.7 mil millones de dólares que serían destinados a contratar más jueces de inmigración y a habilitar más centros de detención para lidiar con la crisis, pero la mayoría republicana en la Cámara de Representantes declinó la solicitud.

“Ahora mismo el Congreso tiene la capacidad de trabajar con nosotros, con los funcionarios locales, grupos religiosos y organizaciones sin fines de lucro que están ayudando a cuidar de los niños”, manifestó el presidente durante un mensaje en Texas la semana pasada.

Por el momento, el gobierno no ha dicho exactamente cómo manejará la crisis, lo que sí ha recalcado es que es poco probable que los menores sin acompañante puedan permanecer en el país pues no son candidatos para recibir ayuda humanitaria.

Las organizaciones religiosas están desempeñando un papel importante en el cuidado de los pequeños. En Georgia, por ejemplo, Georgia Baptist Children’s Homes and Family Ministries respondió al pedido del gobierno de cuidar de algunos niños migrantes.

“Entre 1998 y 2005 nuestro ministerio ofreció un programa de residencias exitoso para cientos de niños sin acompañantes de aproximadamente 53 países. En marzo de este año, nuestra agencia fue contactada por la Oficina de Reasentamiento de Refugiados preguntando sobre nuestra capacidad de proveer estos servicios otra vez”, dijo James S. Harper, presidente de Georgia Baptist Children’s Homes.

Al cierre de esta edición, se desconocía si ya habían llegado niños al hogar. Harper dijo, por medio de un comunicado, que aún afinaban algunos detalles con las agencias federales y estatales para poder asistir a los niños.

 

Polémica y ruego

Los migrantes no han sido recibido con agrado por algunos y lo ocurrido hace unos días en Murietta, California, donde un grupo de activistas antiinmigrantes les gritaron insultos mientras ingresaban en autobuses a centros de detención, hace eco en Georgia.

Aquí, el ex legislador federal por Georgia Bob Barr, que nuevamente busca un escaño en el Congreso, lanzó duras palabras contra los niños que están cruzando la frontera e hizo un llamado al gobernador Nathan Deal a que tome acción para prevenir que estos pequeños sean traídos a Georgia.

Barr exige al presidente Obama que notifique de antemano al estado si planea enviar “ilegales” y a Deal que presente una petición para evitar que las agencias federales involucradas ingresen a Georgia con “autobuses llenos de ilegales”.

El hijo de Barr, que también es su director de campaña, dijo a The Atlanta Journal-Constitution (AJC) que contactaron a la administración Obama y a miembros del Congreso y les confirmaron que “algunos de esos ilegales” ya llegaron a Georgia y más están en camino”.

En Georgia también hay quienes han expresado públicamente su apoyo a los pequeños migrantes.

La semana pasada, un grupo de personas encendió velas en el parque Woodruff de Atlanta para orar por los niños y para que el gobierno encuentre una solución sensible y digna para esta crisis.

“Estos son niños y deberían ser alojados como refugiados en EE.UU. Estos son niños que están huyendo del crimen y la violencia de sus países… buscando un mejor futuro, buscando reunirse con sus familias”, dijo Eduardo Samaniego, que organizó una vigilia a favor de los niños inmigrantes.“Estos son niños y deberían ser alojados como refugiados en EE.UU. Estos son niños que están huyendo del crimen y la violencia de sus países… buscando un mejor futuro, buscando reunirse con sus familias”, dijo Eduardo Samaniego, que organizó una vigilia a favor de los niños inmigrantes.

 

Mirando hacia el futuro

Tanto Ana como Wendy, las jóvenes inmigrantes que se acaban de reencontrar con su familia, tienen planes que sueñan realizar aquí.

“Mi plan es estudiar, porque mi mamá me está apoyando mucho, gracias a ella estoy aquí”, dijo Ana.

“En agosto va a entrar a clases, primero Dios. Que estudie, que se prepare…”, dijo Cecilia sobre la metas que tiene para su hija Wendy.

Sin embargo, lo que le depara a estas adolescentes todavía es incierto.

La abogada de inmigración Rebeca Salmon sostuvo que hay pocas posibilidades de que niños como Ana y Wendy puedan permanecer en el país.

“Esto no luce muy favorable. Ellos serán deportados a menos de que tengan un reclamo válido para pedir asilo”, opinó Salmon, que ha visto un incremento en las personas que llegan buscando asesoría relacionada con estos casos en los últimos tres meses.

Agregó que en el Undécimo Circuito, al que pertenece Georgia, históricamente solo el 2% de los casos de asilo son exitosos.

Fuente: New America Media

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